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Es pertinente discutir ciertos aspectos hemodinámicos

de la RCP. El flujo coronario generado por la compresión

torácica depende directamente de la presión de perfu-

sión coronaria, definida como la gradiente entra la presión

aórtica y la presión en la aurícula derecha durante la fase

de descompresión torácica. La presión arterial durante la

fase de descompresión depende de la cantidad de sangre

eyectada por la compresión anterior y la resistencia vascular

periférica, de ahí la importancia de la técnica de compre-

sión torácica y la justificación de agentes vasoconstric-

tores. La cantidad de sangre que fluye a través del circuito

coronario – por territorios no ocluidos – es directamente

proporcional a esta presión de perfusión coronaria. Estu-

dios preclínicos y clínicos han demostrado la existencia de

un umbral de presión de perfusión coronaria de aproxima-

damente 15mmHg bajo el cual es prácticamente imposible

reestablecer actividad cardíaca (41). En ausencia de medi-

ción directa de la presión en aurícula derecha, uno puede

asumir un valor cercano a 10mmHg y por lo tanto dirigir las

maniobras de reanimación para lograr mantener la presión

arterial durante la descompresión a un nivel mayor de

25mmHg (42). Para lograr este objetivo se debe asegurar

que las maniobras de compresión torácica se efectúen en

forma óptima. Similarmente, la decisión de administrar

un agente vasoconstrictor en presencia de un monitoreo

directo de la presión arterial no requiere seguimiento ciego

de un algoritmo siendo preferible administrar la dosis para

exceder este nivel umbral critico de 25mmHg (Tabla 2). Si

bien no existen estudios comparativos en el uso de presión

arterial invasiva para guiar el uso de adrenalina, estudios en

animales apoyan esta alternativa (43,44).

En el territorio cerebral, debido a la existencia de válvulas

venosas a la entrada del tórax la presión generada en la

vena cava no se transmite a las venas yugulares. Por lo

tanto, la gradiente de presiones entre la presión aórtica

y las venas que drenan el circuito cerebral se mantiene

durante las fases de compresión y de descompresión de

modo que la perfusión cerebral se mantiene durante las

fases de compresión y de descompresión torácica.

Onda de fibrilación ventricular:

La frecuencia y amplitud de

la onda de fibrilación ventricular refleja el estado energé-

tico del miocardio. En la medida que transcurre el tiempo

en fibrilación ventricular la amplitud y frecuencia dismi-

nuyen eventualmente terminando en una asistolia. Con las

maniobras de RCP y en relación a la generación de flujo

coronario, el proceso contrario ocurre y la frecuencia

y amplitud aumentan (45). La probabilidad de que un

choque eléctrico logre terminar la fibrilación ventricular

y que se restablezca una actividad eléctrica y mecánica se

puede predecir basada en análisis de estas características

de la onda de fibrilación ventricular (46). Estas observa-

ciones han generado interés en incorporar tecnología

para análisis continuo de la onda de fibrilación ventricular

durante las maniobras de RCP para decidir el momento

óptimo para intentar la desfibrilación eléctrica. Se anti-

cipa que futuros desfibriladores tendrán incorporada esta

capacidad de análisis.

Diagnóstico diferencial:

Durante la RCP, es también impor-

tante considerar el mecanismo precipitante del paro

cardíaco y plantearse alternativas de manejo. Por ejemplo,

en los casos de toxicidad cardíaca por hiperkalemia, el uso

de sales de calcio y bicarbonato puede ser de utilidad. Una

fibrilación ventricular resistente al choque eléctrico puede

reflejar un contacto inadecuado de los parches de desfi-

brilación, técnica hemodinámica ineficiente, o la persis-

tencia de una oclusión coronaria requiriendo intervención

de urgencia que es posible efectuar mientras se mantiene

la RCP utilizando aparatos automáticos de resucitación. El

diagnóstico diferencial de la actividad eléctrica organizada

sin pulso incluye neumotórax a tensión, taponamiento

cardíaco, embolia pulmonar masiva, y también exsangui-

nación. En el diagnóstico diferencial, el uso de capnografía

es útil. Si se mantiene una ventilación constante, una

disminución del CO

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final espirado indica una disminución

del flujo generado lo cual puede ser una clave diagnóstica

de las condiciones anteriormente mencionadas.

La ecografía rápida puede ser muy útil durante la RCP,

especialmente para identificar condiciones causantes del

paro cardíaco y complicaciones asociadas a la reanimación

(47). Utilizando equipos portátiles y aprovechando inte-

rrupciones durante la compresión torácica, evitando inte-

rrupciones prolongadas de la RCP, visualizaciones rápidas

de estructuras cardíacas y pulmonares puede servir para

reconocer taponamiento cardíaco, embolia pulmonar

masiva, neumotórax y también para identificar la seudo

actividad cardíaca eléctrica sin pulso en la cual existe acti-

vidad contráctil ventricular y tiene un pronóstico mejor.

MANEJO POST-PARO CARDÍACO

Varios aspectos del manejo post-paro cardíaco influyen el

pronóstico final, y variabilidad en el manejo entre centros

hospitalarios se cree explica variabilidad en el pronóstico de

sobrevida (48). Se han recomendado iniciativas para reco-

nocer centros capacitados y con los recursos necesarios

para el manejo post-paro. Los elementos básicos incluyen

disponibilidad de cateterismo coronario, protocolos para

manejo de la temperatura corporal central, y experiencia

en la evaluación pronóstica neurológica además de la

capacidad para manejo de un paciente crítico.

[REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR INTRA-HOSPITALARIA DEL PACIENTE ADULTO - Raúl J. Gazmuri MD, PHD, FCCM]