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INTRODUCCIÓN

El dolor es la causa más frecuente de consulta en el

Servicio de Urgencia (SU), llegando a ser reportado por

el 78% de los pacientes y un tercio de ellos manifestando

dolor severo (escala igual o superior a 7/10) (1). A pesar

de lo frecuente del motivo de consulta, el tratamiento del

dolor está lejos de ser óptimo, reportándose en la litera-

tura numerosa evidencia de oligoanalgesia en los SU (2,3).

Existen reportes donde sólo un 60% de los pacientes con

dolor reciben analgesia y, de ellos, el 75% es dado de alta

sin resolución de sus síntomas (3). Los factores asociados al

mal manejo del dolor se han atribuido a la falta de educa-

ción y conciencia por parte de los profesionales de salud,

dificultades en la evaluación y reevaluación de los pacientes

(2), atochamiento o saturación en los SU (4), sesgos raciales,

etáreos y sociales (5,6). En nuestro país, no existen estu-

dios al respecto. Se ha constatado mal uso de los medi-

camentos como, por ejemplo, utilizar dos fármacos con el

mismo mecanismo de acción, evidentemente sin obtener

mejor resultado, pero exponiendo al enfermo a los efectos

adversos. Así, podemos observar que frecuentemente se

indican dos anti-inflamatorios no esteroidales (AINEs), como

Ketoprofeno, luego de no obtener analgesia, con la admi-

nistración de Ketorolaco en dosis plena. Resulta habitual

también, el uso fármacos de efecto moderado como AINEs,

en el contexto de pacientes con dolor severo. Peor aún es

la elevada tasa de prescripciones inadecuadas en el grupo

de pacientes adultos mayores, tanto en el fármaco elegido

como la dosis empleada (7).

EL PROBLEMA DEL DOLOR EN EL SERVICIO DE

URGENCIA

La importancia del manejo del dolor tiene fundamentos

éticos y profesionales (6), pero también importantes conse-

cuencias en la satisfacción usuaria de los pacientes. Tomar

en cuenta este punto es importante porque los pacientes

satisfechos tienden a responder mejor a los tratamientos.

Además, trabajar en un ambiente con buena satisfacción

usuaria reduce las demandas por mal

praxis

y mejora la satis-

facción profesional de los funcionarios (8). Por lo anterior, se

ha considerado la evaluación del dolor como un signo vital

más, tanto es así que la mayoría de los métodos estanda-

rizados de

Triage

incorporan la magnitud del dolor en sus

algoritmos. Desde otra perspectiva, los programas de manejo

del dolor estandarizados reducen los costos de la atención

médica con un uso más apropiado de recursos en el esce-

nario intrahospitalario y además, el manejo especializado

de los enfermos con dolor crónico disminuye la demanda

de pacientes para atenderse en urgencia, reduciendo otro

factor de “

overcrowding

” o atochamiento de las unidades de

emergencia (9).

[MANEJO DEL DOLOR AGUDO EN EL SERVICIO DE URGENCIA - Dra. Natalia Abiuso y cols.]

Por otra parte, debe considerarse que el dolor no es

la única fuente de sufrimiento de los pacientes en el

servicio de urgencia: la incertidumbre diagnóstica, los

tiempos de espera, las náuseas, la disnea, los problemas

económicos que implica la consulta, por mencionar sólo

algunos aspectos, son todas fuentes que pueden contri-

buir a la angustia de el. El alivio del dolor físico es sólo

un pilar de la atención integral del paciente, siendo de

gran relevancia, además el darse el tiempo para explicar,

ser empático, dar seguridad al enfermo, buscar buenos

tiempos de atención (1) y otras estrategias, que pueden

hacer que el paciente tenga una buena experiencia en

el SU.

La evaluación de la calidad del manejo del dolor en los SU

no está estandarizado aún. La

Joint Commission

, en su 5ª

edición de estándares para acreditación de hospitales (10),

publica lo siguiente dentro de sus estándares centrados en

el paciente:

PFR:

Patient and family rights

o Derechos del paciente

y su familia [2.3.]

El hospital apoya el derecho del paciente

a la evaluación y gestión del dolor y a la atención respetuosa

y compasiva al final de la vida.

COP:

Care of patient

s o Cuidado de los pacientes [6.]

Los pacientes reciben ayuda para gestionar el dolor en

forma efectiva. Los elementos medibles son:

• En función del alcance de los servicios que presta,

el hospital cuenta con procesos para identificar a los

pacientes con dolor.

• Cuando el dolor es el resultado que se espera de trata-

mientos, procedimientos o exámenes planificados, se

informa a los pacientes acerca de la probabilidad del dolor

y las opciones disponibles para su control.

• Los pacientes que padecen dolor reciben atención de

acuerdo con las directrices del manejo del dolor y de

acuerdo con los objetivos de control del dolor planteados

para el paciente.

• En función del alcance de los servicios que presta,

el hospital cuenta con procesos para comunicar a los

pacientes y a sus familias cuestiones relativas al dolor y

para educarlos acerca de cómo tratar con esta problemá-

tica.

• En función del alcance de los servicios que presta, el

hospital cuenta con procesos para educar al personal en

cuestiones relativas al dolor.

AOP:

Assessment of patient

o Evaluación del paciente

[1.5]

Durante la evaluación inicial y durante cualquier

reevaluación, se implementa un proceso de cribado para

identificar a los pacientes que sufren dolor. Los elementos