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[EVALUACIÓN DE GLIOMAS POR TÉCNICAS AVANZADAS DE RESONANCIA MAGNÉTICA - Dra. Cecilia Okuma MD, PhD y col.]

1. INTRODUCCIÓN

Los tumores cerebrales representan el 1.4% de las neoplasias

malignas diagnosticadas anualmente en Estados Unidos, se

asocian a mal pronóstico a pesar de un tratamiento opor-

tuno. Los gliomas son el tipo de neoplasia maligna primaria

cerebral más frecuente y se originan a partir de la proli-

feración anormal de células gliales. El tipo de glioma más

frecuente es el glioblastoma multiforme (GBM), siendo

la neoplasia primaria maligna más frecuente del sistema

nervioso central, se considera un tumor incurable, con

una sobrevida media de 15 meses pese a un tratamiento

agresivo. De acuerdo a la clasificación de la Organización

Mundial de la Salud (OMS), el GBM es un tumor grado IV, la

forma más agresiva de este tipo de tumores (1). La mayoría

de los GBM se originan

de novo

(GBM primario), mientras

que el GBM secundario es aquel que se origina de un glioma

de menor grado.

La resonancia magnética (RM) es el método imagenológico

de elección para la evaluación de los gliomas cerebrales.

Las técnicas convencionales de RM permiten obtener gran

información estructural en relación al tamaño y la ubica-

ción de la lesiones, sin embargo, esta información no es

suficiente para lograr una caracterización exhaustiva de

estos tumores. Por otra parte, la evaluación en el segui-

miento y la respuesta a tratamiento basada en el tamaño y

la captación de contraste constituye información inespe-

cífica que no permite discriminar entre progresión tumoral

y los cambios relacionados al tratamiento. Durante los

últimos 20 años, se han desarrollado múltiples técnicas

avanzadas de RM como la

difusión

(

Diffusion-Weighted

Image

,

DWI

), la

perfusión cerebral

y la

espectroscopía

por RM (ERM).

Los mecanismos de adaptación y resistencia a distintos

tipos de tratamiento, asociado a las características mole-

culares de los gliomas y la baja penetrancia de agentes

quimioterapéuticos a través de la barrera hemato-en-

cefálica (BHE) contritribuyen al fracaso en el desarrollo

de nuevos fármacos para el tratamiento de este tipo de

tumores. Uno de los principales obstáculos en el desarrollo

de nuevas estrategias es la falta de variables de observación

confiables para utilizar en ensayos clínicos. La sobrevida

global se considera el

Gold Standard

en la determinación

de la eficacia de un tratamiento, mientras que los períodos

libres de enfermedad (PFS, por su sigla en inglés) y las tasas

de respuesta son criterios indirectos de evaluación de las

terapias, evaluados por RM (2).

El objetivo de este artículo, es revisar los fundamentos

físicos de las técnicas avanzadas de RM más utilizadas en

la práctica clínica y su relación con los distintos procesos

fisiopatológicos de los gliomas cerebrales. Se discutirá la

evidencia que sustenta el uso de estas técnicas en distintos

escenarios clínicos y la importancia de su adecuada inter-

pretación en neurooncología.

2. FISIOPATOLOGÍA DE LOS GLIOMAS CEREBRALES

Los gliomas cerebrales se pueden clasificar en tumores

de alto o bajo grado, utilizando distintos parámetros

histopatológicos como la presencia de atipias nucleares,

número de mitosis por campo, celularidad y la presencia

de proliferación vascular y/o necrosis. Se consideran

tumores de alto grado el GBM, el astrocitoma anaplásico,

el oligondendroglioma anaplásico y el oligoastrocitoma

anaplásico (1).

Los tumores de alto grado poseen alta densidad celular y

una gran capacidad de infiltración local, lo que favorece

su visualización en las técnicas de RM debido a la impor-

tante disrupción de la arquitectura normal cerebral. Los

tumores de alto grado además presentan niveles elevados

de expresión de citoquinas proangiogénicas como el

factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), lo que

genera una proliferación vascular patológica, con vasos

de neoformación que exhiben características diferentes

de los vasos normales, habitualmente de mayor diámetro

y permeabilidad alterada, que determinan la formación

de edema vasogénico. Estas alteraciones, se distribuyen

en forma heterogénea dentro del tumor, por lo que, los

cambios mencionados coexisten con áreas de hipoper-

fusión y de necrosis. La relevancia de reconocer la exis-

tencia de estos procesos patológicos se debe a que todos

ellos pueden ser estudiados y en algunos casos, cuantifi-

cados, utilizando técnicas avanzadas de RM (3).

En el tejido cerebral sano, la BHE impide el paso de medio

de contraste (MC) al parénquima cerebral. La disrupción de

BHE genera acumulación del MC en el espacio intersticial

y el parénquima, acortando el tiempo de relajación T1, lo

que permite utilizar el aumento de señal en imágenes por

resonancia como un marcador de este fenómeno. Las alte-

raciones de la vascularización tumoral son un importante

blanco terapéutico, por lo que la medición no invasiva de

la respuesta vascular, mediante técnicas de perfusión por

RM es de suma importancia (4). Es interesante destacar,

que la perfusión y la permeabilidad vascular representan

dos fenómenos que reflejan cambios macro y microvas-

culares, respectivamente, por lo que las áreas de alto

volumen cerebral no necesariamente se corresponden con

las áreas de mayor permeabilidad.