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tura numerosos estudios que sugieren que algunas interven-

ciones realizadas durante el perioperatorio podrían mostrar

su efecto meses e incluso años después de la cirugía.

Uno de los primeros trabajos que sugirió que una inter-

vención durante el perioperatorio podría tener un efecto a

largo plazo fue el de Mangano en 1996 (18). En su trabajo,

el autor mostró que los pacientes con enfermedad coro-

naria o riesgo de enfermedad coronaria sometidos a cirugía

no cardíaca que recibían un betabloqueador durante el

perioperatorio tenían una menor mortalidad hasta 2 años

después de la cirugía.

El año 2005, T. Monk (19), encontró una relación entre la

profundidad anestésica (medida con Indice Biespectral

(BIS)) y la mortalidad un año después de la cirugía. Poste-

riormente aparecieron otros trabajos que mostraban que el

manejo anestésico podía condicionar efectos a mediano y

largo plazo difíciles de explicar, como recurrencia de cáncer

varios años después de la cirugía (20,21), infección de

herida operatoria (22), incidencia de dolor crónico, y dete-

rioro cognitivo permanente en los pacientes añosos.

Si bien a primera vista parece difícil entender cómo una

intervención única puede manifestar sus efectos varios

meses e incluso años después, existe una explicación fisio-

patológica que permite entender este fenómeno. En forma

simplificada, el acto quirúrgico, la anestesia, las transfu-

siones, la hipotermia, los opioides y la activación del sistema

nervioso autónomo producirían inflamación, inmunomo-

dulación y alteración de la oxigenación. Estos fenómenos

fisiopatológicos podrían traducirse a corto plazo en infec-

ción del sitio operatorio y a más largo plazo, en patología

coronaria, recurrencia de cáncer, dolor crónico y deterioro

cognitivo permanente.

-Infección de herida operatoria.

Ya el año 1996 se publicó

un trabajo que mostraba una menor incidencia de infección de

herida operatoria en pacientes sometidos a cirugía de colon

cuando la temperatura corporal era mantenida con medios

activos de calentamiento sobre 36.5ºC comparado con un

grupo control, en que se permitía que la temperatura descen-

diera pasivamente llegando hasta 34.5ºC (22). También se ha

sugerido que la atenuación de la respuesta neuroendocrina

durante la cirugía mediante el uso de anestesia epidural, y

el aporte de una mayor concentración de oxígeno en el aire

inspirado produciría una disminución de la infección del sitio

operatorio. El elemento común en estas tres medidas sería una

mejor oxigenación de los tejidos, ya sea evitando la vasocons-

tricción producida por la hipotermia, evitando la vasoconstric-

ción secundaria a la activación simpática (23) o aumentando la

cantidad de oxígeno disuelto en la sangre (24,25), postulán-

dose así la teoría que esto se traduciría en una mejor función

de los neutrófilos y otras células del sistema inmune, evitando

que la contaminación de la herida operatoria (por gérmenes de

la piel), se transforme en una infección.

-Recurrencia tumoral:

También se ha planteado la posibi-

lidad que el uso de opioides en el perioperatorio de cirugía

oncológica pudiese aumentar la recurrencia o aparición de

metástasis años después de la cirugía. Esta posibilidad ha

sido apoyada por trabajos retrospectivos en cáncer de mama

(21), cáncer de próstata (20) y melanoma (26). Aparen-

temente el perioperatorio sería un período crítico en la

producción de metástasis, ya que la manipulación del tumor

liberaría células tumorales hacia el torrente sanguíneo. El

que estas células finalmente se transformen en metástasis

va a depender, por un lado, del poder de angiogénesis de

las células tumorales y por otro de la capacidad del sistema

inmune, especialmente de la inmunidad celular, de destruir

estas células. Se ha observado la capacidad de los opiodes

de producir una modulación del sistema inmune, inhibiendo

tanto la inmunidad celular como humoral. Por otro lado

los opioides interactúan con las citoquinas inflamatorias y

podrían regular la expresión genética del receptor μ-opioide

(MOR), el cual se ha asociado a crecimiento tumoral y metás-

tasis. En la actualidad los resultados de los estudios que

relacionan el uso de opioides con la recurrencia de cáncer a

largo plazo son contradictorios y si bien hay alguna evidencia

que favorece el uso de anestesia regional en vez de opioides

para el manejo del dolor postoperatorio en este grupo de

pacientes, por ahora, no se justifica un cambio de conducta

en el manejo de los pacientes oncológicos (27).

-Dolor crónico postquirúrgico:

Tradicionalmente se

ha pensado que el dolor postoperatorio es autolimitado,

manteniéndose por días o, a lo más, semanas. Sin embargo,

desde su primera descripción por Crombie en 1998 (28), el

diagnóstico de dolor crónico postquirúrgico (DCPQ), defi-

nido como un dolor que se mantiene por más de dos meses

después de una cirugía, se ha transformado en una verda-

dera epidemia. La magnitud de este cuadro puede ser muy

variada, desde leve hasta afectar notablemente la calidad

de vida. En un estudio reciente (29) se encontró una inci-

dencia de DCPQ a los 4 meses de 18% (hernioplastía 13.6%,

histerectomía vaginal 11.8%, histerectomía abdominal

25.1%, toracotomía 37.6%). Después de un año la mitad

de los pacientes persistían con DCPQ y al segundo año

un tercio de los pacientes continuaba con DCPQ. Se han

planteado varios factores determinantes de la aparición

de DCPQ, mencionándose características de los pacientes,

factores quirúrgicos, factores genéticos y la intensidad

del dolor preoperatorio y postoperatorio. Los mecanismos

postulados como causantes de este cuadro incluyen daño

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(5) 747-755]