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tesia regional o general y por lo tanto, cualquier deterioro

cognitivo se debía a factores ambientales asociados a la

patología, el estrés quirúrgico o el cambio de ambiente que

tendía a empeorar el deterioro basal de estos pacientes. Sin

embargo, en los últimos años han aparecido trabajos que

evidencian que animales expuestos a halogenados mues-

tran en el estudio histopatológico del cerebro acumulación

de cuerpos amiloídeos, similares a los que se encuentran

en las autopsias de pacientes con Alzheimer, aumento en

la apoptosis neuronal, fosforilación Tau y cambios mito-

condriales, todos elementos sugerentes de neurotoxicidad.

Además se vio en animales prematuros que la exposición a

los halogenados y a otras drogas anestésicas producía una

alteración de la migración neuronal. Los numerosos trabajos

que mostraban el efecto deletéreo de las drogas anesté-

sicas sobre el cerebro en animales de experimentación fue

tomado en forma escéptica por gran parte de la comunidad

anestesiológica, pues dudaban que aquellos resultados

fueran extrapolables al ser humano. Sin embargo, la publi-

cación de Robert T. Wilder el año 2009 (36) que demostraba

un peor desempeño cognitivo en los niños que habían reci-

bido múltiples anestesias (3 o más), encendió las alarmas.

Trabajos prospectivo más recientes no han mostrado efectos

de una anestesia general única en niños de término, compa-

rado con anestesia regional, en el desarrollo cognitivo a los

2 años de edad (37) y tampoco se ha encontrado diferencia

en el desarrollo cognitivo en prematuros que recibieron

anestesia general comparado con aquellos que recibieron

anestesia regional (38). Si bien, excepto el trabajo de Wilder,

que presentaba algunos reparos, los trabajos más recientes

no muestran un efecto en el desarrollo cognitivo en niños

que han recibido anestesia general, la gran evidencia en

estudio animales ha llevado a la conclusión que es razo-

nable, en cirugía electiva, posponer la anestesia general en

los primeros años de vida, especialmente en los ex-prema-

turos, evaluando siempre la relación riesgo/beneficio (39).

En lo que concierne a la asociación entre anestesia general

y deterioro cognitivo y Alzheimer, los resultados han sido

menos concluyentes. Con la excepción del trabajo de Moller

JT (40), que mostró un deterioro cognitivo en pacientes

ancianos 3 meses después de la cirugía, la mayoría de

los trabajos no han evidenciado una mayor incidencia de

demencia o de deterioro cognitivo mínimo durante el

postoperatorio (41). Una editorial reciente postula que el

deterioro observado algunos meses después de la cirugía no

es más que la declinación natural, esperable en pacientes

añosos (42). Sin embargo, el hecho que la exposición a

anestésicos halogenados se haya asociado en animales a

alteraciones vinculadas a la patogenia del Alzheimer (apari-

ción de cuerpos amiloideos, fosforilación Tau) hace razo-

nable advertir a los pacientes con Alzheimer inicial o con

antecedentes familiares de Alzheimer, que la exposición a

la anestesia general podría eventualmente acelerar la apari-

ción de este cuadro.

Actualmente se encuentran en ejecución varios estudios

prospectivos que esperamos nos aclaren en definitiva si las

intervenciones que realizamos durante el perioperatorio

tienen realmente un efecto a largo plazo.

“Los pacientes que han recibido anestesia con drogas

gatillantes sin problema y aquellos que no tienen

antecedentes familiares de hipertermia maligna (HTM)

no tienen riesgo de presentar un cuadro de HTM”

La hipertermia maligna (HTM) es un desorden farmacoge-

nético del músculo esquelético, que se presenta como una

respuesta hipermetabólica secundaria a la desregulación

del calcio intracelular de la célula de músculo estriado al ser

expuesta a los agentes anestésico halogenados (halotano,

isoflurano, sevoflurano, desflurano) y al relajante muscular

succinilcolina. Se considera un desorden genético autosó-

mico dominante de penetración variable, asociado a muta-

ciones en el gen ryanodina 1 (RYR1) y en un número menor

de casos a una mutación en el gen CACNA1S. Es un cuadro

muy grave, caracterizado por taquicardia, hipercarbia,

hipertermia severa, arritmias, acidosis metabólica y mioglo-

binemia que pueden llevar a complicaciones como insufi-

ciencia renal aguda, coagulación intravascular diseminada y

muerte. La mortalidad de este cuadro ha disminuido desde

un 70% en la década de los 70 hasta menos de un 5% en la

actualidad. La notable disminución se debe en gran parte al

uso del dantrolene y la incorporación de la monitorización

del CO

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espirado durante la anestesia, lo que ha permitido

un diagnóstico y tratamiento más precoz.

Este cuadro es sin duda la gran patología propiamente anes-

tesiológica y por lo tanto, existen dos preguntas que los anes-

tesiólogos hacemos siempre: ¿ha recibido alguna vez anestesia

general? y, si la respuesta es positiva, ¿tuvo algún problema en

esa anestesia? La pregunta que viene a continuación es: ¿existe

en su familia algún antecedente de HTM o de problemas con la

anestesia? Ambas preguntas son necesarias, en parte, porque

si la respuesta es positiva nos aporta una información valiosa,

y por otro lado porque la primera pregunta no sólo apunta a la

HTM, sino también a otros problemas como intubación difícil,

alergia o efecto colateral de alguna droga, antecedentes de

náuseas y vómitos en el postoperatorio, entre otros. En caso

que ambas respuestas sean negativas, es decir, el paciente ha

recibido anestesias previas con halogenados y/o succinilcolina

sin presentar problemas y no existen antecedentes familiares

sugerentes de HTM, ¿podemos quedarnos tranquilos respecto

a la posibilidad que se presente un cuadro de HTM durante

nuestra anestesia?

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(5) 747-755]