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se asocian a historia de eventos previos en el paciente

(antecedente de infarto, por ejemplo), por lo que la esta-

bilidad del infarto y tiempo de evolución de éste previo a

la cirugía electiva tienen un impacto positivo en la inci-

dencia de morbimortalidad perioperatoria, disminuyendo

en forma significativa mientras más tiempo pasa entre el

antecedente de infarto y la cirugía: los datos sugieren que

deben transcurrir al menos 2 meses antes de la cirugía no

cardíaca, a menos que haya habido algún tipo de interven-

ción de revascularización (23,24).

CUANTIFICACIÓN DEL RIESGO CARDIOVASCULAR Y

ALGORITMOS

En las guías originales, el comité describe factores de riesgo

mayores, intermedios y menores. La guía del 2008 también

se refiere a condiciones clínicas “activas”: síndromes coro-

narios inestables (angina inestable o infarto reciente), insu-

ficiencia cardíaca descompensada, arritmias significativas, y

enfermedad valvular severa. La presencia de alguna de estas

condiciones “activas” o factores de riesgo mayores implica

suspensión de la cirugía (a menos que se trate de cirugía

de emergencia), con el objetivo de realizar mayor estudio,

manejo y optimización de estas condiciones previo a la

cirugía.

Los factores de riesgo intermedio son: historia de cardio-

patía coronaria, insuficiencia cardíaca compensada, enfer-

medad cerebrovascular, Diabetes Mellitus, insuficiencia

renal.

Los factores de bajo riesgo son reconocidos como “marca-

dores” de enfermedad coronaria, pero no se ha probado que

aumenten el riesgo perioperatorio en forma independiente.

Estos son: edad (mayor a 70 años), ECG distinto a normal

(hipertrofia ventricular, bloqueo de rama izquierda, por

ejemplo), ritmo distinto al sinusal e hipertensión arterial no

controlada.

Una vez que se clasifica al paciente según estos factores de

riesgo clínico, se procede a estratificar el riesgo de la cirugía

(Tabla 1), y se toman las decisiones de acuerdo al algoritmo

sugerido por las guías:

Si el paciente no presenta ninguna de estas condiciones de

alto riesgo y va a ser sometido a cirugía de bajo riesgo, realizar

exámenes adicionales no genera cambios en la conducta, por

lo tanto no están indicados y se puede proceder con la cirugía.

La última actualización de estas guías (24) sugiere estratificar

el riesgo de la cirugía sólo en dos grupos: bajo riesgo, con

<

1% de riesgo de eventos cardíacos mayores (cirugía de cata-

ratas y cirugía plástica), y alto riesgo (

>

1%). La mayoría de las

clasificaciones previas describe un tercer grupo de cirugías

de riesgo intermedio, sin embargo esta guía 2014 lo simpli-

fica en dos grupos, dado que las recomendaciones para los

grupos de riesgo intermedio y alto son muy similares.

Según las últimas guías 2014, si la cirugía electiva a la que

va a ser sometido el paciente no es de bajo riesgo, adquiere

un rol importante la evaluación de la capacidad funcional: si

el paciente tiene una capacidad funcional mayor a 4 METs no

requerirá mayor estudio. Esto es un cambio en relación a las

guías previas del 2008, donde la cirugía de alto riesgo era

una condición de solicitud de mayor estudio preoperatorio.

Si el paciente tiene mala capacidad funcional o ésta no es

evaluable, se sugiere mayor estudio no invasivo:

Test de Esfuerzo

es útil para evaluar capacidad funcional, e

identifica miocardio en riesgo.

Ecocardiograma de

stress

o cintigrafía con radionucleótidos:

Son capaces de predecir eventos cardíacos perioperatorios en

pacientes que no pueden realizar test de esfuerzo (25).

Según el resultado de estos test, se debe decidir en conjunto

con todo el equipo médico la conducta a seguir, ya sea

realizar la cirugía sin intervenciones adicionales, la monito-

rización a utilizar, postergar la cirugía electiva para optimizar

farmacológicamente la condición médica del paciente, hasta

realizar revascularización coronaria previo a la cirugía. Todo

esto requiere una excelente comunicación entre el equipo

de médicos involucrados en el proceso, y entre éstos y el

paciente.

Terapia farmacológica (24):

En aquellos paciente que están

en tratamiento crónico con beta-bloqueadores y/o estatinas,

las guías clínicas recomiendan mantener estos fármacos.

Según la evidencia, el uso de estos fármacos reduce el riesgo

cardiovascular en un determinado subgrupo de pacientes

(aquellos con 3 o más factores predictores de riesgo y some-

tidos a cirugía vascular), sin embargo, también se ha demos-

trado asociación entre estos fármacos y complicaciones

como bradicardia y accidente vascular cerebral. Estos resul-

tados son consistentes en los diversos estudios analizados,

incluso excluyendo los resultados de POISE y DECREASE. Por

este motivo se sugiere analizar riesgo beneficio de su uso

caso a caso y dependiendo de cada paciente en particular. En

las diversas revisiones hay cierto consenso que los beta-blo-

queadores no se deben iniciar el mismo día de la cirugía.

Los inhibidores de la enzima de conversión (ECA) son unas de

las drogas más ampliamente usadas actualmente: se sugiere

continuar la terapia crónica con estos medicamentos y si se

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(5) 661-670]