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suspenden por algún motivo se deben reiniciar precozmente

en el postoperatorio, pero no se ha demostrado beneficio en

iniciarlos en el preoperatorio, si no es terapia farmacológica

habitual del paciente.

Estas guías introducen dos nuevos conceptos en la evalua-

ción del riesgo:

El primero es el “

índice multivariado de riesgo

”, una herra-

mienta online creada por el

American College of Surgeons

para estratificación de riesgo, validada con datos de más

de un millón de cirugías:

www.riskcalculator.facs.org

(26)

que incluye 21 variables del paciente (edad, sexo, ASA,

IMC, disnea, capacidad funcional, infarto previo, cirugía de

emergencia, entre otros), y con esta información calcula el

porcentaje de riesgo de eventos cardíacos mayores, muerte,

y otros 8

outcomes.

El segundo concepto es la inclusión de

biomarcadores

en los

modelos de cálculo de riesgo, como el

Péptido natriurético

y

la Proteína C reactiva

. Si bien hay estudios y meta-aná-

lisis que sugieren que estos biomarcadores aumentan el valor

predictivo de riesgo (27,28), aún no hay suficiente evidencia

que permita concluir que el uso de estos marcadores genere

intervenciones que disminuyan el riesgo postoperatorio.

Adicionalmente, muchos de estos estudios eran investiga-

ciones conducidas por Poldermans (29) y estas guías 2014

excluyen para sus conclusiones todos los estudios donde

Poldermans esté involucrado.

Sin duda estas guías son un gran aporte en la evaluación y

manejo del paciente cardiópata y han mostrado mejorar su

outcome

a largo plazo. El desafío futuro es reducir aún más

el riesgo cardiovascular en estos pacientes, donde el obje-

tivo esté centrado en el cuidado y confort del paciente, la

salud a nivel poblacional y la contención de costos, ya que los

exámenes y tratamientos perioperatorios mejoran el pronós-

tico, siempre y cuando sean aplicados en el subgrupo de

pacientes que corresponde.

“PRE-HABILITACIÓN”

Es un concepto emergente en Medicina Perioperatoria que,

además de la preparación clínica y farmacológica para la

cirugía, busca optimizar la capacidad funcional, minimizar el

stress

emocional y mejorar el estado nutricional del paciente,

ya desde el preoperatorio. Esta inquietud nace a partir de

la observación de que, a pesar de los avances en el cuidado

perioperatorio, hay pacientes que siguen presentando una

recuperación sub óptima: aquellos pacientes más añosos,

con diagnóstico de cáncer y/o con una reserva proteica límite

tienen mayor riesgo de resultados negativos en el postope-

ratorio (30).

Los avances tecnológicos en cirugía han hecho que los

procedimientos quirúrgicos sean más accesibles y seguros

para pacientes que anteriormente estaban fuera del alcance

quirúrgico, ya sea por su edad extrema o su riesgo. Por lo

tanto, el desafío es optimizar el estado general del paciente,

para que se encuentre en mejores condiciones de enfrentar

el “agente estresor” que significa una cirugía.

Aproximadamente un 30% de los pacientes sometidos a

cirugía abdominal mayor presenta algún tipo de compli-

cación (31,32); incluso en ausencia de morbilidad, la

cirugía mayor se asocia a 40% de reducción en la capacidad

funcional. Después de una cirugía mayor, un número signi-

ficativo de pacientes presenta fatiga física, alteraciones del

sueño, y disminución de la capacidad de concentración,

incluso hasta 9 semanas después del alta (33). Está demos-

trado que largos períodos de inactividad reducen la masa

muscular, lo que se asocia a mayor debilidad y morbimorta-

lidad postoperatoria.

Tradicionalmente, los esfuerzos se han centrado en la

“re-habilitación” después de la cirugía, pero, parece ser que

este período no es el más oportuno para intervenir, ya que el

paciente puede presentar ansiedad, dolor, preocupación por

su tratamiento y por lo tanto, no está en las mejores condi-

ciones de participar en un programa que busque acelerar su

recuperación.

El preoperatorio en cambio es un período emocionalmente

más adecuado para que el paciente adhiera, siga instruc-

ciones y participe activamente en la optimización de factores

que puedan contribuir en su recuperación.

Si bien, el hecho de recibir información oportuna y deta-

llada de todo el proceso quirúrgico es fundamental y ayuda

a disminuir la ansiedad y stress asociado a la cirugía y esto

se traduce en mayor confort para el paciente, esta acción

no es suficiente para disminuir las complicaciones posto-

peratorias.

Actualmente existe amplia literatura que aborda el tema de

la prehabilitación y la optimización del estado físico en el

preoperatorio; los primeros estudios datan de los años 80 y

se basan en modelos animales: la mortalidad disminuía en

forma significativa en aquellas ratas sometidas a ejercicio

entre 4 y 8 semanas antes de la cirugía, comparado con las

ratas que fueron dejadas en condiciones sedentarias (34).

La evidencia de los beneficios del ejercicio para el organismo

es abrumadora: se produce un aumento en la capacidad aeró-

bica, disminuye la reactividad del sistema simpático, mejora

la capacidad antioxidante, mejora la sensibilidad a la Insu-

[EVALUACIÓN PREOPERATORIA EN EL SIGLO XXI - Dra. Sandra Kunze]