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dolorosa. La capacidad de mantener la función ventilatoria
independiente, está a menudo comprometida. Los pacientes
frecuentemente requieren asistencia para mantener la vía
aérea permeable y puede requerirse ventilación a presión
positiva debido al uso de depresores de la ventilación espon-
tánea o depresión de la función neuromuscular inducida por
drogas.
RIESGOS
Los principales riesgos y desafíos de la anestesia fuera de
pabellón se relacionan con el entorno, los procedimientos y
el paciente (5).
Entorno
Existe consenso en que el entorno en el cual se lleva a cabo
esta actividad es muchas veces hostil para el anestesiólogo
no familiarizado con los procedimientos ni con los distintos
escenarios donde se llevan a cabo.
Los sitios más frecuentes en los cuales se requiere la parti-
cipación anestesiológica son servicios de gastroenterología,
servicios de imagenología (resonancia magnética, tomografía
computada), radiología intervencional, servicios dentales.
A pesar de ser servicios muy diferentes, la mayoría de ellos
comparte características comunes que explican el desafío
implícito.
En general, estos lugares no han sido diseñados origi-
nalmente para la provisión de anestesia, sino que para su
objetivo primario (por ejemplo: sala de procedimientos
gastroenterológicos, salas de rayos, oficinas dentales, etc.) a
los cuales se ha incorporado la actividad anestesiológica en
forma secundaria y han ido adecuando su planta física a esta
nueva realidad (6).
La mayoría de ellos se encuentran alejados de pabellón
central, lo que hace difícil la comunicación en caso de
requerir insumos o dispositivos que por razones económicas
no están disponibles en todos los puntos de atención (equipos
de ultrasonido, video laringoscopios u otros elementos de
manejo de vía aérea). Así también, en caso de ocurrir emer-
gencias y requerir apoyo de personal calificado o un segundo
anestesiólogo, la lejanía y demora en acudir puede impactar
negativamente en el paciente.
Por lo general, son espacios pequeños, en los que se dificulta
la instalación de la máquina de anestesia o algún dispositivo
de administración de oxígeno.
La circulación es restringida y el acceso al paciente es dificul-
toso, especialmente el alcance y manejo de la vía aérea.
Muchos de estos lugares no cuentan con redes centrales
de oxígeno, por lo que se debe asegurar su disponibilidad
a través de cilindros auxiliares, chequear su adecuado
funcionamiento con niveles de llenado suficientes y acorde
con la duración del procedimiento.
Lo mismo ocurre con la red de aspiración, la cual, muchas
veces es provista por bombas de aspiración portátil la que a
su vez debe ser compartida durante el procedimiento, por
ejemplo: fibrobroncoscopias, procedimientos gastroente-
rológicos endoscópicos, procedimientos dentales.
La disponibilidad de instalaciones eléctricas suele ser
insuficiente y muchas veces el sistema está sobrecargado,
contraviniendo normas de seguridad eléctrica, exponiendo
tanto al paciente como al personal de salud a accidentes
no solo eléctricos, sino que también a mayor riesgo de
caídas por el uso de alargadores o cables extensores.
La luz suele ser tenue y la visibilidad disminuida, ya que
muchos de estos procedimientos ocupan fibras ópticas
(procedimientos endoscópicos) o requieren baja inten-
sidad de luz para mejorar la realización del mismo (rayos,
ultrasonografía). Esta situación implica que la vigilancia y
visión directa del paciente se vea entorpecida, dificultando
la observación de coloración de piel y mucosas, expre-
siones de disconfort o dolor, funcionamiento adecuado de
vías venosas, desconexión de circuitos, etc.
Procedimientos
Los análisis de eventos críticos nos señalan que el error
humano da cuenta del mayor porcentaje de causas de
muerte en anestesia. Cooper y cols. citan como factores
contribuyentes de incidentes críticos la falta o inadecuada
experiencia o familiaridad con el equipamiento/monitoriza-
ción, pobre comunicación del equipo, inatención y/o falta de
cuidados (7).
El anestesiólogo debe conocer la naturaleza del proce-
dimiento, cuáles son los requerimientos anestésicos que
permitirán un resultado adecuado del mismo y conocer los
momentos críticos y sus posibles complicaciones. La posi-
ción que tendrá el paciente durante su realización y la acce-
sibilidad, especialmente a la vía aérea. Se debe conocer la
administración de otros fármacos involucrados (medios de
contraste, antiperistálticos, vasoconstrictores locales, entre
otros). La duración y los límites para continuar con el proce-
dimiento si se presentan dificultades técnicas o médicas
deben ser discutidas y conocidas por todo el equipo antes
de comenzar.
Finalmente, planificar el destino post procedimiento del
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(5) 738-746]