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[PACIENTES POLICONSULTANTES EN LOS SERVICIOS DE PEDIATRÍA: TRASTORNOS DE SOMATIZACIÓN... - Dr. Ricardo García y cols.]

elevado de presentar una afección médica (p. ej., antecedentes

familiares importantes), la preocupación es claramente exce-

siva o desproporcionada.

C.

Existe un grado elevado de ansiedad acerca de la salud, y el

individuo se alarma con facilidad por su estado de salud.

D.

El individuo tiene comportamientos excesivos relacionados

con la salud (p. ej., comprueba repetidamente en su cuerpo si

existen signos de enfermedad) o presenta evitación por mala

adaptación (por ejemplo, evita las visitas al clínico y al hospital).

E.

La preocupación por la enfermedad ha estado presente al

menos durante seis meses, pero la enfermedad temida especí-

fica puede variar en ese período de tiempo.

F.

La preocupación relacionada con la enfermedad no se

explica mejor por otro trastorno mental, como un trastorno

de síntomas somáticos, un trastorno de pánico, un trastorno

de ansiedad generalizada, un trastorno dismórfico corporal,

un trastorno obsesivo-compulsivo o un trastorno delirante de

tipo somático.

En general las clasificaciones psiquiátricas generales, no

tienen una consideración evolutiva ni relacional suficiente, por

lo tanto, no consideran el cuadro complejo del trastorno con

síntomas somatomorfos según el desarrollo del niño o adoles-

cente y la relación con sus padres o cuidadores.

Los trastornos somatomorfos, fueron introducidos en el DSM III

y han sido un tema de constante debate especialmente en

psiquiatría de adultos. Con respecto a niños y adolescentes,

Schulte y Peterman (11) refieren que tampoco los criterios del

DSM IV recoge el cuadro complejo de los niños y adolescentes

que sufren el trastorno. La misma línea sigue el DSM 5 (10).

La principal crítica, especialmente en los niños más pequeños,

es que no se puede analizar este problema aparte de las creen-

cias y funcionamiento psicosocial de sus padres. Existe mucha

evidencia que las conductas y salud mental de sus padres o

cuidadores primarios y familiares cercanos juegan un rol muy

importante en la etiopatogenia de la somatización y trastornos

somatomorfos (12).

Los padres y sus niños comparten básicamente el patrón gené-

tico, el mismo entorno, relaciones familiares, nivel socioeco-

nómico. Ellos pueden compartir y aumentar la susceptibilidad

de vivenciar algunos síntomas físicos y la forma de responder

en forma similar frente al estrés y dolor físico. Además los

niños dependen de sus padres para acceder a la consulta o a

los sistemas de salud (13).

Factores relacionados con los trastornos de somatización

en niños y adolescentes

Existe evidencia creciente que la conducta y salud mental de

los padres y cuidadores y familiares cercanos juegan un rol

crucial en la etiopatogenia de somatización y trastornos soma-

tomorfos.

Patrones de consulta tempranos

Diferentes investigaciones han establecido, que los patrones

de consulta a los servicios de salud pueden ser establecidos

desde etapas tempranas de los niños (14) por lo que los

estudios se han dirigido a conocer los determinantes de la

búsqueda de ayuda médica para los niños con somatización

para prevenir tratamientos y hospitalizaciones innecesarias. En

general otros factores que no sean el estado de salud del niño

se ha estudiado que influyen en el uso de los sistemas de salud

como el nivel socioeconómico, sexo, etnicidad, salud mental

de los padres y el uso de los sistemas de salud (15).

Estudios longitudinales han mostrado una fuerte predicción

entre el uso de cuidados de la salud temprana y el uso futuro

de estos recursos de salud (16).

Existen pocos estudios que estén dirigidos al uso de servicios

médicos en los niños con trastornos de somatización. Un estudio

interesante realizado por la Dra. Ulrikka y cols. en Dinamarca en

el año 2013 (1) investigó la frecuencia de los factores relacio-

nados a la consulta médica por síntomas funcionales somáticos

en niños entre 5 y 7 años. Encontró en su muestra compuesta

por 1327 niños entre 5 y 7 año, que un 31.3% había consultado

por síntomas funcionales somáticos. Comunicó en su estudio

tres grandes conclusiones: Primero, los patrones de consulta

podrían tener una influencia cultural; segundo, las características

de los síntomas funcionales somáticos tenían una presentación

multi sintomática, los síntomas tenían un impacto en diferentes

aspectos de la vida de los niños: estrés infantil, ausentismo en

enseñanza pre escolar y escolar, y una sobrecarga emocional en la

familia con un grado de gravedad de leve a severo. En la medida

que la severidad de los síntomas era mayor, también la disca-

pacidad y el mayor uso de los servicios médicos (este estudio es

similar a los realizados en pacientes con trastornos de somatiza-

ción en adultos); tercero, el alto número de consultas en edades

tempranas, predice la consulta por síntomas somáticos funcio-

nales a la edad de 5 a 7 años aún después de ajuste de otras varia-

bles como comorbilidad física y género.

La variable psicopatología de los padres no se pudo estu-

diar específicamente en este estudio, pero otros estudios si

lo asocian (17). Lo que encontraron fueron preocupaciones

significativas de estos padres por los síntomas somáticos del

hijo y percepciones parentales en que la situación de salud de

su hijo no era buena, esto asociado fuertemente a que eran

poli-consultantes.

Este estudio ayuda a comprender la destacada influencia de los

patrones de consulta temprana y la influencia de la percepción