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psicóticos pueden bajar el umbral convulsivante y gatillar crisis

epilépticas. De estos, el más epileptogénico es la clozapina (23).

Epilepsia y crisis convulsivas psicogénicas no epilépticas

Las crisis convulsivas psicogénicas no epilépticas (PNES, por su

sigla en inglés) son uno de los diagnósticos diferenciales que

debemos enfrentar ante eventos paroxísticos en los niños que no

muestran cambios electrofisiológicos. Se han entendido desde

el punto de vista psiquiátrico como un trastorno conversivo, y

en el DSM 5 están clasificadas como trastorno de conversión,

de subtipo con convulsiones (F44.5). En ocasiones son muy difí-

ciles de distinguir, pues pueden coexistir con crisis epilépticas

en el mismo paciente. (24) Habitualmente se realiza el diag-

nóstico después de haber descartado patología neurológica.

Ha sido difícil establecer la prevalencia de este cuadro, ya que

los reportes provienen de centros de epilepsia donde se hace

el diagnóstico mediante videomonitoreo. Las prevalencias se

han estimado entre 1 y 9% de los niños en estudio por epilepsia

(24). Es esencial hacer este diagnóstico para evitar someter a los

niños a estudios y tratamientos innecesarios y también porque

el PNES se ha asociado a factores estresores que lo gatillan. Estos

factores deben ser identificados, ya que se han descrito como

gatillantes la presencia de dificultades escolares, conflictos

familiares, abuso sexual y maltrato físico, así como el miedo

al rechazo y la necesidad de atención (25). El PNES también se

asocia a otras comorbilidades psiquiátricas, de las cuales las más

frecuentes son los trastornos ansiosos y depresivos (25). Realizar

un diagnóstico de PNES hace que sea perentoria la intervención

del psiquiatra infantil.

Abordaje en salud mental

Ante los cuadros expuestos, es necesaria una evaluación y

eventual tratamiento por parte de un equipo de salud mental.

Es importante tener una derivación detallada del neurólogo

tratante, para tener idea qué síntomas o quejas le preocupa que

examine el especialista en salud mental. Tanto el paciente como

su familia deben entender el motivo de la derivación.

El psiquiatra infantil debe explorar la historia del desarrollo y de

las dificultades actuales del paciente, así como el impacto de la

enfermedad neurológica. Es posible que requiere evaluaciones

adicionales por parte del equipo de salud mental, como fonoau-

diólogo, terapeuta ocupacional, psicólogo, psicopedagogo.

También en ocasiones puede ser necesaria una evaluación fami-

liar, para determinar el impacto de la enfermedad en la familia y

la capacidad de adaptación.

Es necesaria una coordinación entre los miembros del equipo,

con el fin de no repetir intervenciones y aportar con una mirada

más global del paciente.

Los pacientes además pueden requerir intervenciones especí-

ficas, psicológicas y psiquiátricas, o del resto del equipo, según

su comorbilidad. En general, la mayor evidencia favorable

para trastornos ansiosos y depresivos consiste en psicoterapia

asociada a inhibidores selectivos de la recaptura de seroto-

nina (ISRS). La terapia cognitivo-conductual es la que cuenta

con mayor evidencia de efectividad en tratamientos en niños y

adolescentes (27).

Conclusiones

La comorbilidad psiquiátrica en enfermedades neurológicas,

y en particular en epilepsia, es alta. Por esto debemos estar

atentos a pesquisar trastornos psiquiátricos en estos pacientes,

y tener cuidado con atribuir todos los síntomas que presentan

solo al trastorno neurológico o considerarlos efectos adversos de

los tratamientos, ya que presentar estos trastornos y no tratarlos

impacta negativamente en la calidad de vida y el pronóstico de

nuestros pacientes. Además, debemos tener en consideración

que la comorbilidad psiquiátrica en general, y en las enfer-

medades neurológicas en particular, tiene mejor pronóstico

cuando los niños y adolescentes son diagnosticados y tratados

precozmente.

Por esto, en Clínica Las Condes está constituido el Centro Avan-

zado de las Epilepsias, donde existe un equipo multidisciplinario

que puede evaluar al paciente desde el punto de vista neuroló-

gico, psicológico, cognitivo y psiquiátrico. Es esencial abordar a

estos pacientes desde una perspectiva multidisciplinaria, debido

a la gran comorbilidad que existe entre psiquiatría y neurología.

CONSIDERACIONES EN LA HOSPITALIZACIÓN DE

PACIENTES CON TRASTORNOS ALIMENTARIOS

Los trastornos alimentarios Anorexia Nervosa (AN), Bulimia

Nerviosa (BN), Trastorno por atracón (TA), son enfermedades

psiquiátricas crónicas con importantes complicaciones médicas,

psicológicas y comorbilidad psiquiátrica. Además de ser enfer-

medades de preocupación de salud pública, los trastornos

alimentarios se encuentran entre las enfermedades psiquiátricas

que tienen la mayor mortalidad (5-7% para AN por ejemplo).

Si bien es cierto, que la mayoría de los pacientes reciben trata-

miento ambulatorio, el cuidado del paciente más gravemente

enfermo constituye un reto para el equipo clínico; dada la seve-

ridad de los síntomas y complicaciones intercurrentes. Es por

estas razones que estos pacientes necesitan de un tratamiento

multidisciplinario especializado como el que se ha desarro-

llado en la Unidad de Trastornos Alimentarios de adolescentes y

jóvenes de Clínica las Condes.

Epidemiología

La prevalencia de AN en los Estados Unidos es del 1-2% entre

las mujeres, mientras que la prevalencia en adolescentes sería

[PSIQUIATRÍA DE CONSULTORÍA Y ENLACE EN NIÑOS Y ADOLESCENTES. MANEJO DEL PACIENTE Y SU FAMILIA EN ... -Dr. Elias Arab y cols.]