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lo menos 10 minutos. Estos resultados son concordantes con
numerosos estudios que señalan que los pacientes bariátricos
auto reportan mayor actividad física que la que realmente
realizan (29,30). Por último, a pesar de que hubo un aumento
objetivo de la actividad física al año postcirugía, fue claro que
la mayoría de los pacientes tuvo una actividad física insufi-
ciente. Esto es especialmente relevante si consideramos que la
“Asociación para el estudio de la obesidad” recomendó que los
pacientes obesos no operados que han bajado de peso, deben
realizar 60 a 90 minutos al día de actividad física de mode-
rada intensidad (o menor cantidad en caso de actividad física
intensa), para prevenir la reganancia de peso (31).
Por lo tanto, se puede suponer que en los pacientes bariátricos
la pérdida de peso depende mucho más de la disminución
de la ingesta calórica diaria que del aumento de la actividad
física. Los predictores preoperatorios de mayor actividad física
al año de la cirugía fueron la actividad física preoperatoria,
no tener asma, tener menos dolor físico y haber aumentado
la actividad física como estrategia para perder peso previo a
la cirugía. Los predictores postoperatorios de mayor actividad
física al año de la cirugía fueron menores limitaciones debido
a problemas emocionales, mayor pérdida de peso postquirúr-
gica, No fumar después de la cirugía y registrar diariamente la
actividad física post operatoria.
Efecto de la cirugía sobre la evolución de la patología
psiquiátrica: nuevamente el ciclo de Gartner.
¿Cómo evoluciona la patología psiquiátrica en los pacientes
bariátricos?
El segundo estudio psicosocial
LABS-3:
“Psychia-
tric Disorders and Weight Change in a Prospective Study
of Bariatric Surgery Patients: A 3-year Follow-up”
publi-
cado el 2016 (21) se realizó en 165 (83%) de los 199 partici-
pantes del primer estudio psicosocial LAB-3 y demostró que
la prevalencia de patología psiquiátrica presente al momento
de la cirugía disminuyó significativamente a los 36 meses. La
disminución fue para “cualquier trastorno psiquiátrico” (30.2%
vs. 18.4%), para “cualquier trastorno de ansiedad” (17.1% vs. 8.2 %).
para “cualquier trastorno de alimentación” (7.3% vs. 1.3%). Los
trastornos de ánimo no presentaron modificaciones (12.2% vs.
12.1%). Sin embargo, en otro estudio realizado con una meto-
dología equivalente (32) se documentó que la prevalencia de
los trastornos de ánimo al momento de la cirugía disminuyo
significativamente a los 36 meses post cirugía (32.7% vs. 14.3%
respectivamente). A pesar de la significativa disminución de la
patología psiquiátrica, el uso de medicamentos psiquiátricos
disminuyo levemente y se mantuvo estable en el tiempo.
Paralelamente, se confirmó que el riesgo de presentar una
patología psiquiátrica específica posterior a la cirugía fue más
alto entre quienes tenían el antecedente de haber padecido
en algún momento de dicha patología. Específicamente, tener
un trastorno de ánimo al momento de la cirugía o tener una
historia de trastorno de ánimo aumenta el riesgo de presen-
tarlo postcirugía. Tener un trastorno de ansiedad al momento
de la cirugía aumenta el riesgo de tenerlo postcirugía. Tener
una historia de trastorno por consumo de sustancias aumenta
el riesgo de presentarlo, especialmente durante el segundo
año posterior a la cirugía.
¿Cómo evoluciona el trastorno por consumo de alcohol
(AUD: Alcohol use Disorder) en los pacientes bariátricos?
En el
LABS-2
“Prevalence of AUD before and after bariatric
surgery”
, publicado en el 2012 (33), de los 2458 participantes
LABS-2, 1945 completaron la evaluación. La prevalencia de
AUD en el año previo a la cirugía fue de 7.6%, lo que difiere de
estudios previos que reportaron prevalencias de AUD muy bajas
(0-2%) (34-36). La prevalencia de AUD un año previo a la cirugía
no difirió a la de un año posterior a la cirugía (7.6% vs 7.3%).
Sin embargo, la prevalencia de AUD a los dos años de la cirugía
fue significativamente más alta (9.6%). Este aumento se observó
en los pacientes operados de RYGB y no de LAGB, acorde a lo
observado en otros estudios. La presencia de AUD previo a la
cirugía aumentó sustancialmente el riesgo de presentar el
trastorno en los dos primeros años posterior a la cirugía (de
los pacientes con AUD prequirúrgico, 62% presentaron AUD
postquirúrgico y de los pacientes sin AUD prequirúrgico sólo un
8% presentaron AUD posterior a la cirugía). Se identificó como
predictores prequirúrgicos de AUD postquirúrgico ser hombre,
joven, fumador, consumidor regular de alcohol (definido como
≥
2 tragos por semana), consumidor recreacional de drogas,
una deficiente red de apoyo (bajo puntaje “ISEL-12
belonging
”)
y someterse a una RYGB (en relación a LAGB). Los predictores
postquirúrgicos de AUD postquirúrgico fueron: tener problemas
emocionales, (bajo puntaje en el componente mental del SF-36),
estar en un tratamiento de salud mental, fumar y consumir
drogas recreacionales posterior a la cirugía. En este estudio no
se pudo asociar el consumo de alcohol postquirúrgico con la
pérdida de peso.
¿Cómo evolucionan las “adicciones tradicionales” y las
“adicciones conductuales” en los pacientes bariátricos?
En el estudio
LABS:
“Addictive Disorders after Roux-en-Y
Gastric Bypass”
publicado el 2015 (37) se realizó en una
muestra de 201 pacientes, en que se evaluó la prevalencia
de las “adicciones tradicionales” (por ejemplo el trastorno por
consumo de alcohol) y de las llamadas “adicciones conduc-
tuales” o trastornos de control de impulsos (Por ejemplo, la
conducta de comprador compulsivo, jugador compulsivo,
ejercicio compulsivo, uso compulsivo de internet, aumento
de la actividad sexual asociado a promiscuidad, cleptomanía,
tricotilomanía y trastorno explosivo intermitente). Existen
observaciones de que los pacientes que presentan una adic-
ción por la comida previo a la cirugía, pueden presentar
[EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA EN CIRUGÍA BARIÁTRICA: ESTUDIOS LABS Y EL CICLO DE GARTNER -Dr. Juan Agustín Umaña y cols]