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posterior a la cirugía una “adicción tradicional” o una “adic-

ción conductual”. Este fenómeno, de pasar de una adicción

por la comida previo a la cirugía a una adicción de otro tipo

posterior a la cirugía, se conoce como “

Transferencia de

adicción”.

La prevalencia de

“trastorno por consumo de alcohol”

previo a la cirugía fue de 37.3% y posterior a la cirugía fue

de 18.4%. Tener AUD prequirúrgico, en relación a quienes no

tienen este antecedente, aumentó el riesgo de AUD postqui-

rúrgico (29.2% vs 11.9%).

La prevalencia de

“otros trastornos por consumo de sustan-

cias”

para los trastornos más comunes previo a la cirugía fue

de marihuana 7.5%, estimulantes 3.5% y cocaína 2% y la preva-

lencia posterior a la cirugía fue de 0% para estos trastornos.

La prevalencia de

“trastorno por adicciones conductuales”

previo a la cirugía fue de 11.5% y posterior a la cirugía fue

de 9.5%. Tener el trastorno aumentó el riesgo de trastorno

por adicciones conductuales postquirúrgico a un 56%. Los

trastornos más prevalentes (antes o después de la cirugía),

fueron comprador compulsivo, jugador compulsivo y usuario

compulsivo de internet.

No se pudo establecer una asociación entre la presencia o

ausencia de trastornos adictivos postquirúrgicos con la evolu-

ción del peso durante los tres años de seguimiento.

¿Cómo evoluciona la patología alimentaria en los pacientes

bariátricos?

El estudio

LABS-3: “

EatingPathology, Experience, andWeight

Loss in a Prospective Study of Bariatric Surgery Patients:

3-Year Follow-up”

(26) se publicó el 2016 y participaron 183

pacientes, en los que se confirmó que

la prevalencia de psico-

patología alimentaria previo a la cirugía

(evaluada con el

E

ating Disorder Examination–Bariatric Surgery Version

(EDE–BSV),

una versión modificada del Eating Disorder Examination (EDE)

diseñada para evaluar las distintas formas que puede adoptar la

patología alimentaria en los pacientes operados) mejoró dramáti-

camente posterior a la cirugía bariátrica y que estos beneficios se

mantuvieron hasta los tres años de evolución. El estudio reportó

la disminución de: episodios bulímicos objetivos (11.6% vs 1.3%),

pérdida de control de la alimentación (18.3% vs 6.2%), picoteo

(36.0% vs 20.2%) y comedor nocturno (16.5% vs 5.0%), EDE (1.8

vs 1.1) e intensidad del hambre (2.7 vs 2.0).

¿Cómo es la evolución de la sintomatología depresiva en

los pacientes bariátricos?

El

LABS-2:

“Course of depressive symptoms and treatment

in the longitudinal assessment of bariatric surgery study”

publicado el 2014 (20), en una muestra de 2148 pacientes que

completaron el BDI (

Beck Depression

Inventory

) previo a la cirugía

y por lo menos en una de las visitas de seguimiento entre los años

uno y tres (1782 a los 6 meses, 1698 a 1 año, 1451 a los 2 años y

1411 a los 3 años). Se determinó que la prevalencia de síntomas

depresivos previo a la cirugía fue de 28,3% (leves 23.6% vs

moderados 4.2% vs severos 0.5%). Posterior a la cirugía se produjo

una disminución de la severidad de los síntomas depresivos (con

una tendencia a aumentar después del primer año), que se asoció

significativamente a la variación del IMC. Paralelamente el uso de

fármacos antidepresivos disminuyó de un 35% previo a la cirugía

a aproximadamente un 27% posterior a la cirugía.

Se determinó que la presencia, de síntomas depresivos previo

a la cirugía aumentó aproximadamente 7 veces el riesgo de

presentarlos posterior a la cirugía.

Antes de la cirugía, el 10% de los participantes refirió el

antecedente de hospitalización por motivos psiquiátricos y

el 1% refirió haber estado hospitalizado en los últimos 12

meses. Posterior a la cirugía la hospitalización por motivos

psiquiátricos fue de 1% el primer año, de 1% el segundo

año, pero aumento a 1.7% el tercer año.

¿Cómo es la evolución de la ideación suicida en los

pacientes bariátricos?

El reporte

(LABS-2):

“Prevalence, prospective, longitu-

dinal examination of suicidal ideation among baria-

tric surgery patients”

publicado el 2016 (38), mostró que

un 71.6% de los pacientes negaron la presencia de ideación

suicida tanto antes como después de 5 años de la cirugía.

Antes de la cirugía, un 5.5% refirió haber tenido alguna vez

ideación suicida asociada a un plan para suicidarse, pero sin

haber tenido un intento suicida y un 4.1% de los pacientes

refirió haber tenido un intento suicida.

Después de la cirugía, un 3.2% refirió haber tenido ideación

suicida asociada a un plan para suicidarse, pero sin haber tenido

un intento suicida y un 0.8% de los pacientes refirió haber tenido

un intento suicida. De los que tuvieron un intento suicida poste-

rior a la cirugía, todos reconocieron haber tenido previo a la

cirugía algún tipo de pensamiento suicida. En la prevalencia de

ideación suicida hubo diferencias, pero no significativas, previo

a la cirugía, un año posterior a la cirugía y cinco años posterior

a la cirugía (5.3% vs 3.8% vs 6.6% respectivamente). Los prin-

cipales predictores prequirúrgicos que se asociaron a ideación

suicida postquirúrgica fueron la presencia de ideación suicida

y de tratamiento psiquiátrico durante el año previo a la cirugía.

También se asoció a un aumento de la ideación suicida postci-

rugía: ser hombre, joven, fumador, historia de hospitalizaciones

psiquiátricas, deterioro de la salud general (SF-36), aumento de

dolor corporal (SF-36). Los principales predictores postquirúr-

gicos que se asociaron a ideación suicida postquirúrgica fueron

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(6) 901-913]