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haberse divorciado (respecto a mantenerse en el matrimonio),

una disminución del estado de salud general (SF-36) y aumento

de la sintomatología depresiva (BDI).

Los resultados de este estudio plantean que la prevalencia de

ideación suicida no aumenta significativamente posterior a la

cirugía bariátrica y que la cirugía bariátrica

per se

aparente-

mente no se asoció a mayor ideación suicida. Más bien, los

pacientes que ya presentan factores de riesgo prequirúrgicos

o que desarrollan factores de riesgos postquirúrgicos, simi-

lares a los de la población general, pueden presentar ideación

suicida después de haberse operado.

En este estudio de cinco años de seguimiento hubo tres

muertes atribuibles a suicidio y dos muertes atribuibles a

sobredosis de alcohol o drogas. Si consideramos estas cinco

muertes la tasa de suicidio fue de 3.8 por 10000 personas al

año. Esta cifra es concordante con un reciente meta-análisis

que mostró que los pacientes bariátricos tienen 4 veces más

riesgo de cometer suicidio que la población general (4.1 vs

1.0 por 10000 personas-año) (39).

¿Cómo es la evolución de la productividad laboral en los

pacientes bariátricos?

El

LABS-2:

“Longitudinal Evaluation of Work Status and

Productivity after Bariatric Surgery”

publicado el 2016

(40) se realizó en 1773 pacientes. Determinó que la preva-

lencia de pacientes empleados previo a la cirugía fue de un

74.8% y que este porcentaje no varió significativamente poste-

rior a la cirugía. En los participantes que estaban empleados se

evaluó el absentismo laboral (no asistir al trabajo por razones

de salud) y el presentismo laboral (sí asistir al trabajo, pero con

disminución de la productividad laboral por razones de salud)

previo y posterior a la cirugía. La prevalencia de absentismo

disminuyó de un 15.2% previo a la cirugía a un 10% al primer

año de la cirugía y luego aumentó gradualmente hasta un

13,8% en el tercer año postcirugía. La prevalencia de presen-

tismo disminuyó de un 62.8% previo a la cirugía a un 31.9% al

primer año de la cirugía y luego aumentó gradualmente hasta

un 41% en el tercer año postcirugía.

Presentar una mayor baja de peso, una mejoría de la

función física y una mejoría de la sintomatología depresiva,

se asociaron de forma independiente a la disminución del

presentismo. Por el contrario, iniciar o continuar un trata-

miento psiquiátrico posterior a la cirugía se asoció al aumento

de presentismo. Todas las variables mencionadas (con excep-

ción de una mayor baja de peso) se asociaron también a una

menor prevalencia de absentismo. En suma, después de la

cirugía los pacientes se mantuvieron trabajando en la misma

proporción que antes de la cirugía, pero disminuyeron signi-

ficativamente la discapacidad laboral por razones de salud.

DISCUSIÓN

Cómo vimos en la introducción, inicialmente las expectativas

puestas en la cirugía bariátrica fueron enormes, se pensó

que la cirugía bariátrica podría ser la solución definitiva para

la obesidad y las comorbilidades asociadas. No fue así, pero

continuó siendo por lejos la intervención más efectiva para

los pacientes obesos. Se comportó siguiendo la evolución del

ciclo de Gartner. Actualmente, podemos considerar que la

cirugía bariátrica es una intervención que está en su etapa de

madurez, de la que podemos obtener su máximo beneficio

integrándola, como una intervención clave, en el tratamiento

longitudinal y multidisciplinario de la obesidad.

Desde 1991 el “

National Institutes of Health Consensus

Conference Development Panel

” recomendó un abordaje

multidisciplinario para el tratamiento quirúrgico de la

obesidad. La evaluación psicosocial antes de la cirugía se

transformó en un requisito y actualmente se utiliza en

aproximadamente un 80% de los programas de cirugía

bariátrica en

EE.UU.

Paralelamente las guías clínicas más

importantes recomiendan la evaluación psicosocial de

los pacientes que buscan una cirugía para la obesidad.

Sin embargo, a pesar de que la evaluación psicosocial

prequirúrgica se ha generalizado en muchos centros,

actualmente no existe una guía clínica basada en evidencia

sobre lo que debiera evaluarse (41).

Como vimos, el protocolo LABS es el estudio metodológi-

camente más riguroso que existe hasta este momento y

nos ha proporcionado información de gran valor respecto

a los pacientes sometidos a cirugía bariátrica. Este estudio

confirma los altos niveles en la prevalencia de patología

psiquiátrica (obtenidos en el estudio LABS-3 en una subpo-

blación de 199 pacientes), descritos en estudios previos. Pero

a diferencia de otros estudios, los resultados obtenidos en el

LABS ponen a prueba todo nuestro sentido común. Nos hace

cuestionarnos algunos supuestos que damos por hecho y

que pueden determinar recomendaciones y eventualmente

la contraindicación de salud mental para la cirugía. Sabemos

que existen muchas recomendaciones respecto a lo que el

equipo de salud mental debe evaluar antes de que el paciente

sea operado y muchas de estas recomendaciones operan bajo

el supuesto de que la patología psiquiátrica afecta la evolu-

ción ponderal de los pacientes operados y, por lo tanto, son

eventualmente una contraindicación relativa o absoluta para

la cirugía. Por ejemplo, la guía de cirugía bariátrica publicada

el 2016 elaborada por

“The International Federation for the

Surgery of Obesity and Metabolic Disorders

(IFSO)” (42) en el

apartado 3.7 de Salud Mental establece en la primera decla-

ración que “La obesidad está asociada a una enorme carga

psicosocial. Algunos candidatos a cirugía bariátrica presentan

considerable psicopatología asociada que puede afectar el

[EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA EN CIRUGÍA BARIÁTRICA: ESTUDIOS LABS Y EL CICLO DE GARTNER -Dr. Juan Agustín Umaña y cols]