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84

Á. Aroca

et al.

/ Cir Cardiov. 2016;

23(2)

:80–86

Tabla 3

Morbilidad perioperatoria de

los pacientes con VU > 18 a˜nos

intervenidos por nues-

tro SCCVI. Cada paciente puede

tener más de una

complicación

Tipo de

complicación

n

%

Reintervención mayor durante el

ingreso

3

17,6

Arritmia paroxística o definitiva

supraventricular

5

29,4

Infección hospitalaria

a

5

29,4

Toracocentesis, pericardiocentesis, paracentesis

posquirúrgicas

3

17,6

Necesidad de hemodiafiltración

transitoria

2

11,8

Linforragia

inguinal

2

11,8

Necesidad de marcapasos definitivo

1

5,9

Parálisis

frénica/recurrencial

1

5,9

Reintervención por

sangrado

1

5,9

Accidente

cerebrovascular

con

secuelas

1

5,9

Asistencia mecánica

circulatoria

1

5,9

a

Infección hospitalaria: neumonía,

sepsis,

endocarditis

resuelta mediante

trata-

miento antibiótico exclusivamente.

(hepatocarcinoma),

si

bien

se

encontraba

en

un

grado

funcional

avanzado.

Condiciones de

los 12

supervivientes

actuales:

grado

funcional

NYHA

I en uno (8%),

II en 3 (25%),

III en 7 (59%) y

IV en uno (8%); SaO

2

media

del

87%

±

8

(63-96%);

hemoglobina media

17,9

±

4,3mg/dl

(rango 12-23mg/dl);

insuficiencia mayor que

leve de

la/s válvula/s

AV

sistémica/s

en 2

casos; disfunción mayor que

leve del VU

en 6

(50%).

De

los potenciales

factores de

riesgo para mortalidad hospitala-

ria

analizados

en

el

apartado

«

Métodos

»

,

solo

resultó

significativo

en el análisis univariable el

tiempo de pinzado aórtico

(p = 0,02).

Comparando

la

cirugía

de Glenn

como

paliación

definitiva

(un

fallecido

hospitalario + 2

tardíos)

versus

la

cirugía

de

Fontan

(sin

fallecidos hospitalarios ni tardíos), a pesar de

la tendenciamás favo-

rable de esta última, no existen diferencias significativas en cuanto

a

supervivencia

(p

=

0,49).

Discusión

Los

adultos

no

intervenidos

previamente

—o

paliados

solo

mediante una

fístula sistémico-pulmonar o un cerclaje pulmonar—

son una

rareza en países desarrollados. La cirugía en este momento

de

la vida debe

reservarse para pacientes muy

sintomáticos, en

los

que

la

relación

riesgo-beneficio de

cualquier

técnica propuesta

se

incline a

favor de este último

4

. Todos

los pacientes que

llevamos a

quirófano

se encontraban en grado

funcional NYHA avanzado.

El

segundo

grupo

de

enfermos,

constituido

por

Fontan

auri-

culopulmonares

realizados

hasta

la

década

de

los

noventa

y

los

posteriores

tipo

túnel

lateral

y

extracardíacos

ya

con

15-20 a˜nos

de

evolución,

algunos

de

los

cuales

precisarán

«

revisión

»

por mal

funcionamiento,

son,

sin

embargo,

una

población

creciente

en

la

consulta

cardiológica de

la UCCA.

Ambos grupos suman el 8% del total de pacientes en seguimiento

cardiológico,

pero

solo

el

4%

de

los

procedimientos

quirúrgicos

mayores

realizados en nuestra UCCA

5

.

Ventrículos únicos que alcanzan

la vida adulta

compensados

sin

cirugía o

solo paliados

con una

fístula o un

banding

pulmonar

Este grupo es actualmente una

rareza,

si bien en el histórico de

nuestra Unidad

es

el más

frecuente.

Son

escasísimas

las

publica-

ciones

relativamente

recientes

(15

últimos

a˜nos)

que

traten

este

problema

refiriéndose

a pacientes

adultos

exclusivamente, ya que

la mayoría mezclan

resultados

de

todas

las

franjas

etarias.

Son

todavía menos

las que analizan resultados quirúrgicos e

identifican

factores de

riesgo

relacionados

con mortalidad.

Grupos como Toronto propugnaban en el a˜no 2000, y para adul-

tos

con

VU,

la

cirugía

de

Glenn

como

terapia

definitiva

6

,

si

bien

esta misma

institución, un a˜no después,

se

inclinaría por

la

cirugía

de

Fontan

7

frente

a

la historia natural de

la

cardiopatía

en

los que

llegaban

compensados a

la vida adulta.

Analizamos

la

serie

del

Hospital

Royal

Brompton

(cirugía

de

Glenn

en

«

adultos

»

),

que

incluye mayores

de

16 a˜nos

8

,

y

las

de

la

cirugía de Fontan en adultos de la ClínicaMayo

9

y del HospitalMarie

Lannelongue

10

.

Las conclusiones del grupo británico son que

la cirugía de Glenn

tiene una mortalidad hospitalaria y en seguimiento

igual o superior

a

la

de

la

edad

infantil,

aportando

escasa

y

transitoria mejoría

de

la

oxigenación

y

la

capacidad

funcional.

Si

se

emplea

como

palia-

ción

definitiva,

recomiendan

acompa˜narla

de

otra

fuente

de

flujo

pulmonar adicional.

En

cuanto

a

la

cirugía

de

Fontan,

la

Clínica

Mayo

recoge

132 pacientes

con edad media de 23 a˜nos,

la mayoría previamente

paliados.

La mortalidad

hospitalaria

es

del

8,3%,

reconociéndose

selección

de

casos.

Solo

se

relacionó

con

las

formas

anatómicas

más

complejas.

La

supervivencia

a

5,

10

y

15 a˜nos

es

del

89,

del

75

y del

68%,

respectivamente, descontada

la mortalidad hospita-

laria.

La

libertad de

reintervención de

los

supervivientes es del 89,

del 85

y del 80%,

respectivamente. Al

recoger datos hasta 2002,

la

mayoría de

los casos no

son Fontan extracardíaco,

técnica más

fre-

cuentemente

empleada hoy

en día y de

la que

se

espera mejore

la

supervivencia.

Marie

Lannelongue

reporta

32 pacientes

con

edad mediana

de

24 a˜nos,

la mayoría

paliados

previamente,

sin mortalidad

hospi-

talaria

y

con

postoperatorio

complejo.

Solo

se

ha

producido

un

fallecimiento tardío y otro enfermo se ha trasplantado, en un segui-

miento

todavía

corto

(mediano

de

33meses),

con mejoría

en

la

oxigenación,

grado

funcional

y

función

del

VU

en

casi

todos

los

casos.

La

experiencia

de

nuestro

grupo

es

similar

a

lo

referido

en

la

literatura:

la

cirugía

de Glenn

(9

casos)

apenas

consigue mejorar

la oxigenación y necesita acompa˜narse de flujo adicional

(general-

mente

dejándolo

pulsátil

aprovechando

una

estenosis

pulmonar

protectora

con

presión

pulmonar media

inferior

a

20-22mmHg)

si

se

considera

terapia definitiva.

Son

los

casos más

antiguos de

la

serie y no

lo empleamos desde 2002. Sumando mortalidad hospita-

laria y

tardía hemos perdido 3 pacientes. Otro de

los Glenn necesitó

completar el Fontan en el mismo

ingreso por su bajísima capacidad

de oxigenación.

En

cuanto

a

la

cirugía

de

Fontan

en

un

solo

tiempo,

es

factible

y

recomendable

en

casos

seleccionados.

En

el

único

paciente

que

cumpliendo

condiciones

se

intentó

la

cirugía

en

2

tiempos,

como

ya

se

ha

referido,

tuvo

que

completarse

el

Fontan

sin

podérsele

dar

de

alta

de

la

unidad

de

intensivos

por

desaturación mante-

nida. No hay mortalidad hospitalaria ni

tardía en este

subgrupo de

pacientes.

Los

postoperatorios

fueron

complejos,

con

importante

morbilidad

asociada

(hemodiafiltración,

traqueostomía

y

catete-

rismo

intervencionista

antes

del

alta

en

el

50%),

siendo

necesario

convertir el paciente al que se realizó un Fontan

intra-extracardíaco

fenestrado + auriculoseptectomía + cierre

de

la

válvula

mitral

y

fracaso

subagudo

de

su

funcionalidad

a

extracardíaco

no

fenes-

trado, cursando finalmente de

forma

favorable. Posteriormente,

los

4 pacientes han mejorado en grado

funcional y en oxigenación, por

lo

que

parece merecer

la

pena

apostar

por

esta

opción

en

casos

seleccionados

con

presión

y

resistencias

vasculares

pulmonares

bajas,

función conservada del VU determinada por resonanciamag-

nética y

sin

insuficiencia/s

significativa/s de

la/s válvula/s AV.

Aunque

la

tendencia de

la serie apuesta por

la cirugía de Fontan

frente a

la de Glenn,

la supervivencia global no resulta significativa,

probablemente por

la escasa

casuística.

Resultan

imprescindibles cuidados postoperatorios experimen-

tados

para

optar

por

el

Fontan

en

un

solo

tiempo,

aunque

las

condiciones

del

caso

sean

a

priori

favorables.

El manejo

de

estos

pacientes es diferente a

los

intervenidos en edad

infantil.