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[ASMA SEVERA EN ADULTOS: ENFOQUE DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO - Dra. Paulina Barría P. y cols.]

presenta respuesta clínica a CSI se puede considerar aumentar

la dosis, sin embargo existe poca evidencia de beneficio a

>

1000 mcg/dia de fluticasona (hasta 2000 mcg/día) o budeso-

nida

>

1600 mcg/día (28).

Corticoesterides Orales (CSO)

Se utiliza en aproximadamente el 30% de los pacientes con

asma severa (adicional a los CSI) para mantener el control del

asma, por lo que se plantea que estos pacientes presentan

“insensibilidad a corticoides”. Los mecanismos de esta presen-

tación clínica en asma severa han sido relacionados a la

presencia de obesidad, tabaco o inflamación “Th2-baja” (29).

Terapia con anti Ige (anticuerpo monoclonal omalizumab)

Esta aprobada desde el 2003 por la agencia FDA (

Food and Drug

Administration

) para indicación en asma moderada-severa no

controlada en pacientes

>

6 años de edad, IgE sérica elevada

(30-700 UI/ml) y sensibilización a alérgenos perenne (prick test

y/o in vitro por IgE específica). Se administra por vía subcutánea

en dosis de 0,016 mg/kg de peso por UI/mL de IgE al mes, en

intervalos de dos a cuatro semanas y por un mínimo de 16

semanas, siendo posible prolongar el tratamiento por al menos

un año en caso de respuesta clínica favorable. En Chile actual-

mente se encuentra aprobado por el Instituto de Salud Pública

en asma severa no controlada desde los seis años de edad, con

dosis que se calculan según peso e IgE (30-1500 UI/ml). Los

estudios clínicos con omalizumab demuestran una reducción

significativa de las exacerbaciones, mejoría de los síntomas y

calidad de vida, por lo que se recomienda realizar una prueba

terapéutica por 16 semanas para evaluar respuesta clínica (3).

La eficacia es difícil de predecir por lo que se intenta identificar

marcadores biológicos predictores de respuesta a omalizumab

en pacientes con asma severa y fenotipo Th2 “alto”, por ejemplo,

los niveles de periostina en sangre, recuento de eosinofilos en

esputo y FeNO (30). Omalizumab ha demostrando un perfil

de seguridad comparable a placebo para riesgo de anafilaxia,

efectos cardiovasculares y malignidad (31). Actualmente es

parte del arsenal terapéutico sugerido por las guías clínicas de

manejo del asma severa (1, 3, 40), siendo hasta el momento el

único tratamiento biológico aprobado en asma.

Termoplastía bronquial

Se ha utilizado desde el año 2010 para pacientes con asma

severa y síntomas persistentes a pesar de tratamiento con CSI

y LABA. Es una técnica experimental que se realiza por bron-

coscopía flexible y que consiste en la aplicación de calor por

radiofrecuencia (65ºC) a través de un catéter aplicado en el

árbol bronquial para reducir la masa y capacidad contráctil

del musculo liso bronquial, con el objetivo final de reducir las

exacerbaciones, mejorar la función pulmonar y la calidad de

vida. El estudio AIR-2 (32), aleatorizado en 288 pacientes con

VEF

1

>

60% demostró una reducción de las exacerbaciones

severas en un 32% con termoplastía (adicionada a la terapia

convencional) comparada con broncoscopía placebo. Un análisis

sistemático reciente de la Base de datos Cochrane con resul-

tados de 429 pacientes reportó que la mejoría en la calidad de

vida, de los síntomas y de la función pulmonar a 12 meses no

es estadísticamente significativa luego de termoplastía (33). Los

criterios de selección de pacientes aún no están bien definidos,

pero se sugiere considerar este procedimiento para asmáticos

severos que requieran el uso intermitente o continuo de corti-

coide oral, que presenten deterioro de la función pulmonar

(VEF

1

>

50%) y ausencia de exacerbaciones con riesgo vital en el

pasado. Es una técnica novedosa pero aún no se conoce bien los

efectos a largo plazo, por lo que se recomienda realizar solo en

centros de investigación clínica (3).

¿CÓMO AJUSTAR LA TERAPIA ANTIASMÁTICA?

Antes de escalar en la intensidad de la terapia se recomienda

manejar las comorbilidades (3). Las recomendaciones de las

guías de expertos sugieren iniciar terapia controladora con CSI

en dosis alta o CSI asociado a LABA; si no se logra el control, se

recomienda adicionar un tercer medicamento controlador, con

alternativas como teofilina, antileucotrieno o tiotropio (1, 3).

Algunos pacientes pueden requerir en forma intermitente o

de forma permanente CSO. Una vez instalada una terapia con

medicamentos controladores se debe evaluar en forma pros-

pectiva cada 4 a 8 semanas la mejoría del control del asma.

Cuando este objetivo se logra en pacientes bajo tratamiento

adicional con CSO se debe descender gradualmente la dosis

hasta intentar la suspensión. La reducción de la dosis de CSI

se debe considerar solo si se ha logrado el control del asma

y si se ha suspendido previamente el CSO. Hasta el momento

no existen guías ni consenso de cómo descender en la terapia

antiasmática al lograr el control del asma. Algunas recomenda-

ciones de expertos sugieren realizar el descenso de un 25-50%

de la dosis de CSI cada 1 a 3 meses, hasta llegar a una dosis

media o baja (34).

Si se requiere escalar en la intensidad de la terapia desde un

tratamiento con dosis alta de CSI (1000 mcg/día de flutica-

sona o equivalente), se recomienda antes de aumentar la

terapia reevaluar el diagnóstico, la adherencia, la exposición

a desencadenantes o alérgenos y la presencia de comorbili-

dades no resueltas. Se puede aumentar la dosis de CSI hasta

1600-2000 mcg/día, agregar o sustituir por otro CSI de partí-

cula pequeña (ej. ciclesonida), intentar un curso de CSO o

sistémico, adicionar un tercer medicamento controlador (anti-

leucotrieno o teofilina), agregar terapia anti-IgE en pacientes

con atopia demostrada, o finalmente explorar terapias experi-

mentales. La recomendación en general es que debe referirse

a un especialista en asma en caso de pacientes con necesidad

de este nivel de tratamiento (1, 3).