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Las deformaciones son causadas por fuerzas mecánicas intrín-

secas o extrínsecas, como es lo que ocurre en el pie bot y tienen

mejor pronóstico dado que tienen una mejor respuesta al trata-

miento.

Las disrupciones son a veces difíciles de distinguir de las malfor-

maciones pues pueden producir un fenotipo similar; pero en

este caso son defectos morfológicos de un órgano o parte de

un órgano que resultan de la interferencia al proceso de desa-

rrollo normal. Ejemplo clásico de disrupciones son las bandas

amnióticas. Las disrupciones de origen vascular no son tan infre-

cuentes.

Las displasias son el proceso y la consecuencia de una formación

u organización anormal de las células en los tejidos. Displasias

como nevus o hemangiomas, son muy comunes.

En dismorfología, las alteraciones cuantitativas, también

llamadas anomalías menores (existen diferentes clasifica-

ciones y nomenclaturas de acuerdo a diferentes expertos) son

muy comunes (14% a 15% de la población general) y pueden

representar características familiares o raciales normales o ser

manifestaciones de afecciones genéticas. De aquí la importancia

de examinar o evaluar a padres, hermanos y otros familiares.

Mientras más anomalías menores tenga el paciente, mayor es

la probabilidad de que tenga alguna anomalía mayor y por lo

tanto una afección genética. Hay que recordar que la mayoría de

los rasgos faciales característicos de muchos síndromes gené-

ticos, por ejemplo el síndrome de Down, son anomalías menores

y no malformaciones. Un elemento diagnóstico importante en

dismorfología está dado por las asimetrías, desproporción de

segmentos corporales y crecimiento anormal. De aquí que un

examen físico apropiado sea tan importante. En general, en

casos de crecimiento global aumentado o disminuido es conve-

niente consultar a un endocrinólogo. Si hay hemihipotrofia

debemos investigar la posibilidad de un mosaicismo; si hay

hemihipertrofia hay que descartar la posibilidad de tumores.

Si el paciente presenta una anomalía aislada como labio y paladar

hendido, defecto del cierre del tubo neural o una cardiopatía

congénita aislada, el diagnóstico es simple y lo más frecuente

es que sea una alteración poligénica/multifactorial con un

bajo riesgo de recurrencia. Habitualmente estos pacientes son

manejados por el pediatra general, médico de familia o espe-

cialista, pero si el paciente presenta múltiples anomalías congé-

nitas debería ser referido a un centro de genética. El genetista

le diagnosticará si las alteraciones corresponden a un síndrome,

secuencia o simplemente a un defecto de campo monotópico

o politópico.

En caso de las secuencias, hay que tratar de determinar la causa

de la anomalía original que desencadenó la cascada de anoma-

lías secundarias resultantes de la interferencia del proceso de

desarrollo embrionario. Por ejemplo, en el caso de la secuencia

de Pierre-Robin (micrognatia o mandíbula pequeña, paladar

hendido y desplazamiento hacia abajo de la lengua), necesi-

tamos determinar la causa inicial que produjo una hipoplasia

mandibular antes de las nueve semanas de desarrollo intraute-

rino. Sabemos que aproximadamente un tercio de estos casos

son debidos a mutaciones en uno de los genes codificadores de

colágeno y corresponden a un síndrome de Stickler.

Si bien síndrome (sin = junto; drome = correr) significa mani-

festaciones, síntomas o signos que ocurren juntos y el término

se usa frecuentemente en medicina, como cuando se habla de

síndrome febril, en genética se usa el concepto cuando existe

una causa o etiología determinada que explica la condición. El

concepto de asociación, inicialmente descrito como un concepto

estadístico más que biológico, está cambiando a medida que

se reconoce la causa de estas blastopatías. Así por ejemplo, la

asociación CHARGE es considerada ahora un síndrome debido a

que fue posible determinar era producida por una mutación en

el gen

SEMA3E

.

La etiología de las malformaciones puede ser genética y/o

ambiental. Clásicamente como genéticas se consideraban las

afecciones de causa mendeliana o monogénicas, cromosómicas

y poligénicas/multifactoriales; y como no genéticas o ambien-

tales a los teratógenos. Estos no sólo incluyen ciertas drogas,

radiaciones, virus, alcoholismo, sino incluyen también condi-

ciones maternas como la diabetes. Sin embargo, en los últimos

30 años, además de estas etiologías clásicas se han reconocido

nuevas, no tradicionales, como los síndromes de genes conti-

guos, los debidos a mutaciones dinámicas (como el síndrome

del X-Frágil), a mecanismo epigenético, herencia trialélica,

mitocondrial, entre otras.

A pesar de los avances tecnológicos y los nuevos exámenes de

laboratorio disponibles, incluyendomicrorrays, secuencia exónica,

y, en un futuro muy cercano, secuencia de todo el genoma, una

buena evaluación clínica continúa siendo lo más importante en

la evaluación diagnóstica. Ciertamente estos nuevos exámenes

junto con confirmar la etiología, están comenzando a cambiar las

descripciones clásicas de algunos síndromes.

El conocido pediatra-hematólogo Frank Oski, quien falleciera en

1996, describió cuatro formas de establecer el diagnóstico:

1) Reconocimiento de las características clínicas, ya sea por el

fenómeno gestáltico o asociación de anomalías.

2) A través de una hipótesis diagnóstica.

3) El uso de algoritmos.

4) Lo que él denominara “

testing the universe

” que se refiere

a tratar de establecer un diagnóstico haciendo todo tipo de

exámenes con la esperanza de que alguno de ellos revele

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(4) 452-457]