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madre. Estos avances permitieron la construcción de una expli-

cación fisiopatológica coherente para el daño hepático y la

consecuente acumulación posterior de hierro. Conociendo el

mecanismo de injuria al parénquima hepático, se estableció un

plan de tratamiento eficaz para el recién nacido afectado y uno

preventivo para las embarazadas a riesgo.

Fisiopatología

La hepatitis fetal aloinmune es la consecuencia del pasaje tras-

placentario de anticuerpos de tipo inmunoglobulina G a través

de la placenta, que están dirigidos contra un antígeno espe-

cífico del hepatocito fetal. La activación del complemento por

el anticuerpo, provoca la formación de un complejo entre los

factores de la cascada terminal del complemento: C5b-9, en la

membrana plasmática de la célula hepática, que es responsable

de la lisis de la misma. La activación del complemento forma lo

que se llama el

“Complejo de Ataque de la Membrana”

, que

puede ser detectado por inmuno-histoquímica en las biopsias

de los pacientes con una hepatitis fetal aloinmune. El antígeno

en el hepatocito no ha sido todavía identificado (3).

Las madres que desarrollan estos anticuerpos han sido inmuni-

zadas en embarazos previos. No se trata de un antígeno paterno,

porque una vez la madre inmunizada la enfermedad se repite en

embarazos de padres diferentes. En general, en los antecedentes

maternos se encuentran recién nacidos fallecidos precozmente

o abortos espontáneos. Es mucho menos frecuente encontrar el

antecedente de un hijo anterior con insuficiencia neonatal que

haya sobrevivido (10).

Depósitos de hierro en el hígado, como así también en otros

órganos, como las glándulas salivales o el páncreas, son habi-

tualmente presentes. La estimación de la sobrecarga hepática

por Resonancia Magnética Nuclear permite sospechar del diag-

nóstico. La biopsia de glándulas salivales de la mucosa del labio,

puede mostrar una acumulación de hierro en más del 60% de

los pacientes. La sobrecarga fetal en hierro provoca también un

aumento de la saturación de la transferrina sérica, elemento

a considerar en diagnóstico diferencial con otras causas de

insuficiencia hepática aguda del recién nacido. Este aumento

del pasaje trasplacentario del hierro es la consecuencia de la

insuficiencia hepática ya presente durante la vida fetal (10). En

el niño o en el adulto, la regulación de la absorción de hierro

por el intestino depende de la secreción de la hormona hepci-

dina por el hígado, esta hormona se fija a la ferroportina en los

enterocitos impidiendo el pasaje del hierro a la circulación. Por

un mecanismo similar la hepcidina también controla el pasaje

trasplancentario del hierro de la madre al niño. La destrucción

de los hepatocitos fetales tiene como consecuencia la disminu-

ción o ausencia de la hepcidina en la sangre fetal, explicando los

hallazgos histológicos o radiológicos.

Pronóstico

La enfermedad se repetirá en sucesivos embarazos y puede

ocasionar muerte fetal o recién nacidos con diferente grado de

lesión hepática. En algunos pacientes se observó una colestasis

neonatal y cirrosis sin acumulación de hierro (8), en otros una

insuficiencia hepática severa.

El pronóstico en el recién nacido depende del grado de destruc-

ción del parénquima hepático. Se han observado en las biop-

sias hepáticas de recién nacidos afectados, desde una ausencia

completa de hepatocitos en el hígado, hasta un colapso de la

estructura con hepatocitos presentes, lo que podría interpre-

tarse como una posibilidad de regeneración, aunque esto es

aleatorio pero posible con el tratamiento adecuado, comenzado

de manera precoz. No existen criterios que permitan pronosticar

la regeneración espontánea o la necesidad de un trasplante. En

estos niños, no obstante la presencia de una insuficiencia hepá-

tica, los síntomas y signos neurológicos son tardíos, otorgando

la oportunidad de ensayar un tratamiento específico, asociado

a uno de sustitución de la función hepática por algunos días,

antes de inscribir el paciente en lista de espera para un tras-

plante.

TRATAMIENTO

El tratamiento de sustitución de la función hepática comprende:

la administración de glucosa, eventualmente de plasma para

evitar el sangrado y una disminución del aporte proteico de la

dieta. La posibilidad de infección es importante y debe ser diag-

nosticada y tratada rápidamente.

El tratamiento específico consiste en la administración de

inmunoglobulinas por vía intravenosa a una dosis de

1g/kg y una exsanguino transfusión (EXST). Para esta última el

volumen recomendado es de dos veces el volumen sanguíneo

calculado del recién nacido. No existe una recomendación

precisa sobre la frecuencia de la administración de las inmu-

noglobulinas, ha sido descrito que los pacientes que sobre-

vivieron recibieron entre una y tres dosis. La plasmaféresis

probablemente más eficaz y específica que la exsanguineo

transfusión plantea dificultades técnicas insalvables debido

al tamaño del paciente. En una serie de pacientes tratados

con ambos procedimientos (EXST e inmunoglobulinas), se

observó un 75% de sobrevida, contra 17% solamente cuando

el tratamiento no fue administrado. Los niños tratados fueron

hospitalizados durante 6 días y hasta por 3 meses, pero

ninguno de los sobrevivientes tuvo secuelas, al menos en el

examen al año de vida (11).

La importancia del diagnóstico de esta enfermedad, aún en

la autopsia, tiene repercusiones importantísimas sobre el

futuro de nuevos embarazos de la madre. Sin tratamiento

[HEPATITIS ALOINMUNE FETAL - Dr. Fernando Álvarez C. y cols.]