Previous Page  118 / 164 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 118 / 164 Next Page
Page Background

248

Rol del riñón en la homeostasis de la glucosa y en la

hiperglicemia de la DM2

El riñón participa en la regulación de la glucosa a través de

gluconeogénesis (contribuyendo al 20−25% de los niveles

de glicemia en estado de ayuno), filtración, reabsorción

y consumo de glucosa (101). En condiciones fisiológicas

el glomérulo filtra

~

180 g de glucosa al día, cantidad que

posteriormente se reabsorbe casi en su totalidad a nivel

tubular, eliminándose por la orina

<

1% de la glucosa filtrada.

La reabsorción es mediada por transportadores de glucosa

SGLT (S

odium−Glucose Linked Transporter

) que forman parte

de una familia de seis proteínas de membrana que están

ampliamente distribuidos en el organismo de los cuales

dos, SGLT1 y SGLT2, se expresan en el túbulo contorneado

proximal (TCP). Ambos se diferencian en su ubicación y en

la afinidad y capacidad de transporte de glucosa (101,103).

SGLT1 es un transportador de baja capacidad y alta

afinidad por la glucosa que se expresa fundamentalmente

a nivel intestinal, donde es el principal transportador de

glucosa/galactosa. También se encuentra, aunque en

menor cantidad, en los segmentos S2 y S3 del TCP donde

reabsorbe ~10% de la glucosa. Por su parte SGLT2 es un

trasportador de alta capacidad y baja afinidad, con expresión

casi exclusiva en la superficie luminal del segmento S1 del

TCP, donde reabsorbe el 90% de la glucosa filtrada por el

riñón. La reabsorción de glucosa por los transportadores

SLGT se produce por medio de un proceso de cotransporte

activo Na + −glucosa, en que el Na + al absorberse a través

de la membrana celular crea una gradiente de energía que

permite el ingreso de la glucosa en forma independiente de

la insulina. Desde la pared tubular, ambos reingresan a la

circulación, la glucosa vía transportadores de glucosa GLUT1

y GLUT2 y el Na + por medio de la bomba Na + −KATPasa.

(102, 104). La glucosa filtra libremente por el glomérulo, de

modo que, si los niveles de glicemia aumentan, la cantidad

de glucosa filtrada aumenta en forma lineal. Sin embargo,

la capacidad de reabsorción del sistema de transporte SGLT

renal es limitada con un umbral de saturación a valores de

glicemia de

~

180−200mg/dl según variaciones individuales.

Toda la glucosa filtrada por encima de este umbral supera

la velocidad de transporte máximo que es de

~

375ml/min,

y es eliminada por la orina (102,104). Si se considera que

el riñón diariamente reabsorbe 180g/glucosa, produce 15 a

55g y metaboliza 25−35g, la reabsorción tubular constituye

el mecanismo más importante a través del cual los riñones

influencian la homeostasis de la glucosa (102, 105).

En la DM2 existen alteraciones en el manejo renal de la

glucosa que contribuyen a la hiperglicemia (9, 102). Hay

defectos en la gluconeogénesis, lo que resulta en una mayor

producción de glucosa, y aumento de la expresión y la

capacidad de absorción de los SLGT2. Esta sobreexpresión

de SLGT2 aumenta el transporte máximo (Tm) para la

glucosa a valores 40-60mg/dl más altos que el umbral

fisiológico de saturación (glicemia±180mg/dl en sujetos

sanos a 240mg/dl en DM2) de manera que la glucosuria

se inicia a partir de niveles glicémicos más elevados a los

esperados, lo que se traduce en una mayor reabsorción de

glucosa contribuyendo a mantener la hiperglicemia (101,

102, 106). Existen mutaciones genéticas que producen

trastornos funcionales de los transportadores. Defectos

en SLGT1 originan un síndrome de mala absorción con

severa diarrea y mínima glucosuria, lo que muestra el

predominio de expresión intestinal de este transportador.

Por su parte, mutaciones de SLGT2 causan glucosuria renal

familiar y a pesar que ésta puede llegar a ser muy elevada,

no se asocia a desarrollo de daño renal, vesical, infecciones

de las vías urinarias ni hipoglicemias. El conocimiento de

la sobreexpresión de SLGT2 en la DM2 sumado a que la

inhibición “natural” del mismo es de curso benigno llevó

al desarrollo de fármacos inhibidores del transportador

tubular de glucosa SLGT2 (104, 106, 107).

Fármacos inhibidores de la SLGT2 (ISLGT2)

A mediados del siglo XIX se describió que la florizina, una

sustancia extraída de la corteza del manzano, originaba

glucosuria (108). El interés en el compuesto se inició en los

años 50, al demostrarse que bloqueaba el transporte de

glucosa en varios tejidos, incluido el riñón, lo que motivó

que posteriormente se usara para estudiar la función de los

transportadores SLGT. Se comprueba que bloquea los SGLT1

y SGLT2, que produce glucosuria, disminuye la hiperglicemia,

pero además genera un síndrome de malabsorción, por

su mayor afinidad a SLGT1. Cuando se demostró que la

excesiva reabsorción de glucosa por el riñón tenía un rol

patogénico en la DM2 (9, 102), se evaluó la florizina con fines

terapéuticos; sin embargo, su uso no fue posible por efectos

adversos y baja biodisponibilidad. La investigación se orientó

a derivados de la florizina (109), obteniéndose compuestos

con potente selectividad a SGLT2 con mayor estabilidad,

mejor biodisponibilidad y con adecuada tolerancia dando

origen a este nuevo grupo de fármacos inhibidores

selectivos de SGLT2 (ISLGT2), con principios terapéuticos

totalmente diferente al de otros hipoglicemiantes (110).

Estos compuestos inhiben en forma competitiva, reversible

y selectiva al cotransportador SLGT2 ubicado en el TCP;

su acción es independiente de la secreción o acción de la

insulina y de la etapa de evolución de la DM2 (102, 106).

La inhibición “resetea” el sistema reduciendo el umbral de

saturación para la glucosuria de manera que ésta se inicie

con niveles de glicemia 60-80 mg menores (

~

100mg/

dl), con lo que aumenta la excreción urinaria de glucosa

en 60-80g/día (102). Como resultado de la glucosuria

farmacológica se reduce la hiperglicemia y adicionalmente

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(2) 235-256]