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Tratamiento.

La resección quirúrgica está indicada

en pacientes sintomáticos que presentan infec-

ciones a repetición (19, 20). En aquellos asintomá-

ticos la resección se programa en forma electiva,

por el riesgo de infecciones y por la alta asociación

a malformación congénita de la vía aérea pulmonar

(15, 21).

2. Malformación congénita de la vía aérea

pulmonar (MCVAP)

Antiguamente conocida como malformación adenoma-

toidea quística pulmonar, es una lesión de predominio

parenquimatoso consistente en una masa multiquís-

tica benigna de tejido pulmonar no funcional, gene-

ralmente restringida a un lóbulo pulmonar, pero

ocasionalmente más extendida (incluso bilateral),

casi siempre con irrigación del territorio pulmonar.

Se origina en un desarrollo embrionario pulmonar

anormal, producido en la fase pseudoglandular, gene-

rando hiperplasia compensatoria de la vía aérea distal

y reemplazo del parénquima normal por quistes de

distintos tamaños y ubicación.

Fue descrita por primera vez por Chin et al. en 1949

(22). La incidencia es de 1 por 25000 a 30000 emba-

razos (25) y es la malformación pulmonar congénita

más frecuente, llegando a un 25-30% de ellas (24).

Alrededor del 30% de los pacientes portadores desa-

rrollan una falla respiratoria al nacer (24).

La denominación actual fue propuesta por Stocker en el

año 2002 (23), abandonando el nombre de malforma-

ción adenomatoidea quística, debido a que en muchas

ocasiones no se encontraban ni quistes ni malforma-

ciones adenomatosas. De esta forma, agregó 2 catego-

rías nuevas que se sumaron a los clásicos tipos I, II y III

de 1977 que se basaba en el tamaño de los quistes y el

probable punto de origen de desarrollo de la malfor-

mación a lo largo de la vía aérea (25):

- Tipo 0: se origina a partir de la tráquea o tejido bron-

quial y tiene una baja incidencia (1-3%). Los quistes

son de hasta 0.5cm de diámetro y afectan a todos los

lóbulos pulmonares. En general son incompatibles con

la vida y se asocian con anomalías cardíacas graves.

- Tipo I: quiste único grande o múltiples mayores a

2 cm de diámetro. Es el más frecuente (50-70%) y

el con mejor pronóstico. La malformación ejerce un

efecto de masa que comprime el pulmón sano adya-

cente y puede generar dificultad respiratoria en el

recién nacido.

- Tipo II: múltiples quistes de menos de 2 cm que

afectan a 1 lóbulo pulmonar y tiene origen bron-

quiolar. Es el segundo tipo más frecuente (20-40%)

y tiene una alta asociación con secuestro pulmonar y

malformaciones de otros sistemas (cardíacas, hernia

diafragmática, atresia de esófago, agenesia renal)

(27).

- Tipo III: masa sólida de origen bronquiolar/alveolar

que puede desplazar y comprimir el pulmón contra-

lateral y las estructuras mediastínicas, provocando

hipertensión pulmonar e hidrops fetal (24). Equivale

aproximadamente al 10% de las MCVAP.

- Tipo IV: tiene un origen acinar distal con grandes

quistes periféricos de hasta 7 cm de diámetro,

y corresponde a un 10 a 15% de las MCVAP. Se ha

propuesto como una etapa evolutiva del blastoma

pleuropulmonar tipo 1(11,28).

Evaluación y diagnóstico.

Existe un amplio espectro

de manifestaciones clínicas, que pueden ir desde la

muerte fetal (por hidropesía o hipoplasia pulmonar)

hasta la falta absoluta de síntomas (24, 29). La

clínica más frecuente son las infecciones pulmo-

nares recurrentes, dificultad respiratoria, neumo-

tórax, hemotórax y hemoptisis, pero se describe

que hasta un 90% de los portadores puede perma-

necer asintomático en el período neonatal (33).

La extensión de la evaluación ecográfica prenatal

ha permitido que este tipo de lesiones se detecten

cada vez con más frecuencia antes del nacimiento,

pudiendo identificar desde una zona quística en el

tórax, hasta una

hidrops

fetal, que puede desarro-

llarse hasta en el 40% de los casos, con alto riesgo de

mortalidad (35). La resonancia magnética fetal ayuda

en el diagnóstico diferencial (hernia diafragmática,

duplicación intestinal anterior, secuestro pulmonar,

enfisema lobar congénito) y en identificación de

anomalías asociadas. (Figura 2).

El estudio en el período neonatal incluye la radio-

grafía de tórax, que puede mostrar múltiples quistes

de paredes finas, con ocupación interior o contenido

aéreo, y desplazamiento de estructuras mediastí-

nicas. La tomografía permite determinar el tamaño de

los quistes, la extensión anatómica y la identificación

de otras alteraciones asociadas no visualizadas con Rx

o ecografía (25, 28). (Figura 3).

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(4) 485-498]