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Ya se mencionó que en los pacientes portadores de OME
crónica que presenten pérdida auditiva significativa o
en los que se sospecha alteraciones estructurales de
la membrana del tímpano o del oído medio, existe la
indicación de colocar tubos de ventilación (10).
En el caso de pacientes que presentan OME asociada a
OMA recurrente, también se recomienda la instalación de
tubos de ventilación (10). La OMA recurrente está definida
como 3 o más episodios de OMA bien documentada en los
últimos 6 meses o 4 episodios de OMA bien documentados
y separados en los últimos 12 meses habiendo sido el
último en los últimos 6 meses (10).
En el caso de pacientes que son portadores de tubos de
ventilación que presenten otorrea, ésta habitualmente será
una manifestación de otitis media aguda, en que muchas
veces el paciente no tendrá dolor. En esos pacientes hay
una fuerte recomendación de tratar la infección sólo con
gotas de antibióticos tópicos
(p.ej.quinolonas), estando
contraindicadas las gotas con potencial ototóxico como
los aminoglucósidos (10). La idea de esta recomendación
es no usar antibióticos orales en casos en que no sean
necesarios y reservar su uso para casos en que se presente
una complicación
(p.ej.otomastoiditis) o en que existan
factores de riesgo para una infección de mayor magnitud
(p.ej. inmunosuprimidos) (10).
Por último, en los pacientes portadores de tubos de
ventilación existe una recomendación en contra de indicar
tapones de protección contra el agua en forma rutinaria.
Existe un estudio aleatorio, controlado, con un gran número
de pacientes en un tiempo de 9 meses que demostró que la
diferencia entre usar y no usar tapones de protección para
el agua es mínima disminuyendo el riesgo de otorrea de 56
a 47% (21). El médico tratante debe decidir si en alguna
condición particular de un paciente se justifica tomar
precauciones para evitar la entrada de agua en los oídos.
Cuando se realiza la cirugía de tubos de ventilación de
oídos, muchas veces ésta se realizará en conjunto con una
cirugía de adenoides. En la última guía clínica de la AAO,
una de las modificaciones en base a los últimos ensayos
clínicos evaluados es la recomendación de no realizar
adenoidectomía en niños menores de 4 años, excepto
que exista otra indicación independiente de la OME
para adenoidectomía (ej: obstrucción nasal o adenoiditis
crónica). Por otro lado, en los pacientes mayores de 4 años
en que se realizará una cirugía por OME, sí se recomienda
hacer la adenoidectomía junto a la instalación de tubos de
ventilación, dado que se ha demostrado en ese grupo de
población una mejor relación riesgo beneficio (4).
La amigdalectomía no debe ser realizada como tratamiento
de la OME porque esta cirugía no tendría una relación con
el tratamiento de la enfermedad (1).
OME recurrente o refractaria al uso de tubos
de ventilación de oídos
Si bien la gran mayoría de los paciente con OME que son
sometidos a cirugía de tubos de ventilación presentarán
una evolución favorable, existe un grupo de pacientes
en que esto no se cumple. Por lo general existen dos
situaciones de evolución desfavorable. La primera es aquel
paciente que requiere más de tres intervenciones en un
periodo menor a 2 años. La otra situación es cuando la
disfunción de la trompa de Eustaquio ha progresado a una
retracción de la membrana timpánica hacia el oído medio.
Esto puede conducir a una erosión ósea de la cadena de
huesecillos o al desarrollo de un colesteatoma.
Es en estas dos situaciones donde una cirugía de la trompa
de Eustaquio ha surgido como una posible solución a un
estado patológico avanzado de la OME y la disfunción de
la trompa. El concepto es dilatar la trompa de Eustaquio
mediante la insuflación de un balón en el interior de su
parte cartilaginosa. El efecto terapéutico se explicaría por
la hipótesis de que el inflado a presión del balón produciría
una necrosis de la mucosa que tapiza la trompa. Esto
haría que se elimine dicha mucosa alterada junto con la
inflamación crónica que la acompaña y así se regeneraría
una mucosa sana, restableciendo el buen funcionamiento
y permeabilidad tubaria (22). Esta técnica, conocida como
“Tuboplastía con Balón”, fue desarrollada en Alemania
hace más de 10 años y es utilizada en adultos y niños.
Los datos estadísticos que avalan su efectividad aún no
son categóricos, pero existen diversas publicaciones que
hablan de alrededor de un 70% de éxito (23).
Por último, cabe destacar que cuando la OME se acompaña
de retracción de la membrana timpánica, el paciente
debe permanecer en estricto control por un especialista
otorrinolaringólogo quien evaluará el momento adecuado
para indicar una timpanoplastía que corrija dicha retracción
(24).
Evaluación del resultado del paciente tratado por
OME
El médico que trata una OME debe documentar la resolución
de la efusión del oído, la mejoría auditiva y la mejoría de la
calidad de vida del paciente en que se ha diagnosticado una
OME (4). La importancia de esta recomendación está dada
por la alta tasa de recuperación espontánea de algunos
casos y por otro lado por la tendencia a la persistencia de
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(6) 905-914]