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[LA TUBERCULOSIS EN EL NIÑO, ¿CÓMO SE DIAGNOSTICA? - Dra. M. Elena Guarda y col.]
Según estimaciones de la Organización Mundial de la
Salud (OMS), durante el año 2015 hubo un aumento de
casos nuevos a 10.4 millones en el mundo, siendo los
casos infantiles (menores de 15 años), 1 millón y de estos
murieron alrededor de 170000 (2). En forma global el 12%
de los casos nuevos eran VIH positivo. En Chile pesar de los
esfuerzo por intentar erradicar la TBC para el 2020 la tasa
no se ha disminuido, manteniéndose 50 casos infantiles
nuevos al año, incluyendo muertes, formas diseminadas y
Tuberculosis mutirresistente (MDR).
A pesar de los esfuerzos de la OMS y múltiples organi-
zaciones dedicadas a mejorar la prevención, diagnóstico,
tratamiento oportuno y tratar de acercar las nuevas tecno-
logías a los lugares de mayor incidencia y mortalidad, aún
no se logran dichos objetivos.
Alrededor del 90% de los niños infectados no enferma.
Dentro de los niños que no enferma, un grupo importante
puede quedar como infección latente, quedando como
reservorio para futura transmisión de la enfermedad al reac-
tivarse Tuberculosis (TBC) post primaria. Un 10% de los niños
enferma y esto ocurre durante los primeros 5 años después
de la infección. Dentro de los factores de riesgo princi-
pales están: la edad, siendo los lactantes el grupo etario de
mayor riesgo de enfermedad grave (30-40% TBC pulmonar
y 10-20% TBC diseminada) e inmunodeficiencias, especial-
mente en pacientes portadores de VIH. Esta progresión a
enfermedad puede ser muy poco sintomática (3,4).
Cuando un niño enferma, casi siempre es sinónimo de
infección reciente, por lo tanto, es perentorio tratar de
encontrar al caso índice que lo contagió, siendo éste,
generalmente un contacto cercano intradomiciliario o en
su entorno escolar.
El diagnóstico de la TBC en el niño es difícil, considerando
que en general las lesiones son paucibacilares y cerradas,
por lo tanto de
gold standard
que es la bacteriología posi-
tiva no se logra en más del 30% de los casos.
En la actualidad, todas la estrategias a nivel mundial para
intentar terminar la epidemia TBC se han focalizado en
mejorar el diagnóstico precoz, en el tratamiento oportuno
y más aceptable (fácil de administrar) de la TBC infantil.
Un elemento a considerar también en el control y mejoría
de la enfermedad, es la creciente aparición de Bácilo
de Koch MDR (resistentes a dos drogas de primera línea
isoniacida más rifampicina) o XMDR (MDR asociado a
resistencia a fluoroquinolonas y al menos 1 de los tres
fármacos inyectable capreomicina, amikacina
o kanami-
cina).
Esto dificulta y alarga el tratamiento, aumentando la
mortalidad de los pacientes e infectando a otros con estos
gérmenes resistentes.
¿EN QUIÉNES SOSPECHAR LA TBC ?
Si no se sospecha la posibilidad de que un paciente esté
enfermo de tuberculosis o con infección latente, difícil-
mente se podrá llegar al diagnóstico.
Se debe sospechar
TBC pulmonar
en las siguientes situa-
ciones:
1.
Niños con antecedentes de contacto con un adulto con:
TBC pulmonar o miliar, con Baciloscopí (BK) y/o cultivo posi-
tivo y en los contactos de cualquier tipo de TBC Pediátrico.
Estos pueden ser contactos intradomiciliarios o escolares (3).
2.
En neumonías resistentes a tratamientos que cubren
gérmenes más habituales y también en neumonías o pleu-
roneumonias extensas con discordancia clínico- radiológica,
donde el compromiso clínico es menor a la extensión de las
imágenes.
3.
En imágenes pulmonares o mediastínicas persistentes.
4.
Pacientes con tos crónica productiva en que se ha
descartado otras causas más habituales.
5.
Escolares con hemoptisis, neumonías extensas febriles
y baja de peso.
6.
Pacientes VIH
+
, con síndromes febriles y aparición de
nuevas imágenes pulmonares.
Y se debe sospechar
TBC extrapulmonar
en las siguientes
situaciones:
1.
Pleuroneumonías de predominio linfocitario o resistente
a tratamiento de gérmenes adquiridos en la comunidad.
2.
Meningitis a líquido claro asociado a encefalitis de
causa no evidente.
3.
Adenopatías persistentes que requieren de biopsia
(diagnóstico diferencial con adenitis BCG, tumores y otras
infecciones).
4.
Hallazgo de granulomas en biopsias de diferentes
órganos (ósea, peritoneal, pleural, entre otros).
¿CUÁLES HERRAMIENTAS DIAGNÓSTICAS TENEMOS?
Sin duda, lo primero es sospechar el diagnóstico de TBC
y luego realizar una exhaustiva historia clínica buscando
síntomas sugerentes, contacto epidemiológico (adulto
TBC/BK+) o familiar con tos crónica y examen físico deta-
llado (Tabla 1) (5).
DIAGNÓSTICO POR IMÁGENES
1. Radiografía de torax:
El uso de las imágenes, parti-
cularmente la radiografía de tórax, constituyen hoy en día