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de genes nativos); y auxótropos y mutantes (cepa virulenta
atenuada mediante deleción genética de factores de viru-
lencia, presentando perfil de seguridad y biodistribución
semejante a BCG, con niveles altos de protección en estu-
dios preclínicos. Todos estos candidatos deben demos-
trar eficacia en las distintas fases de la TB, tales como
enfermedad, infección, latencia y/o cura, además de ser
evaluadas en el contexto de las zonas epidemiológicas
donde existe coinfección con virus de inmunodeficiencia
adquirida (VIH) (6,9,10).
2. DIFTERIA
Enfermedad producida por
Corynebacterium diphtheriae
,
cuya potente exotoxina posee una dosis letal mínima
inferior a 0.1 mg/kg. La incidencia de difteria ha dismi-
nuido drásticamente desde la introducción de la vacuna-
ción masiva en la década de los 40-50’s, llegando a ser
virtualmente eliminada desde 1970. Los últimos casos
notificados en Chile fueron en el año 1996, sin presen-
tarse nuevos casos hasta marzo del año 2016, en que
se notificó un caso de difteria cutáneo importado (11).
El reservorio es humano y los portadores son general-
mente asintomáticos. Su mecanismo de transmisión es
mediante contacto con un paciente o portador. Su trans-
misibilidad se prolonga hasta la desaparición de bacilos
virulentos de las secreciones y lesiones, teniendo una
duración aproximada de 2 semanas. Su incubación por lo
general dura de 2 a 5 días (rango 1-10 días). El toxoide
diftérico se produce por crecimiento de C.
diphtheriae
toxigénico en medio líquido, inactivado con formalde-
hído y se utiliza solo o combinado con otros antígenos
vacunales en dosis entre 10 a 20 unidades de floculación
(Lf) y de menos de 2 Lf en dosis para mayores de 4 años.
Después de una serie primaria de tres dosis en adultos
y cuatro dosis en niños, espaciadas adecuadamente, un
95% de los sujetos vacunados estaría por encima del nivel
de protección frente a la enfermedad. Su eficacia clínica
se ha estimado en un 97%. Con el tiempo los niveles de
anticuerpos detectados van disminuyendo, pero podrían
persistir títulos protectores al menos 10 años después de
la última dosis. Se recomienda la inmunización universal a
partir de los 2 meses de vida, utilizando vacunas combi-
nadas. Del mismo modo, se indica su administración en
adultos que no hayan sido vacunados en la infancia o en
los que hayan transcurrido más de 10 años desde la última
dosis de recuerdo, con dosis y presentaciones idealmente
combinadas con toxoide tetánico y pertussis acelular, en
pauta similar a la establecida para el toxoide tetánico.
Para los contactos cercanos y personal sanitario que han
estado en contacto con un caso deben recibir una dosis de
vacuna, adecuada a su edad, si han transcurrido más de 5
años desde la última dosis de recuerdo. La interrupción
de calendario vacunal o el retraso en dosis subsiguientes
no reduce la inmunidad final, por lo que no es nece-
sario reiniciar una serie vacunal independientemente del
tiempo transcurrido entre las dosis. Su administración es
vía intramuscular, sus efectos adversos son escasos, prin-
cipalmente reacciones locales (eritema e induración con o
sin dolor local) y sus contraindicaciones son las generales
de las vacunas (12).
3. COQUELUCHE
El coqueluche, cuyo agente causal es
Bordetella pertussis,
es una de las enfermedades transmisibles más conta-
giosas, pudiendo ser adquirida por el 90% de los
contactos susceptibles, siendo los menores de 6 meses,
adolescentes y adultos los más expuestos para padecer
esta enfermedad. Se transmite fundamentalmente por
contacto directo con secreciones respiratorias de los indi-
viduos enfermos. Su contagiosidad puede durar hasta 3-4
semanas del inicio del período de estado, siendo más alta
en la fase prodrómica o catarral de la enfermedad, previa
a la aparición de la tos paroxística. Los niños menores de
6 meses, que no tienen la fuerza necesaria para toser no
presentan paroxismos si no apneas (13). En los últimos
años, la proporción de casos en mayores de 10 años se ha
incrementado, lo que es muy relevante ya que los adoles-
centes y adultos jóvenes juegan un rol importante en la
transmisión de la enfermedad a los lactantes. No existe
total claridad de las causas de este fenómeno, planteán-
dose como responsables los avances en los métodos
diagnósticos o de vigilancia epidemiológica, pérdida de
inmunogenicidad de la vacuna y/o cambios estructurales
en la cepa bacteriana que la hace menos susceptible a los
anticuerpos inducidos por las vacunas (14).
Los menores de 1 año son el grupo de mayor riesgo de
enfermar, presentando en nuestro país una tasa de 137.7
casos por 100 mil habitantes, con un 82% de los casos en
menores de 6 meses (13), ya que este grupo no ha sido
vacunado, o bien tienen un esquema primario de vacu-
nación incompleto, siendo habitualmente contagiado
por un familiar cercano en el 75% de los casos (15). Esto
pone de manifiesto la utilidad de las estrategias de vacu-
nación con
Pertussis
acelular en cada embarazo, durante
el 2
do
o 3
er
trimestre, hasta al menos 15 días antes del
parto, independiente del intervalo desde vacunación
previa con dT o Tdap, de manera de transferir altos títulos
de anticuerpos para disminuir la incidencia en el grupo
etario menor de 6 meses. Esta estrategia se encuentra
dentro de las recomendaciones actuales de la OMS (15).
Diversos estudios han demostrado una efectividad de
esta estrategia cercana al 90%, reducción en letalidad
hasta del 87%, principalmente en los menos de 3 meses,
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(1) 72-82]