Previous Page  24 / 156 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 24 / 156 Next Page
Page Background

836

2.

Las crisis que provocan la pérdida de la autoestima, expe-

riencia de rechazo y separación son: la pérdida del empleo,

divorcio, relación amorosa desdichada, un revés financiero, la

vejez entre otras.

3.

Los problemas médicos y quirúrgicos, que llevan el temor

a la muerte, la invalidez y a la desfiguración. La hospitaliza-

ción, por ende, también podría involucrar una crisis de la

autoestima: “repentinamente se es una unidad que va a ser

trasladada, volteada, inyectada, expuesta y a veces tratada

insensiblemente como para suscitar una intensa ansiedad,

gran enojo o depresión” (1).

Respecto de pacientes hospitalizados, la experiencia crítica

puede involucrar circunstancias diversas y de diferente

complejidad: Están aquellos que pueden padecer enferme-

dades que implican hospitalizaciones prolongadas, con un

riesgo moderado para su vida; aquellos que padecen enfer-

medades que implican gran amenaza a la vida; los que han

sufrido accidentes graves traumáticos, aquellos que son

amputados o trasplantados. Las crisis se expresan de acuerdo

al impacto emocional que una experiencia implica y puede

estar condicionada de modo proporcionalmente distinto, para

cada persona. Tomando en cuenta por un lado, el impacto del

evento estresor y por otro lado, la tensión interna que puede

ser manejada o no por los mecanismos de defensa habituales

que una persona ha utilizado durante su vida. Para comprender

la reacción emocional desencadenada, a la vez es necesario

contextualizarla de acuerdo a la biografía de cada persona.

Esta contextualización le brinda al paciente la búsqueda de

un sentido a lo que está sucediendo, que frecuentemente se

relaciona con un significado ligado a la historia de vida. Esta

interpretación, que puede ser consciente o inconsciente,

marcará el sello personal con el cual los procedimientos, la

enfermedad, accidente o intervención serán significativos

emocionalmente. De este significado podrá, por ejemplo,

nacer una actitud de esperanza, desesperanza, miedo, coraje,

un exceso de vulnerabilidad que movilice muchas veces a la

ansiedad, en otras ocasiones a la culpa, rabia u otras reac-

ciones.

Las situaciones de crisis pueden desencadenar desde un

impacto emocional moderado hasta configurarse en algunas

ocasiones, como eventos traumáticos cuando sobrepasan las

capacidades del individuo para contener emocionalmente la

experiencia. Involucran un aumento en la vivencia de vulne-

rabilidad y pueden movilizar necesidades de dependencia

mayores a las existentes previo a la crisis. Estamos conside-

rando a personas que están pasando por situaciones anor-

males asociadas a la ruptura de la continuidad de la vida

cotidiana y el sentimiento de seguridad que implica. Las

intervenciones psicoterapéuticas en situaciones de crisis

pueden potenciar la movilización de modos de enfrenta-

miento nuevos que impliquen un crecimiento de la persona y

el desarrollo de un equilibrio, incluso en ocasiones, mejor del

precedente.

Los procedimientos médicos normales imponen al paciente

una posición pasiva en tanto debe aceptar someterse a expe-

riencias como ser inyectado, manipulado, lavado u otras más

invasivas aún. La vivencia de autonomía y del cuerpo propio

pueden verse comprometidos, si se conjuga con experiencias

previas que pueden tomar significados emocionales diversos.

Entonces, ¿Cuánta vulnerabilidad y dependencia se movili-

zará? Depende por un lado, de factores internos, es decir rela-

cionados con la personalidad y biografía y por otro de factores

externos asociados a la naturaleza de la causa de hospitaliza-

ción y su gravedad.

El sentido de sí mismo, yo, o sentido de identidad se construye

durante la vida y posee un aspecto más consciente y otro más

inconsciente ligado, entre otros, a los mecanismos de defensa

que se utilizan. Además, el Yo, como Freud lo plantea, es en el

inicio un Yo corporal (2). Esto es de gran importancia, puesto

que las situaciones de crisis en pacientes hospitalizados están

referidas a situaciones que en menor o mayor medida pueden

comprometer el funcionamiento corporal, y por ende pueden

potencialmente también, comprometer el sentido de iden-

tidad de una persona. Ejemplo de ello es una amputación, un

trasplante, la invalidez u otro.

Las cirugías frecuentemente involucran sentimientos de

desamparo: anestesia, “meter cuchillo”, invasión del cuerpo;

temor hacia el cirujano o a la mutilación. Las variables que

están involucradas son diversas y de importancia también

distinta para cada persona, entre ellas qué órgano está afec-

tado y cuánto sentido de identidad se ve comprometido

con él. En el caso de enfermedad, se deberá comprender el

significado simbólico con que cada paciente la connota y su

relación con ella. Con frecuencia el órgano enfermo se puede

experimentar como algo diferente del sí mismo con el cuál

se podrá establecer una relación maternal, de rechazo u otra.

Es relevante también tomar en cuenta la identificación con

personas conocidas que padecieron la enfermedad como

factor a evaluar en el significado emocional que toma la expe-

riencia.

Las reacciones se pueden evaluar como adaptativas o no,

tomando como referencia la proporcionalidad entre reacción

y evento, así como la duración de la reacción.

Por ejemplo, si se moviliza demasiada angustia y vivencias

depresivas que se mantienen en el tiempo más allá de la situa-

ción crítica o existe una ausencia de reacción sostenida en el

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(6) 835-840]