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una conducta adaptativa en el enfrentamiento de su situa-

ción crítica, sin que se tornen muy demandantes ni conflic-

tivos. Están preparados para atender el sufrimiento físico del

paciente y el psicológico muchas veces resulta un imprevisto

que hace a los pacientes más difíciles. Sin estar muy cons-

cientes de ello, entonces podrían actuar de manera fría o

incluso rechazante, lo que complejiza la posibilidad de desa-

rrollar un ambiente emocional que contribuya al desarrollo de

mecanismos de adaptación adecuados en el paciente frente

a la crisis. Esta circunstancia también podría contribuir sin

intención a la descompensación emocional de los pacientes

en tanto los cuidados psicológicos pueden desaparecer ante

la priorización de los cuidados físicos.

La intervención en crisis también se puede implementar de

manera preventiva, cuando se conoce que existirá en el futuro

próximo un evento estresor con potencial traumático, como

por ejemplo una amputación o un trasplante. Esto permitiría

que el paciente pueda explorar, sintiéndose más acompa-

ñado, el significado emocional de la experiencia y estar mejor

preparado para su impacto.

Ejemplos clínicos de intervención en crisis en pacientes hospi-

talizados:

Ejemplo 1.

Un paciente de 30 años, a causa de un accidente presenta

peligro de que le amputen su mano. El equipo tratante soli-

cita intervención del psiquiatra y éste del psicólogo para una

intervención en crisis. El motivo de consulta específico se rela-

ciona con que el paciente presenta una inquietud motora que

dificulta garantizar el resultado de la operación, puesto que es

necesaria la colaboración del paciente para controlar que sus

movimientos no perjudiquen el cuidado de su mano posterior

a la intervención. Las enfermeras señalan que es un paciente

irritable y con mala disposición a la ayuda. En la entrevista el

paciente es colaborador, analizamos que se encuentra muy

angustiado porque su accidente y hospitalización lo enfrentan

a tener que elaborar el duelo por su hijo, muerto hace unos

años en un accidente. Este duelo ha sido inconscientemente

postergado en la medida en que el paciente más que permi-

tirse llorar su pérdida ha estado luchando porque los culpables

del accidente de su hijo sean juzgados. Después de la segunda

sesión de intervención queda claro que su inquietud motora

responde a un mecanismo de defensa ligado a la descarga

de la angustia y a la negación de la situación de impotencia

frente a la muerte. La idea de “luchar” ha sintonizado con

mecanismos de evitación del dolor y de “mantenerse menos

vulnerable e impotente”. La hipótesis médica de que es nece-

saria una intervención psicológica queda reafirmada, puesto

que este mecanismo de “lucha” le impide al paciente tomar

contacto también con la posibilidad de pérdida de su mano si

no controla su inquietud después de la delicada operación. Si

el paciente no logra tener conciencia del riesgo de pérdida no

va a cuidarse adecuadamente porque el mecanismo de nega-

ción está bloqueando el contacto afectivo con los duelos. Hay

que recordar la hipótesis psicodinámica que entiende que un

duelo actual siempre implica la re- vivencia y re- elaboración

de los duelos anteriores. Por otro lado, analizamos juntos que

cuidarse a sí mismo implica también perdonarse por la culpa

que siente de no haber podido proteger su hijo. En la medida

que el paciente durante las intervenciones terapéuticas logra

sentirse más contenido, conectarse con el dolor y expresar sus

emociones, la inquietud va disminuyendo y va tomando más

conciencia de cómo se ha postergado a sí mismo y su vida:

el proceso de duelo había sido reemplazado por esta “lucha”

que detenía la elaboración su muerte. Antes de entrar a su

intervención quirúrgica pudo expresar el miedo de perder su

mano y a la vez recordar a su hijo como alguien que siente

que lo ayudó a sobrevivir en su accidente, es decir como una

compañía que le permitió sobrevivir. Esto lo conecta con un

sentimiento más amoroso y menos culposo que le permite

enfrentar mejor el cuidado de sí mismo.

En este ejemplo clínico las intervenciones que se realizaron

fueron 4 sesiones, el paciente al comienzo a pesar de ser

colaborador estaba muy alerta a los comentarios que pudiera

realizar en respuesta a su relato. Su actitud cambia cuando se

logra sentir comprendido y no juzgado. La primera sesión su

molestia se centró en que había perdido unos zapatos en el

traslado a la clínica y sentía que las enfermeras no compren-

dían la relevancia de esta situación y lo instaban a mante-

nerse tranquilo, resignándose a la pérdida. La pérdida de esos

zapatos y la desesperación de no ser comprendido, fueron

claves afectivas o denominadores comunes para comprender

el dolor de no querer aceptar la injusta muerte de su hijo y

la situación injusta de su propio accidente. Así comenzó a

expresarse emocionalmente y permitir que se desarrollara un

espacio de contención emocional que le permitió mostrarse

menos defensivo, menos vulnerable y aceptar mejor la ayuda

de otros. La inquietud motora fue reemplazada por la pena,

la conversación y la intención de cuidarse para prevenir la

pérdida de su mano.

Ejemplo 2.

Un paciente se realiza una cirugía estética y se presenta una

complicación que lo retiene más tiempo hospitalizado de lo

previsto y con gran incertidumbre al no ver avances en su

mejoría médica. Comienza a desarrollar vivencias depresivas y

angustiosas. Se solicita intervención en crisis luego de la visita

del psiquiatra. Es un joven de 24 años, que sufrió la muerte de

su padre 8 años atrás. La relación con el padre al comienzo de

las entrevistas aparece muy idealizada, sin embargo al trans-

currir la conversación aparece un sentimiento importante de

culpa por no haber seguido los deseos de éste en relación a su

[INTERVENCIÓN EN CRISIS PARA PACIENTES HOSPITALIZADOS -Ps. Paula Zalaquett y col.]