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[INTERVENCIÓN EN CRISIS PARA PACIENTES HOSPITALIZADOS -Ps. Paula Zalaquett y col.]
tiempo. Están también las reacciones hipocondríacas como
respuesta a un compromiso mayor de la imagen corporal,
las reacciones de dependencia emocional muy intensas o el
compromiso de la autoestima. Todos son efectos que deben
tenerse en cuenta para evaluar el impacto de la situación
crítica. Por último, se debe evaluar si existe alguna ganancia
secundaria. En ocasiones la enfermedad trae una ventaja,
consciente o inconsciente, que de existir podría retardar la
recuperación de un paciente.
LA INTERVENCIÓN EN CRISIS
Como lo plantean Bellak y Small (1), de modo general la psico-
terapia se ocupa de comprender el efecto que tienen ciertas
experiencias sobre las personas. Señalan que la interven-
ción en crisis o psicoterapia de emergencia, a pesar de ser
una psicoterapia de menor frecuencia de sesiones, no es una
psicoterapia simple de llevar a cabo, puesto que demanda
del terapeuta el escoger el tipo de intervenciones y cons-
truir hipótesis en menor tiempo del que se requiere para
una psicoterapia a largo plazo. En un promedio de 5 sesiones
aproximadamente, señalan: “El terapeuta debe estar atento
a las comunicaciones significativas, determinar los comunes
denominadores, llenar huecos de partes omitidas y decidir
la intervención más fructífera que tiene que cotejar sobre
el avalúo de fuerzas, las circunstancias de la vida real del
paciente y condiciones del yo del paciente... “El terapeuta no
tiene tiempo para esperar que se desarrolle el
insight
(“ilumi-
nación” consciente de un “algo” previamente inconsciente)
tiene un rol activo en ayudar al paciente a crearlo, no tiene
tiempo para estimular la elaboración, debe fomentarla. Es
una especialidad para el profesional experimentado porque
requiere del empleo total e inmediato de sus capacidades.
Habiendo establecido un diagnóstico acerca de los factores
que le impiden a un paciente una mejor adaptación a la
situación de crisis, una de las técnicas fundamentales que
se emplean en la intervención en crisis es la interpretación,
entendiéndola como la sugerencia de relaciones y asocia-
ciones entre las experiencias de vida y sus significados emocio-
nales ligados a la situación crítica. Esta sugerencia, teniendo
en cuenta el escaso conocimiento que se tiene del paciente,
debe ser entregada como una proposición a ser analizada en
el diálogo con el paciente y no como una certeza. Su aproxi-
mación a la realidad emocional del paciente será determinada
por las respuestas del paciente a ella o las asociaciones que le
permita desarrollar. Esta interpretación siempre se entregará
en el marco de una conversación empática que pone énfasis
en la contención emocional. La transferencia positiva con el
terapeuta se acepta como un modo de crear alianza terapéu-
tica y la negativa se interpreta sólo cuando compromete el
trabajo terapéutico.
Los procedimientos básicos de acuerdo a Bellak y Small (1),
se centran en la disposición de comunicación del paciente de
su historia de vida anterior y actual; en las interpretaciones
realizadas por el psicoterapeuta del significado posible de la
sintomatología partiendo de lo más consciente para ir profun-
dizando gradualmente en la medida posible; en el
insight
y
en la elaboración del paciente quien aplica el recién adqui-
rido
insight
a otras situaciones para las cuales son válidos
los mismos patrones. La intervención en crisis permite a
los pacientes recuperar la función reflexiva y la posibilidad
de atravesar la situación de crisis con un sentido de mayor
“agencia” (acción), en contraposición al sólo “padecimiento”
de la situación.
Es de relevancia que en la primera entrevista se estimule el
relato del paciente para conocer algunos aspectos centrales:
descripción de la sintomatología, cuando comenzó, situación
de vida en que se encuentra el paciente; si existe una historia
previa acerca de la sintomatología, hipótesis acerca de la
dinámica y estructura de los problemas del paciente, evalua-
ción de funciones yoicas y los modos de adaptación. Mientras
mejor se comprenda la situación de crisis y su sintomatología,
relacionando experiencias anteriores y los sucesos críticos
actuales, la preparación para escoger el tipo de intervención
resultará más efectiva.
Respecto de la valoración de los mecanismos de defensa, si
son o no adaptativos, Beresford (3) señala la importancia de
evaluar el modo en que el paciente identifica la situación de
estrés o crisis y el tipo de ansiedad que moviliza guiándose
por los siguientes aspectos a evaluar:
El paciente reconoce el estrés o no lo reconoce:
permite
evaluar en qué medida los mecanismos de defensa están
actuando o interfiriendo sobre la percepción de la realidad.
El paciente considera la situación de crisis como una parte
de su vida
y su forma de enfrentarla le pertenece: asociado al
sentido de agencia que un paciente puede vivenciar respecto de
la experiencia crítica versus la mayor dependencia hacia factores
externos a él. Tiene relación con evaluar el nivel de desamparo
y vulnerabilidad e impotencia cuando la crisis es experimentada
dependiendo sólo de elementos más externos.
Cuánta integración existe entre los afectos y los pensa-
mientos,
determinando el tipo de mecanismos de defensa
utilizados.
Beresford (3), señala que existen estudios que evidencian
una mayor sobrevivencia en personas con enfermedad que
utilizan mecanismos de adaptación más maduros.
En cuánto a la evaluación diagnóstica, Según Griffith y Gaby
(4) refieren que el sentimiento de desmoralización es una de