16
C.-E. Martín
López
et al.
/ Cir Cardiov. 2016;
23(1)
:11–17
izquierdo, hechos que han podido
influir
en
los buenos
resultados
a medio plazo.
Pese
a
estos
potenciales
beneficios
en
la
supervivencia
a
largo
plazo, el uso de AMIB en
la práctica
clínica actual es muy
limitado.
Una
de
las
principales
razones
de
esta
reducida
utilización
es
el
riesgo de
incrementar
lamorbimortalidad postoperatoria, especial-
mente en
la
incidencia demediastinitis, debido a que
la disección de
ambas arterias mamarias condiciona una reducción de
la vasculari-
zación esternal, aumentando potencialmente el
riesgo de
infección
con la elevadamortalidad inherente a esta complicación. Este riesgo
es más
acusado
en
determinados
subgrupos
de
pacientes
(edad
avanzada, obesidad, EPOC y especialmente diabetes
) 12,13 . Diferen-
tes
estudios
observacionales
y metaanálisis
encontraron
un
leve
aumento
de
la
incidencia
de mediastinitis
en
los
pacientes
trata-
dos
con AMIB
comparada
con mamaria
aislad
a 12,13,30 .En
cambio,
publicaciones
recientes,
con
la mejoría de
la profilaxis
antibiótica,
la
optimización
de
la
glucemia
perioperatoria
y
específicamente
con
la aplicación de
la
técnica de esqueletización en
la disección de
ambas mamarias
(preservando
las
colaterales
y
el
sistema
venoso
esternal),
han
evidenciado
una
reducción
del
riesgo
de
infección
esternal,
sobre
todo
en
diabético
s 30,31 ,sin
encontrar
diferencias
significativas
en
la morbimortalidad
postoperatoria
entre
injerto
mamario
único
o
doble,
incluidos
los
subgrupos
de
pacientes
de
alto
riesg
o 13–17,22 .En
nuestra
experiencia
con
AMIB,
pese
a
no
haber
sido
com-
parada
con
el
grupo
de
pacientes
en
donde
solo
utilizamos
una
solamamaria, observamos una bajamortalidad postoperatoria hos-
pitalaria
(1,4%),
en
similitud
con
las
grandes
series
publicadas
recientemente
que
presentan
una mortalidad
hospitalaria < 1,5%,
siendo, en
la mayoría de ellas,
significativamente
inferior a
la mor-
talidad
hospitalaria
observada
en
pacientes
con
injerto
único
de
mamari
a 10,21,22 .Del mismo modo,
la
frecuencia de complicaciones hospitalarias
de
nuestra
serie
fue
comparable
a
la
publicada
por
otros
grupos,
con
una
incidencia
de
ACVA,
IAM
y
mediastinitis
postoperato-
ria
≤
2
% 10,16,21,22,30 . Itagaki
et
al.
analizaron
una
cohorte
histórica
de más de un millón de pacientes
tratados
con CRM, donde el 3,9%
de
los
pacientes
recibieron AMI
B 21 . Los
predictores
independien-
tes de mediastinitis
fueron
la
insuficiencia
cardiaca preoperatoria,
EPOC,
insuficiencia
renal y
la diabetes mellitus avanzada
con
com-
plicaciones crónicas. Medalion et al. se˜nalaron como predictores de
mediastinitis
en
1.714
pacientes
con
doble
injerto
de mamaria
la
reoperación, EPOC, vasculopatía periférica y
la diabetes mellitu
s 16 .Ambos trabajos no pudieron demostrar una asociación significativa
entre AMIB y mediastinitis.
En nuestro
caso,
los predictores
independientes de mediastini-
tis
fueron
la
insuficiencia
renal
preoperatoria
(p = 0,03;
RR:1,75)
y
un
tiempo
de
CEC
≥
200min
(p = 0,004;
RR:
2,1).
Pese
a
tener
una
considerable
prevalencia
preoperatoria
de
pacientes
diabéti-
cos
(31%),
la
incidencia de mediastinitis
fue del 0,8%
(4 pacientes, 2
de ellos diabéticos) no pudiendo
inferirse, en este reducido número
de casos, una relación estadísticamente significativa entre diabetes
y mediastinitis. Una de
las posibles
razones de esta baja
incidencia
de mediastinitis, como en otras series actuales,
fue
la realización de
la disección de
ambas mamarias de
forma
esqueletizada
en
casi
la
totalidad de
los pacientes
(98,3%).
Otro grupo de pacientes en
los que
la utilización del doble
injerto
de
arteria mamaria
es
controvertido
son
los
ancianos
debido
a
su
limitada expectativa de vida y a
los excelentes resultados obtenidos
utilizando
injerto
de mamaria
única.
En
el
trabajo
de
Lytle
et
a
l 8 ,aunque
el
número
de
pacientes > 60
a˜nos
intervenidos
con
doble
mamaria
fue
relativamente
bajo,
la
supervivencia
a
largo
plazo
mejoró
con
respecto
a
los pacientes > 60
a˜nos
con mamaria única.
Kurlansky et al
. 11 compararon a 1.497 pacientes
≥
65 a˜nos con una
o 2 mamarias, evidenciando menor mortalidad hospitalaria
(6,4 vs.
3,1%) y mejor supervivencia a 4 a˜nos
(60,7 vs. 69,7%) en el grupo de
doble mamaria.
El
estudio más
reciente
y numeroso,
comparando
AMIB endiferentes grupos de edad (
≤
65, 66-75, y > 75 a˜nos), ha sido
reportado por Medalion et al
. 16 . Su mortalidad hospitalaria
fue del
1,2;
4,1;
y
5,8%,
respectivamente,
sin
diferencias
en
la
incidencia
de mediastinitis entre
los grupos de edad y
con una
supervivencia
a
10
a˜nos
del
85,
65
y
40%,
similar
a
la
expectativa
de
vida
de
la
población
general
en
Israel.
Los
autores
concluyeron
que
la
edad
no es una
contraindicación para
la utilización de doble mamaria.
Nosotros estratificamos nuestra
serie en < 65, 65-70 y > 70 a˜nos
con
un
50%
de
los
pacientes
≥
65
a˜nos. Aunque
los
pacientes más
a˜nosos
fueron
un
grupo
seleccionado,
no
se
evidenciaron
dife-
rencias
significativas
en
morbimortalidad
hospitalaria
entre
los
3
grupos
de
edad
con mortalidades
de
1,2%
(< 65
a˜nos);
1,8%
(65-
70
a˜nos);
y
1,45%
(> 70
a˜nos),
respectivamente,
y
una
incidencia
de mediastinitis de 0,8; 0,9; y 0,7%,
con una buena
supervivencia a
medio plazo
(91,6; 88,9; y 83,6% a 7 a˜nos).
En definitiva, el
incremento actual de
la
incidencia de
la cardio-
patía
isquémica
a
edades
cada
vez más
tempranas
y
el
aumento
progresivo
de
la
esperanza
de
vida
de
la
población
nos
obligan
a
intentar
aportar
una
revascularización miocárdica
de
calidad,
eli-
giendo
aquella
estrategia
quirúrgica
con
una mayor
durabilidad
potencial
y
una
ajustada morbimortalidad
hospitalaria.
En
espera
de
los
resultados
de
ensayos
aleatorizados,
como
el
AR
T 22 ,que
darán
las
respuestas
definitivas
de
la
superioridad
o
no
del
uso
de
AMIB,
la
evidencia
actual
indica
que
la
utilización
de
ambas
mamarias,
en
comparación
con mamaria única
con
injertos
veno-
sos,
aporta mayor
supervivencia
a
largo
plazo
con
una
reducida
morbimortalidad
precoz.
Una
juiciosa
selección
de
los
pacientes,
evitando el uso de AMIB en pacientes
con varios
factores de
riesgo
de mediastinitis
asociados,
especialmente
diabetes
con
EPOC
y/o
obesidad,
y
la
realización
de
la
esqueletización
de
ambas
arterias
mamarias pueden
reducir significativamente
la
incidencia de com-
plicaciones de
la herida esternal.
Limitaciones
Este
artículo
está
sujeto
a
todas
las
limitaciones
de
un
estu-
dio observacional, retrospectivo y no aleatorizado. Pese a presentar
unos resultados a corto y medio plazo similares a
las grandes series
publicadas utilizando AMIB, nosotros no
realizamos una
compara-
ción
estadística
con
el
grupo de pacientes
contemporáneos
en
los
cuales utilizamos
injerto demamaria único. Durante el seguimiento
solo en un peque˜no número de casos
(3,6%, pacientes sintomáticos
para angina)
se
realizaron
coronariografías posteriores.
Conclusiones
La CRM
aislada utilizando
injerto de AMIB presenta unos
exce-
lentes
resultados
a
corto y medio plazo
independientemente de
la
edad, pudiendo
ser
la
técnica de elección en
todo paciente con una
razonable
expectativa de
vida. En pacientes
con
elevada
comorbi-
lidad,
especialmente
vasculopatía
e
insuficiencia
renal,
se debería
individualizar
la decisión del uso de doble arteria mamaria.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales.
Los autores declaran que para
esta
investigaciónno se han realizado experimentos en seres huma-
nos ni en animales.
Confidencialidad
de
los
datos.
Los
autores
declaran
que
en
este
artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a
la privacidad y consentimiento
informado.
Los auto-
res declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.