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2004 se realizó el primer estudio randomizado de terapia de

FPI.

El año 2011 las Sociedades de Enfermedades Respirato-

rias de Europa, AUA, Asia y Latinoamericanas, publicaron

las recomendaciones terapéuticas basadas en la evidencia

para diagnóstico y tratamiento de la FPI. En dicha reunión

se recomendó no tratar pacientes con FPI con monote-

rapia corticoesteroidal, práctica que aún vemos en nuestro

medio. Tampoco se recomendó el tratamiento con colchi-

cina, medicamento que se usó universalmente durante un

tiempo. Sobre la clásica combinación de terapia con predni-

sona, azatriopina y N acetil cisteina, que se ha usado univer-

salmente por más de 20 años, la recomendación fue menos

categórica. En general se recomendó no usar esta combina-

ción, sin embargo, admitió existir un grupo de pacientes para

los cuales sería una alternativa razonable. Desde esa fecha

hasta el momento el mayor conocimiento de la fisiopatología

y las experiencias terapéuticas han estimulado la aparición de

diversas guías nacionales que han diferido parcialmente de

las recomendaciones del consenso del 2011.

En la FPI, como en todas las enfermedades crónicas, existe un

tratamiento farmacológico específico, que en esta enfermedad

es por ahora muy limitado, y un tratamiento general que apunta

al control de síntomas y comorbilidades. Esta segunda parte de

la terapia es muchas veces lo que podemos ofrecer a nuestros

pacientes y por tal debe dársele especial importancia.

TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO

En mayo de 2012, Raghu y cols publicaron un estudio patro-

cinado por el Instituto Nacional de Salud de

EE.UU

., sobre

“Prednisona, Azatioprina para la fibrosis pulmonar”, el llamado

Estudio Panther. Este fue el primer estudio que comparó la

triple terapia clásica de Prednisona, Azatriopina y N-Acetil

cisteina (NAC) contra placebo, con tres ramas: placebo, la triple

terapia y sólo NAC. El estudio demostró mayor mortalidad e

ingresos hospitalarios en el grupo de pacientes que recibieron

la triple terapia versus los que recibieron placebo. La rama del

estudio que compara la NAC contra placebo, se publicó inde-

pendientemente en mayo de 2014 concluyendo que la NAC no

ofrecía beneficios sobre el placebo, con respecto a la preser-

vación de la capacidad vital forzada (CVF) en pacientes con FPI

con leve a moderado compromiso de la función pulmonar.

Estos estudios han producido gran revuelo entre los que se

dedican a esta enfermedad y aunque se han publicado comen-

tarios que discuten los resultados aparentemente tan categóricos

del Panther, la mayor parte de los consensos nacionales recientes

están de acuerdo en no iniciar este esquema en pacientes que

recién se diagnostican. Una situación diferente son los pacientes

que han estado largo tiempo con este esquema, con buena tole-

rancia y aparente estabilización de la enfermedad. A pesar que

no podemos certificar que dicha estabilización sea debida a la

terapia y no al curso natural de la enfermedad en determinado

paciente, es razonable, y con un conocimiento acabado y apro-

bado por el paciente, seguir con el mismo esquema.

Durante los últimos años se han ensayado múltiples fármacos

con diferentes racionalidades terapéuticas en FPI, en ensayos

bien realizados, controlados en series grandes de pacientes,

en grupos randomizados con técnicas de doble ciego placebo

control. Así ha ocurrido con el Interferon

γ

1

β

, Bosentan, el

Ambrisentan y el Macitentan, antagonistas de la endotelina A y

B, el Etanercept, un anti TNF, los anticoagulantes, el Everolimus,

derivado de la Rapamicina, el Sildenafil, el Imatinib que es un

inhibidor de tirosin quinasa con actividad contra los receptores

de los factores de crecimiento derivado de las plaquetas, con

resultados generalmente negativos.

Hay varias moléculas bajo estudio actualmente, como por

ejemplo la Anti IL-13 pues IL-13 es un potente estimulador de la

proliferación fibroblástica y de la síntesis de matriz extracelular,

una anti CCL2 que es una proteína quemotáctica de los mono-

citos, basófilos, células T, células dendríticas inmaduras y fibro-

sitos. Por último hay interesantes ensayos en curso de moléculas

anti TGF

β

. El TGF

β

es una citoquina profibrótica presente en

todas las células pulmonares, con múltiples funciones muy rela-

cionadas con el fenómeno fibrótico.

Sin embargo, hay dos moléculas cuyos ensayos terapéuticos

han resultado positivos y que también recientemente se han

publicado sus alentadores resultados. La primera es la Pirfe-

nidona, que es una piridona con efectos antiinflamatorios, y

antioxidantes con antagonismo de los efectos del TGF

β

1

“in

vitro”

. Actúa también como un antifibrótico alterando la expre-

sión, síntesis y acumulación de colágeno, inhibiendo el reclu-

tamiento, proliferación y expresión de las células productoras

de matriz extracelular. Los primeros estudios sugirieron bene-

ficio de pacientes IPF tratados con el medicamento. Posterior-

mente hubo dos comunicaciones desde Japón; la primera se

suspendió por el comité revisor, por encontrar significativa-

mente menos exacerbaciones de la FPI en el grupo tratado. La

segunda comunicó el hallazgo de una menor caída de capa-

cidad vital forzada (CVF) en el grupo tratado y también una

diferencia positiva en la sobrevida libre de enfermedad, ambas

con significación estadística. Hubo sin embargo objeciones

metodológicas a este ensayo. Hubo un tercer estudio interna-

cional que comprendió dos ensayos semejantes paralelos: uno

de ellos cumplió su objetivo primario con un resultado posi-

tivo significativo de menor caída de CVF en el grupo tratado. El

otro ensayo sin embargo no cumplió este objetivo. Un último

estudio fue publicado en mayo 2014 que randomizó 555

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(3) 292-301]