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Mesomélico,

del segmento medio o bajo de extremidades

superiores/inferiores. Se observa en variadas DE, entre ellas la

discondreosteosis de Leri Weill y el síndrome de Ellis van Creveld.

Acromélico,

de manos y/o pies, observado en displasias acro-

mélicas y acromesomélicas.

Manos y pies:

Habitualmente se incluye la radiografía de mano para evalua-

ción de la edad ósea, como evidencia de la maduración del

esqueleto. Las anomalías morfológicas de las manos son muy

frecuentes y variadas en las DE, por esto las radiografías deben

ser observadas con detalle, incluyendo todos los segmentos

óseos de la mano y las partes blandas, que pueden evidenciar

por ejemplo, sindactilias cutáneas.

Existen múltiples hallazgos que orientan el diagnóstico, como

por ejemplo, alteraciones metafisiarias o epifisiarias, dedos en

tridente en acondroplasia, sindactilias en síndrome de Apert,

alteraciones de ortejos y pulgares en síndrome de Rubinstein

Taybi (Figura 10), entre muchos otros.

Los pies contribuyen poco al diagnóstico de DE, aunque

muchas veces es posible encontrar anormalidades semejantes

a las observadas en la manos.

En los pacientes sin hallazgos específicos se recomienda

repetir el estudio después de dos años, especialmente si el

niño continúa en un bajo carril de crecimiento. Sabemos que

muchas alteraciones se hacen más evidentes en el tiempo. De

esto deriva también, la posibilidad de estudio de padres u otros

figura 10. Rx de mano obtenida en

período de recién nacido demuestra

alteración característica del dedo pulgar

correspondiente al síndrome de Rubenstein

Taybi

familiares afectados, al enfrentarnos a un niño pequeño con

sospecha clínica de DE.

La dosis de radiación involucrada en los estudios esqueléticos

acotados, efectuados con los equipos disponibles en la actua-

lidad, puede ser considerada baja por lo que el estudio radio-

lógico sigue siendo una herramienta diagnóstica útil y segura

en el estudio de pacientes con sospecha de DE, especialmente

niños con talla baja desproporcionada (8).

RECONSTRUCCIÓN DE EXTREMIDADES EN

DISPLASIAS ESQUELÉTICAS

Describiremos en qué consiste el manejo quirúrgico ortopédico

de los pacientes portadores de DE.

Las DE son un grupo muy heterogéneo de enfermedades y el

enfrentamiento quirúrgico de ellas apunta a corregir básica-

mente tres problemas comunes: deformidades de las extremi-

dades, desproporción y talla baja (11).

La técnica a utilizar, el

timing

y las alternativas de fijación del

hueso van a depender en gran medida del tipo de displasia, el

pronóstico de talla final y la edad del paciente. Asimismo, es

muy importante tener en consideración las expectativas del

paciente y sus padres al momento de plantear una intervención

de esta naturaleza.

Consideraciones anatómicas

Los pacientes con DE suelen tener huesos de menor tamaño

(longitud y/o diámetro) que lo correspondiente para su edad

(12). La mayoría presenta deformidades de distinta magnitud en

los huesos largos. La relación de longitud, entre los segmentos

proximal y distal de las extremidades también suele estar alterada

(12-14). Finalmente, la densidad mineral ósea también puede ser

anormal: desde huesos muy frágiles (osteogénesis imperfecta)

hasta huesos extremadamente duros (piknodisostosis o meloreos-

tosis) (15,16).

Todos estos factores deben ser considerados al momento de

planificar una intervención reconstructiva, de manera de elegir

el tipo de osteotomía, la ubicación de ésta, los implantes a

utilizar y el protocolo de rehabilitación a seguir.

Consideraciones etiológicas

Cada grupo de DE poseen algunas características distintivas a

considerar.

En primer lugar, debemos mencionar aquellas en las que existe

compromiso de la columna vertebral. Aunque existen expe-

riencias de alargamiento progresivo de columna mediante

fijación externa en animales (perros y ovejas) sin ocasionar

problemas neurológicos, en humanos no es planteable, por

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(4) 470-482]