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Algunas DE, en especial la Acondroplasia, se presentan con una

disminución de la elasticidad de los tejidos peri articulares, que

pueden afectar en forma negativa el resultado de las osteoto-

mías de realineamiento o de alargamiento. Así es, como en estos

pacientes, al momento de realizar correcciones óseas se debe

alargar o liberar las partes blandas. Específicamente, para el

alargamiento de fémur, es fundamental seccionar el tracto ilio-

tibial. Para la corrección de la deformidad en varo de la tibia, es

recomendable descomprimir en nervio peroneo, y para alargar

la tibia, es necesario alargar el tendón de Aquiles (31-33).

c. Deformidades óseas

En la mayoría de las DE, las deformidades afectan ambas extremi-

dades superiores y/o inferiores, ya sea en forma simétrica o siendo

un lado más grave que el otro. Nuestra aproximación en estos

casos, es corregir en una primera etapa un lado, de manera de

permitirle al paciente usar la extremidad no operada para poder

cargar su peso asistido por bastones. Esto le da mayor indepen-

dencia al paciente, y facilita enormemente su rehabilitación y su

reintegración sus actividades. En una segunda etapa, y una vez

consolidados los huesos, se plantea la corrección de la otra extre-

midad. En la práctica, preferimos corregir simultáneamente fémur

y tibia cuando existen deformidades en ambos huesos (Figura 12).

d. Implantes

En la corrección de deformidades y alargamiento de huesos

largos, se debe tener cuidado al momento de elegir el implante

figura 12. RECONSTRUCCIÓN SECUENCIAL DE EXTREMIDADES INFERIORES EN RAQUITISMO FAMILIAR

HIPOFOSFEMICO

A) Aspecto clínico pre operatorio. Nótese el marcado Genu Varo. B) Durante la corrección. C) Al termino de la corrección de la extremidad inferior

derecha. D) Resultado final, luego de corrección bilateral.

Publicación autorizada por paciente.

a utilizar para la fijación ósea. En el arsenal ortopédico, existen

distintos tipos de fijación ósea, que incluyen placas, tornillos,

clavos intramedulares, fijadores externos circulares, fijadores

monolaterales, o combinaciones de éstos.

El implante ideal debiera ser aquel que brinde la fijación más

estable, utilizando la técnica menos invasiva, que le brinde

mayor comodidad al paciente y con la menor tasa de complica-

ciones. Desde el punto de vista biomecánico, los clavos intrame-

dulares presentan una ventaja, pues permiten una carga precoz

de la extremidad, se insertan a través de pequeñas incisiones,

y habitualmente no alteran en forma significativa la irrigación

del hueso, lo que se traduce en una consolidación más rápida.

Además, brindan una mayor comodidad al paciente (34-37)

(Figura 13). Sin embargo, no todos los pacientes pueden ser

candidatos a una fijación con este implante. En niños, al haber

cartílago de crecimiento activo en los extremos del hueso, existe

el riesgo de producir una lesión de éstos, que puede llevar a una

detención del crecimiento. En algunas DE con esclerosis ósea,

la inserción del clavo puede ser muy difícil, y en estos casos es

mejor recurrir a otros implantes.

En los últimos años, una nueva generación de clavos intrame-

dulares ha revolucionado el tratamiento de las deformidades

óseas asociadas a acortamiento del segmento. Se trata de clavos

expansibles, que requieren de abordajes mínimamente inva-

sivos, que tienen la ventaja de alargarse, permitiendo estirar los

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(4) 470-482]