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[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(4) 470-482]

se oponen a esta alternativa, argumentando razones éticas,

sociales y/o médicas. Dentro de sus argumentos, destacan el

hecho de que el alargamiento óseo no mejora el cuadro original,

de modo que un paciente portador de una DE, seguirá siendo

portador de ésta, a pesar de que haya sido “alargado” (11, 12).

Otro tema a discutir es definir las expectativas del paciente y

sus padres. Por una parte, están aquellos que buscan una talla

“funcional”. Considerar que una persona sobre los 150 cm está en

condiciones de conducir un automóvil sin necesidad de adapta-

ciones especiales y puede alcanzar objetos en la altura promedio

(estantes de cocina, botón de parada de buses, etc.). Por otra

parte, están aquellos que pretenden alcanzar una estatura

“normal”. Esta meta varía considerablemente dependiendo del

país donde se realice o de la etnia a la que pertenezca el paciente.

Así, un paciente que es de talla normal baja en los países escandi-

navos, puede ser absolutamente normal en centro América.

Se puede finalmente hacer un plan de tratamiento mediante

alargamientos óseos sucesivos sin olvidar que:

1. Si consideramos que el máximo alargamiento que se puede

lograr es una fracción del tamaño original, entonces a mayor

longitud original del hueso a alargar, mayor alargamiento se

puede realizar.

2. En los alargamientos óseos para manejo de la talla, se deben

tratar simultáneamente ambas extremidades.

3. En condiciones normales, el ritmo de distracción es de 1mm/

día y se puede alargar con bastante seguridad hasta 8 cm por

segmento. Si alargamos simultáneamente fémur y tibia, podría

alcanzarse los 16 cm en total en un mismo período de tiempo.

4. Cuando se utilizan fijadores externos para realizar el alarga-

miento óseo, a modo aproximado podemos decir que por cada

cm alargado, el tutor debe quedar

in situ

por 35-40 días 34. Así,

luego de alargar 5 cm la tibia, el tutor debe permanecer insta-

lado por 175 a 200 días.

5. Cuando el pronóstico de talla final es muy limitado, se puede

repetir el alargamiento óseo en distintas edades. Así por ejemplo,

en pacientes portadores de Acondroplasia, pueden llevarse a

cabo 4 procedimientos de alargamiento óseo para lograr una

estatura “normal” 35. Se comienza a la edad de 7-10 años, de

manera de alargar inicialmente 5 cm por segmento (recordar

que a menor longitud del hueso original, menor alargamiento),

luego se repite a la edad de 13 años, donde ya es posible alargar

5-8 cm por segmento. Nuevamente, a los 16 años se puede

lograr 5-8 cm por segmento, y finalmente a los 18-19 años,

se puede hacer un alargamiento de fémur de 5-8 cm adicio-

nales (Figura 16). En este protocolo, también está contemplado

el alargamiento de húmero, a los 14-15 años, que es bastante

más simple en términos de incomodidad y de necesidad de

reposo y otorga un beneficio funcional fundamental, pues estos

pacientes habitualmente no tienen el alcance de brazos sufi-

cientes como para realizarse aseo en zona perineal. Luego de

figura 16. Alargamiento de extremidades inferiores en Acondroplasia

A) Paciente junto a su madre preoperación. B) Se observa progresión de la distracción ósea en fémur derecho de aproximadamente 8 cm y en tibia de 6

cm. C) Resultado final. El paciente ha crecido 15 cm.

Publicación autorizada por paciente.