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la década de los años ’80 y la tecnología que permitió resolver

paradigmas como la producción por ingeniería de genética

recombinante, el reemplazo para enzimas deficientes o el diseño

de inhibidores de la formación de sustratos tóxicos, este grupo

de condiciones ha visto aumentar su visibilidad en la comunidad

científica y ha cambiado la forma en que las enfrentamos.

Esta realidad ha llevado a estas enfermedades a transformarse

en una punta de lanza que arrastra a otras enfermedades raras

a legislaciones que regulan la investigación, el diagnóstico, el

registro y acceso a estas drogas denominadas huérfanas.

El permanente avance de los conocimientos en el área de la

terapia génica hacen pensar que seguiremos siendo testigos de

un número creciente de terapias para nuestros enfermos.

DEFINICIÓN

Los EIM son enfermedades monogénicas, de herencia autosó-

mica recesiva en su mayoría. La alteración en un gen produce

un defecto enzimático, que conduce a las alteraciones bioquí-

micas características y a un fenotipo desadaptativo. Hoy se

reconocen condiciones dentro del grupo de los EIM donde

puede fallar un transportador o modificadores post transcrip-

cionales de la expresión génica, dejando atrás la creencia de

que la falla de un gen produce el defecto de una enzima y esta a

su vez un solo fenotipo clínico. La pesquisa neonatal ampliada,

a su vez, ha permitido conocer amplios espectros de presen-

tación clínica que hace pocos años no sospechábamos y de los

que hoy somos testigos. Esto a través de la historia natural para

pacientes, que diagnosticados bioquímica o genéticamente en

el período neonatal desarrollan síntomas diferentes a los tradi-

cionalmente descritos en formas “clásicas” de presentación.

ASPECTOS CLÍNICOS Y EXAMEN FÍSICO

Se distinguen clásicamente cuatro formas de presentación

clínica:

1.-Síntomas agudos en el período neonatal:

Habitualmente

síntomas inespecíficos iniciales como rechazo de la alimenta-

ción, vómitos explosivos, apneas (centrales) o episodios que

aparentemente ponen en peligro la vida (ALTE), compromiso de

conciencia (desde el letargo y somnolencia pudiendo llegar al

coma profundo), convulsiones, compromiso hemodinámico y

muerte. Se pueden presentar también con edema cerebral y

hemorragia intracraneana.

2.-Síntomas agudos y recurrentes de inicio más tardío:

Pueden presentarse después del período de recién nacido en

relación a cambios nutricionales o la presencia de infecciones,

o bien, aparecer en adolescentes o adultos jóvenes en rela-

ción a gatillantes como ingesta excesiva de proteínas, menar-

quia, cirugías o cualquier otro evento que produzca un stress

metabólico importante. Cada episodio puede derivar en mejoría

espontánea o en muerte inexplicada. Durante el período entre

las crisis el paciente parece normal clínica y bioquímicamente.

Frente al niño que presenta compromiso de conciencia se debe

descartar un EIM, así como ante los diagnósticos de encefa-

litis, jaqueca o intoxicación, especialmente cuando el paciente

presenta cetoacidosis, hiperamonemia o acidosis láctica. Estos

síntomas se pueden acompañar de un amplio espectro de

signos hepáticos, digestivos, neurológicos o psiquiátricos.

3.- Síntomas crónicos y progresivos:

Muchas veces inadver-

tidos por años, podemos encontrar síntomas gastrointestinales

(anorexia, vómitos y retardo del crecimiento) y neurológicos

(retardo del desarrollo psicomotor, convulsiones, trastornos

motores y cognitivos), como los de presentación más habitual.

4.- Síntomas específicos y permanentes característicos

de los EIM:

Hallazgos tales como miocardiopatía dilatada o

hipertrófica, hepatoesplenomegalia, alteraciones del cristalino

o dismorfias pueden orientar a EIM específicos.

Se debe hacer notar que gracias al avance en el conocimiento

de los espectros de manifestación clínica, hoy sabemos que

estas condiciones se pueden presentar de forma prenatal, como

es el caso de la relación entre el Síndrome de HELLP –un cuadro

obstétrico que afecta a la madre caracterizado por hemolisis,

enzimas hepáticas elevadas, plaquetas bajas- y la presencia de

un defecto de beta oxidación de ácidos grasos en el niño en

gestación, o la presencia de convulsiones intra útero en el déficit

de piridoxina, relatadas por las madres cuando observan las

convulsiones que aparecen precozmente en la primeras horas

de vida. Así también, pacientes con el mismo defecto enzi-

mático, incluso la misma mutación, pueden presentar formas

clásicas de una enfermedad o no manifestar ningún síntoma.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

En el recién nacido con presentación aguda, la presencia de

infección no descarta un EIM ya que ésta puede ser el gatillante,

o bien el mismo EIM puede aumentar la predisposición a tener

infecciones.

El carácter multisistémico y progresivo de los EIM hacen nece-

sario reconocer patrones de síntomas, variables de paciente a

paciente y cambiantes en el tiempo, más que enfermedades

relacionadas a un único síntoma.

El aspecto más relevante, por tanto, es un alto nivel de sospecha

clínica; esto es, no considerar a este grupo de condiciones

como un diagnóstico de descarte, sino plantear su presencia al

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(4) 483-486]