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equivalent to the 16.7% of the population (3), estimating
that there are about 181,000 people suffering dementia
(4).
Like in many chronic conditions, it is important to
consider any preventive action that may have an impact
on its progression. In the past decade, the major part
of the cognitive impairment and dementia research
has been focused on prevention by modifying lifestyles
habits, by implementation of the Mediterranean diet
and correction of vitamin D deficiency, even though
there is still controversy on this topic.
Key words: Prevention, mediterranean diet, vitamine D
deficiency, cognitive decline, dementia.
INTRODUCCIÓN
Ante la carencia actual de una terapia curativa para las
demencias y el deterioro cognitivo, los esfuerzos actuales
están enfocados en parte en intentar modificar los múltiples
factores que pueden influir en su desarrollo y progresión.
Revisiones recientes, muestran el rol de algunos alimentos y
dietas específicas en la disminución del riesgo de desarrollar
enfermedad de Alzheimer (EA) (5) deterioro cognitivo mínimo
y demencia vascular (6).
Dentro de los factores potencialmente protectores
identificados contra la demencia, destacan los antioxidantes
presentes en frutas y verduras, ácidos grasos dietarios y
algunos micronutrientes como la vitamina D (7).
La dieta mediterránea (DM) es reconocida a nivel mundial
como una de las dietas más saludables (8), siendo reconocida
por la UNESCO el año 2010, como Patrimonio de la Humanidad
como estilo de vida saludable
En esta revisión, analizaremos información actual sobre la
potencial utilidad de la DM y el uso de vitamina D en estas
condiciones tan prevalentes.
DIETA MEDITERRÁNEA
Esta dieta comenzó a adquirir notoriedad en la comunidad
científica, dada la publicación en 1970 del Estudio de los
Siete Países donde se observó que la mortalidad coronaria era
mayor en Finlandia, Holanda y Estados Unidos, comparada con
la mortalidad en Italia y Creta, llegando a la conclusión que no
sólo era importante la proporción de lípidos en la dieta (similar
en los tres primeros países y en Creta) sino que, además era
importante el tipo de ácidos grasos que la componen, siendo
la dieta mediterránea baja en grasas saturadas, alta en grasas
monoinsaturadas con una adecuada proporción de ácidos
grasos omega 6/omega 3, baja en proteína animal y alta en
antioxidantes, carbohidratos complejos y fibra (9).
Como patrón alimentario, este tipo de dietas es típicamente
alta en frutas y verduras frescas de estación, granos enteros,
legumbres, nueces y semillas e incluyen el aceite de oliva
extra virgen rico en ácidos grasos monoinsaturados como
principal fuente de grasa. Normalmente hay cantidades bajas
a moderadas de pescado, aves y productos lácteos, con poca
cantidad de carne roja y moderado consumo de alcohol con las
comidas (vino tinto) (10).
Existe evidencia acerca del factor protector de la dieta
mediterránea sobre el deterioro cognitivo y el desarrollo
de demencia. Publicaciones recientes demuestran que una
mayor adherencia a la dieta mediterránea se asocia a un
menor deterioro de los test de función cognitiva en población
mediterránea añosa (11).
Además, un reciente estudio que comparó el volumen cerebral,
medido en resonancia magnética cerebral, en una muestra
de 700 adultos mayores no dementes, de un población
multiétnica adherente y no adherente a la dieta mediterránea,
encontró diferencias significativas en áreas temporales,
parietales y singulares reflejando una diferencia de 5 años de
envejecimiento (12).
También, se ha mostrado una reducción significativa en
el riesgo de desarrollar EA en sujetos sin demencia previa
que siguen una DM, utilizando el consumo de ácidos grasos
monoinsaturados como marcador de adherencia a la dieta (8).
El estudio longitudinal Italiano de envejecimiento mostró
que la ingesta de AGMI (mayormente obtenidos del aceite de
oliva) en población añosa en el sur de Italia, se asoció con una
reducción global del riesgo de deterioro cognitivo (13).
El alto consumo de pescados ricos en omega 3 si demuestra una
relación inversa con el desarrollo de deterioro cognitvo (6, 14).
Figura 1.
Dentro de los componentes de la dieta mediterránea, es
importante el alto contenido de antioxidantes que ésta aporta.
El tejido cerebral es particularmente sensible al daño producido
por los radicales libres dado el bajo nivel de antioxidantes
endógenos que posee (15).
Existen diversos estudios epidemiológicos que demuestran
la relación entre las concentraciones plasmáticas de
micronutrientes y antioxidantes con el deterioro cognitivo,
como se ilustra en la Tabla 1 y Tabla 2 (6).
[Dieta mediterránea y vitamina D como potenciales factores preventivos del deterioro cognitivo - Dra. María José Escaffi F. y cols.]