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sensaciones auditivas burdas, como susurros, zumbidos

o golpeteo. Las lesiones pueden producir dificultad en la

localización del sonido en el espacio y perdida del procesa-

miento central de la audición.

2. La actividad aberrante:

Es otro modelo fisiopatoló-

gico y considera que el acufeno sería el resultado de una

“actividad anormal”

como descargas epileptiformes,

producidas en una o varias localizaciones de la vía auditiva

desde la cóclea hasta la corteza cerebral, que es procesada

de modo anómalo, siendo interpretada erróneamente por

los centros superiores como un ruido. Y se hacen presentes

cuando alcanzan una intensidad tal que supera el enmasca-

ramiento del ruido ambiente que nos rodea (2,9).

Por otra parte, las conexiones a partir del colículo inferior

con las áreas corticales asociativas y el eje límbico - hipo-

tálamo y amígdala cerebolosa - explicarían la presencia de

otros síntomas acompañantes como ansiedad, depresión,

miedo, preocupación e irritabilidad que tan asociados están

en los pacientes con acufenos y que se correlacionan con el

modelo neurofisiológico de Jastreboff y Hazel.

Además la persistencia de una

“señal aberrante” o “tinnitus”

y del cortejo acompañante de síntomas neuro-vegetativos,

manifiestados como una respuesta del sistema nervioso

central autónomo, se vinculan al estado de alerta generado en

algunos pacientes junto con el componente psicoemocional.

Se ha observado que la implicancia de los factores emocio-

nales magnifican la percepción y perpetúan el acufeno.

El cerebro esta en especial alerta frente a las señales que

puedan suponer un riesgo vital. Cuando el acufeno es inter-

pretado como una amenaza para la calidad de vida del

individuo (creencia de padecer un tumor cerebral), es más

incapacitante y persistente (2,6).

Existen similitudes entre la fisiopatología del acufeno y la

hiperacusia, siendo muy habitual la presencia de ésta en

los pacientes aquejados de dicho síntoma. La hiperacusia

se define como la reduccion del umbral de tolerancia a los

sonidos ambientales menor a 90dB en dos o más frecuen-

cias. Los mecanismos implicados en su génesis, incluyen

alteraciones en la amplificación y regulación de la actividad

de las céulas ciliadas externas y desórdenes en el procesa-

miento central del sonido, implicando niveles subcorticales

(3,11). Se considera que la hiperacusia es el paso previo a la

aparición del acúfeno y que el déficit de serotonina (neuro-

transmisor) aumenta la depresión, hiperacusia y el acúfeno.

Se ha descrito hiperacusia asociada tanto a alteraciones del

órgano periférico (trauma acústico, síndrome de Ramsay-

Hunt, miastenia gravis, enfermedad de Meniere) como a

alteraciones a nivel central (migraña, depresión, trauma-

tismo craneoencefalico).

De manera que es muy probable y por cierto reconocido que

en HNS cocleares el origen de los acúfenos sea la existencia

de una lesión en las CCE del órgano de Corti. Una pérdida

de los estereocilios de su superficie, induciría a una falta de

contacto de éstas con la membrana tectoria, degeneración

del cuerpo celular y como consecuencia pérdida del efecto

modulador o inhibidor de la vía eferente mediana sobre la

actividad de estas células. Ello llevaría a una hiperexitabi-

lidad de la vía neural por excesiva liberación de su inter-

mediario químico, el glutamato. Por su efecto excitador, el

origen químico de los acúfenos que se perciben.

En forma de esquema se resumen las teorías fisiopatoló-

gicas de la actualidad, representadas en la Figura 2.

EVALUACIÓN

En la reunión de

“Tinnitus Research Initiative”

(TRI), celebrada

en julio de 2006 en Regensburg (Alemania) se llegó a un

consenso para la valoración del paciente con acúfenos y la

medición de los resultados de los tratamientos aplicados.

Al momento de valorar un acúfeno, deben establecerse

guías para su correcta identificación (1,10).

Los acufenos pueden representar procesos etiológicos muy

variados. Siempre es necesaria una evaluación general y

otorrinolaringológica exhaustiva.

I) Datos a consignar en la Historia Clínica – Anamnesis.

A) Antecedentes: Edad y género. Historia familiar de acu-

fenos. Tiempo de instauración. Modo de instauración

(gradual o repentino). Tratamientos previos.

B) Patrón: (continuo o pulsátil). Lateralidad y simetría

de intensidad. Porcentaje de tiempo que el acufeno le

mantiene despierto.

C) Factores asociados en el momento de instauración:

Pérdida auditiva, otitis media, trauma acústico, tratamiento

dentario, estrés, otros.

D) Persistencia: Intermitente o constante. Fluctuación.

Descripción del acufeno según las propias palabras del

paciente ¿Tono puro, varios tonos, incierto? Tono: Agudo,

medio, grave.

E) Factores influyentes: Enmascaramiento natural (música,

sonidos de la vida diaria, otros). Modificaciones por movi-

mientos de la cabeza o extremidades superiores (¿Cuáles?).

Empeoramiento con ruido intenso. Con el sueño diurno

empeora, mejora o no varía. Efecto del sueño nocturno en la

percepción diurna del acufeno. Efecto del estrés. Efecto de

medicamentos (¿Cuáles?).

[TINNITUS – EVALUACION y MANEJO - Dr. Carlos Curet y col.]