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INTRODUCCIÓN
En la literatura se considera pacientes geriátricos a los
mayores de 65 años. Es el grupo etario que proporcional-
mente crece en forma más acelerada dentro de la pobla-
ción general. La frecuencia con que éstos consultan en los
Servicios de Urgencia es cada vez mayor.
En Estados Unidos se estima que para el año 2030 uno de
cada cinco estadounidenses pertenecerá al grupo geriá-
trico y un cuarto de las consultas en los Servicios de Urgen-
cias corresponderán a pacientes mayores de 65 años (1).
Nuestro país no está ajeno a este fenómeno. Cifras oficiales
muestran un aumento sustancial y progresivo en el número
de pacientes sobre 65 años, lo que se asocia a una expec-
tativa de vida más alta, la cual creció de 70 años en el
periodo 1980-1985 a 79.1 años en el periodo 2010-
2015. (Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Proyec-
ciones y Estimaciones de Población, Total País, 2004).
Para los médicos la evaluación de pacientes geriátricos en
los Servicios de Urgencia es siempre un desafío. Indepen-
diente del motivo que los llevó a consultar, éstos deben
ser enfrentados de forma distinta que su contraparte, los
más jóvenes. Se considera un grupo de alto riesgo ya que
realizar un diagnóstico precoz, que es fundamental para
el pronóstico, es complejo debido a múltiples factores
dentro de los cuales cabe mencionar; suelen tener presen-
taciones atípicas de patologías comunes, poseer múltiples
comorbilidades asociadas, experimentar cambios fisio-
lógicos propios del envejecimiento, tener signos vitales,
examen físico y de laboratorio normales a pesar de estar
cursando una condición grave. Todos estos factores deben
ser tomados en consideración al momento que el clínico se
enfrenta a un paciente adulto mayor.
Dentro de los motivos de consulta en este grupo de
pacientes, el dolor abdominal es la tercera causa más
frecuente, precedido por el dolor al pecho y dificultad
respiratoria (2).
La evaluación del dolor abdominal en este grupo etario es
aún más compleja, toma más tiempo y recursos que en los
más jóvenes(3), tienen peores outcomes, estadías tanto en
urgencias como hospitalarias más prolongadas(4), tasas de
admisión y readmisión más elevadas.
De los pacientes que se hospitalizan por dolor abdominal
casi el 20% requieren algún tipo de procedimiento invasivo
o cirugía (5).
Los signos y síntomas clásicos de las patologías agudas
abdominales suelen estar ausentes. Un estudio demostró
que 30% de pacientes
>
80 años con patología abdominal
que requirieron cirugía, no desarrollaron fiebre ni leuco-
citosis (6).
El médico de urgencias no sólo debe lograr determinar si
el paciente padece una condición que requiera su ingreso,
sino que también debe descartar a ciencia cierta una
patología quirúrgica ya que de no hacerlo la mortalidad
aumenta significativamente, aunque el paciente sea admi-
tido.
En este artículo se explicarán cuales son los motivos que
dificultan el proceso diagnóstico en estos pacientes, luego
se desarrollarán y ordenarán los distintos diagnósticos
diferenciales clasificándolos de acuerdo al mecanismo
fisiopatológico subyacente en cuatro grandes grupos:
inflamatorias, obstructivas, vasculares y otras, con el fin de
estructurar y facilitar el proceso diagnóstico y terapéutico.
DIFICULTADES EN EL PROCESO DIAGNÓSTICO
1. Cambios fisiológicos secundarios al envejecimiento
A medida que pasan los años, se van produciendo cambios
que afectan todo el organismo y sistemas, especialmente
el inmune, genitourinario, gastrointestinal, nervioso y
cardiovascular. Estos cambios favorecen tanto el desarrollo
de patologías intra-abdominales como presentaciones
atípicas de éstas.
Los adultos mayores, dado su inmunosenescencia, se
encuentran en riesgo de tener infecciones más graves y
frecuentes. Su sistema inmune presenta menor capacidad
de respuesta frente a infecciones. Con la edad la actividad
de células T y B va disminuyendo lo cual menoscaba la
generación de anticuerpos frente a antígenos (7).
La respuesta a pirógenos tanto endógenos como exógenos
disminuye, la temperatura basal baja y también la capa-
cidad de generar calor. Tienen menor capacidad de generar
fiebre, siendo más frecuente la hipotermia cuando cursan
cuadros infecciosos graves.
A nivel renal la tasa de filtración glomerular, el flujo
sanguíneo renal y el
clearence
de creatinina disminuyen.
Los túbulos renales distales sufren cambios a nivel de la
membrana basal formándose divertículos lo cuales favo-
recen estasis urinario y crecimiento bacteriano (8).
La capacidad de concentración de la orina disminuye
siendo más proclives a la deshidratación.
A nivel digestivo, el vaciamiento gástrico se enlentece,
disminuye la producción de prostaglandinas, aumenta
[DOLOR ABDOMINAL AGUDO EN EL ADULTO MAYOR - Dra. Rocío Treuer]