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la de ácido clorhídrico, disminuye la masa hepática, el
flujo hepático y la síntesis de albúmina. La vida media
de algunos fármacos se prolonga, lo que hace necesario
ajustar las dosis en forma individual (9). Se produce una
anorexia fisiológica, con menor ingesta de alimentos y
líquidos lo que los predispone a la constipación (10).
El sistema nervioso periférico y central también se ven
afectados, aumenta la prevalencia de demencia y dete-
rioro cognitivo, disminuye la percepción del dolor y en
cuadros quirúrgicos generalmente no hay irritación peri-
toneal (11).
2. Medicamentos
Los adultos mayores toman en promedio 4.2 medica-
mentos por día (rango entre 0 a 17 medicamentos), con
91% recibiendo al menos 1 y 13% 8 o más (12). La polifar-
macia puede enmascarar la presentación de algunas pato-
logías y generará otras.
La mayoría son usuarios de antiinflamatorios no esteroi-
dales (AINES) que aumentan el riesgo de patología péptica
y renal. Los corticoides también son de uso frecuente,
se asocian a patología péptica, bloquean la respuesta
inflamatoria esperada frente al proceso agudo intra-
abdominal, alteran el recuento de leucocitos, dificultando
aún más la interpretación del cuadro clínico. Los antico-
linérgicos pueden producir dolor abdominal a través de
retención urinaria o íleo. Los beta bloqueadores pueden
frenar la taquicardia compensatoria esperada en los
cuadros inta-abdominales graves. Los antibióticos pueden
producir dolor abdominal, diarrea, vómitos e infección por
Clostridium difficile.
Al entrevistar al paciente adulto mayor con dolor abdo-
minal es de vital importancia que el médico logre obtener
el listado completo de medicamentos que utiliza en forma
habitual, ya sea bajo indicación médica como sin ella.
ENFRENTAMIENTO GENERAL
Anamnesis
:
A medida que los adultos mayores van envejeciendo es
cada vez más frecuente que padezcan de algún grado
de deterioro cognitivo, auditivo o visual, dificultando la
comunicación efectiva con el médico. Además el deterioro
cognitivo empobrece el relato de los síntomas ya que no
los recuerdan o no quieren asumirlos por miedo a perder
su independencia.
Es fundamental que el médico siempre entreviste al fami-
liar o cuidador a cargo del paciente y poder así obtener
una anamnesis más completa y confiable.
Examen físico
Los cambios inherentes al envejecimiento debilitan la
utilidad del examen físico ya que favorecen las presenta-
ciones atípicas de las enfermedades clásicas.
Sólo el 17% de los pacientes con apendicitis perforadas,
tienen clínica de peritonitis (13). La musculatura de la
pared abdominal se atrofia por lo que no evolucionan con
irritación peritoneal.
Es prudente interpretar con cautela los hallazgos encon-
trados en el examen físico. Los signos vitales suelen estar
normales, incluso en presencia de una patología grave.
Es más frecuente que al momento de la consulta se
encuentren hipotérmicos que febriles (14). La taquicardia
compensatoria puede estar ausente ya sea por el uso de
medicamentos como los beta bloqueadores o por anor-
malidades intrínsecas del sistema éxito-conductor. Cifras
tensionales normales pueden reflejar hipotensión en un
paciente hipertenso crónico. La taquipnea puede verse
como respuesta al dolor o ser el mecanismo compensa-
torio de una acidosis metabólica secundaria a sepsis o
isquemia intestinal.
El examen físico no debe limitarse al abdomen, evaluar el
estado general del paciente, nivel de conciencia, volemia,
mucosas, conjuntivas en busca de palidez, etc. El examen
cardiopulmonar es crucial, puede orientar al diagnóstico si
se encuentran signos de neumonía, insuficiencia cardiaca
congestiva o pericarditis. Es de particular importancia la
detección de fibrilación auricular ya que aumenta el riesgo
de isquemia mesentérica.
El examen físico abdominal debe ser completo, prestar
especial atención a cicatrices, distensión abdominal, visce-
romegalia, equimosis, masas, soplos. Buscar dirigidamente
hernias que pueden ser la causa de obstrucción intestinal.
Laboratorio
En este grupo de pacientes no dudar en solicitar exámenes
de laboratorio que puedan ayudar en el proceso diagnós-
tico, teniendo en cuenta que su interpretación debe ser
cuidadosa.
Hay consideraciones que debemos tener al momento de
analizar los resultados; es habitual encontrarse con valores
normales en presencia de patologías graves y quirúrgicas
(15). La hiperamilasemia no es específica de pancreatitis,
se eleva también en cuadros de isquemia mesentérica. La
hematuria es propia de urolitiaisis, infecciones urinarias,
pero también en apendicitis, diverticulitis, hasta incluso
en condiciones más graves como aneurisma aórtico roto
(AAA). El hallazgo de bacteriuria es muy común y no signi-
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(2) 282-290]