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En un estudio realizado a una población de más de 15000
veteranos de guerra tratados con opioides por dolor crónico
no oncológico, se demostró que la presencia de psicomorbi-
lidad era un factor predictor de riesgo independiente de abuso
y dependencia a estos fármacos y más potente que el antece-
dente de abuso de sustancias no opioides (14% versus 4%)(26).
Los trastornos de adaptación al estrés, la falta de control de
impulso, la ansiedad y depresión son las morbilidades más
frecuentemente descritas como factores de riesgo (3,26,27).
En suma, estos reportes son una prueba de que la vulnera-
bilidad neurobiológica es expresada en una psicomorbilidad.
ASPECTOS ESPECÍFICOS DE LAS DEPENDENCIAS A
SUSTANCIAS EN MÉDICOS ANESTESIÓLOGOS
1. Desarrollo de la enfermedad en el Médico Adicto
Tempranamente en el ejercicio profesional el médico se
desempeña en áreas de la medicina en las que debe pres-
cribir, manipular y administrar fármacos altamente adictivos.
A pesar de que el profesional tiene barreras de protección
(racionalidad, conocimiento del riesgo, normas de control de
fármacos), se produce una circunstancia en la cual impulsi-
vamente decide administrarse la primera dosis del fármaco.
En algunos casos pudo existir una exposición previa terapéu-
tica para tratar un dolor agudo o crónico y en otros no. El hecho
común fue el deseo incontenible de sentir el efecto hedónico
del fármaco para mitigar estrés emocional, por la curiosidad de
sentir la sensación que refieren sus pacientes y en otros casos
tratar un nuevo episodio de dolor, pero ahora con una pulsión
diferente (3,4). En la medida que va repitiendo el consumo se
genera tolerancia y el efecto es cada vez más breve y menos
intenso. Su conducta diaria empieza a ser gobernada por el
deseo compulsivo de consumir la sustancia e irá aumentando
dosis y frecuencia.
Con tal de cumplir su objetivo duplicará recetas, sobre indi-
cará estupefacientes para quedarse con parte de ellos y usará
todo tipo de acciones engañosas para evitar ser detectado
por colegas, técnicos paramédicos y otros profesionales.
Estos hechos causarán en él una profunda culpa que empeo-
rará su estado anímico y hará más intensa las sensaciones
anhedónicas de la abstinencia. Ahora el consumo será solo
para evitar sentirse angustiado, deprimido, culpable, inse-
guro e incapaz de detener esta espiral descendente.
La negación del problema le ayudará a reducir estos senti-
mientos y evadirá cualquier circunstancia en que pueda
sentirse cuestionado. Gradualmente se irá aislando de su
entorno familiar y laboral. Sus colegas evitarán enfrentar el
problema y minimizarán las evidentes sospechas de lo que
sucede. Esto es lo que se ha denominado la “conspiración del
silencio” que rodea al médico adicto y que solo incrementa el
aislamiento y consumo de sustancias (3,4, 28, 29).
A pesar de esta progresión, el médico afectado seguirá esfor-
zándose por evitar el deterioro de su desempeño debido a
que su profesión se habrá convertido en el único pilar de su
deteriorada autoestima y además le permitirá estar cerca de
la fuente de estupefacientes.
Es frecuente observar en esta etapa que el individuo recurre
a frecuentes cambios de trabajo para evitar ser sorprendido
o intervenido. De no mediar una conducta activa, desde su
entorno familiar o laboral, la enfermedad seguirá su curso
poniendo en grave riesgo la salud del médico afectado y la
de los pacientes.
Este relato de acontecimientos es común en lo descrito en la
literatura y en los casos en que nuestro comité ha actuado y
describe los hitos principales del curso natural de la enfermedad.
3. Manifestaciones Clínicas
Los efectos en el estado de ánimo, los síntomas y signos físicos
y los patrones de conducta pueden variar de acuerdo al tipo
sustancia de abuso. Las manifestaciones clínicas tienen mayor
valor de sospecha cuando se asocian a un manejo errático
de sustancias, de recetas y registros. Sólo el reconocimiento
explícito del afectado o la observación de auto administra-
ción son hechos inequívocos de una adicción.
No obstante esto último, la Asociación Australiana de Aneste-
siología ha definido una serie de eventos centinela o criterios
mayores de sospecha ante los cuales recomienda iniciar una
inmediata investigación (Tabla 3) (29). Nuestra experiencia
en Chile coincide con lo descrito en esa publicación.
1.
Marcas de auto inyección.
2.
Visión directa de extracción de sustancias,
autoadministración o inhalación de gases.
3.
Hallazgo de ampollas, jeringas, algodones con
sangre fuera del lugar de trabajo.
4.
Inconsistencias en recetas, registros erráticos,
cantidades recetadas no concordantes.
5.
Quejas frecuentes por manejo inadecuado de
sustancias.
6.
Cambios amplios y bruscos de estado de ánimo.
7.
Síntomas y signos de intoxicación o abstinencia.
TABLA 3. CRITERIOS MAYORES DE SOSPECHA
Welfare of Anaesthetists Special Interest Group. Suspectedor Proven Substance
Abuse. Australian and New Zealand College of Anaesthetists Australian Society
of Anaesthetists New Zealand Society of Anaesthetists. Review RD 20, 2013.
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(5) 756-769]