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inhalatorios para generar la inmovilidad. Se han descartado los

receptores NMDA de las motoneuronas de la médula espinal,

pese a que se propusieron como un posible blanco (50). Por

otro lado, también se descartó el rol de los receptores GABA

A

(65). Estudios experimentales han mostrado que los recep-

tores de glicina medulares tampoco son el blanco molecular

que da cuenta del efecto inmovilizador de los inhalatorios (45).

Lo mismo ha ocurrido con los receptores nicotínicos de acetil-

colina, los receptores de serotonina y los receptores opioides

(45,50). No obstante a todo lo anterior y pese a que son un

blanco poco probable, se especula que los Nav podrían ser el

blanco molecular tan elusivo de encontrar (48-50), pero se

requieren de nuevos estudios.

Amnesia

La adquisición de memoria depende del hipocampo, la amíg-

dala, la corteza frontal, entorrinal y perirrenal. Las neuronas

piramidales del hipocampo expresan receptores GABA

A

extra-

sinápticos que contienen la subunidad

α5

(

α

5GABA

A

), los

cuales son críticos en modular la adquisición de la memoria

(66). De modo que cuando hay un estímulo suficientemente

intenso la inhibición tónica mediada por estos receptores

GABA

A

es sobrepasada, con lo que el nuevo estímulo se puede

adquirir como memoria (66). Por el contrario, si el estímulo es

débil esto no ocurre. Los anestésicos potencian a los recep-

tores

α

5GAB

A

y se ha determinado que son los blancos mole-

culares que median la amnesia mediada por etomidato (37).

Preocupantemente, estos receptores

α

5GABA

A

tras una dosis

única de etomidato o una exposición breve con isofluorano

aumentan su expresión en la membrana plasmática, tras lo

cual la adquisición de nueva memoria empeora. Este fenó-

meno se ha observado que es transitorio y es prevenido con

antagonistas específicos de estos receptores (4).

CONCLUSIONES

Desde la primera demostración pública exitosa el año 1846

hasta nuestro días ha habido un gran avance en el conoci-

miento del mecanismo de los anestésicos. Cada conoci-

miento nuevo se ha basado en el previo, con lo cual se han

ido planteando hipótesis más certeras. No obstante, la idea

fundamental planteada por Bernard de que un ser vivo para

considerarse como tal debe tener la susceptibilidad de ser

anestesiado y que existe un único estado de narcosis pese a

que existan múltiples fármacos, nos debe retrotraer a analizar

el problema de manera más global y de este modo podremos

darle respuestas a estas observaciones fundamentales. Este

es un desafío neurocientífico mayor, el cual pude ser abor-

dado con el conocimiento que se tiene actualmente sumado

a la práctica diaria en cada uno de los pabellones quirúrgicos.

Cuando un paciente es sometido a una cirugía que requiere

una AG se demuestra inequívocamente el mecanismo de

acción de los anestésicos. Por ello, los anestesiólogos tienen

la capacidad práctica de comprender las funciones cerebrales

superiores y sus bases neurocientíficas. Solamente variando

la velocidad de una inducción anestésica se puede diferen-

ciar claramente como se establecen los diferentes efectos,

amnesia, inconsciencia e inmovilidad y para lograrlos se

requieren dosis crecientes, las cuales son similares entre los

diferentes pacientes indicándonos que los mecanismo son

altamente conservados entre las diferentes personas. Además,

pese a que se señala que los diferentes anestésicos alcanzan

los mismos efectos clínicos, es evidente en la práctica diaria

que los estados de inconsciencia entre los diferentes fármacos,

propofol, ketamina, etomidato, inhalatorios, no son iguales.

Esto puede considerarse un detalle, sin embargo, da sustento

a que los diferentes fármacos actúan sobre diferentes blancos

moleculares y sobre diferentes redes neuronales. Del mismo

modo, con la incorporación de los monitores de la actividad

eléctrica cerebral, lo que sin duda alguna será un estándar de

nuestra práctica clínica en un futuro cercano, ha ido permi-

tiendo obtener un conocimiento del efecto de los anestésicos

sobre el EEG lo que ha promovido el planteamiento de nuevas

preguntas relevantes, no sólo para el cuidado clínico de los

pacientes, sino que también para comprender que ocurre

con el cerebro bajo los efectos de los anestésicos generales

y de este modo dar un paso más en el entendimiento de las

funciones cerebrales superiores.

1.

Urban, B.W. Current assessment of targets and theories of

anaesthesia. Br J Anaesth 89, 2002; 167-183.

2. Franks, N.P. General anaesthesia: from molecular targets to

neuronal pathways of sleep and arousal. Nat Rev Neurosci 9,

2008; 370-386.

3. Brown, E.N., Lydic, R. & Schiff, N.D. General anesthesia, sleep, and

coma. N Engl J Med 363, 2010; 2638-2650.

4. Zurek, A.A., et al. Sustained increase in

α

5GABAA receptor

function impairs memory after anesthesia. J Clin Invest 124,

2014; 5437-5441.

Los autores declaran no tener conflictos de interés, en relación a este artículo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(5) 650-660]