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Los padres y madres inmediatamente se sintieron relajados y

se dieron cuenta que por fin habían tenido la oportunidad de

encontrar respuestas a preguntas que acumulaban por años. Hubo

veces en que tuvimos que contener la explosión y ganas de hablar

de la gente y dejarlos que simplemente lloraran libremente, al

igual que un glaciar que se derrite. Realmente valoraron nuestra

presencia como familia que veníamos del otro lado del océano,

y el hecho de que le contestáramos preguntas al niño mayor del

grupo sobre nuestra experiencia de cómo manejábamos a Daniele,

y también de que este niño tuviera la posibilidad de preguntarle

directamente a nuestro hijo. A continuación muestro un correo

electrónico enviado por un doctor en Cuba al Dr. Moris Angulo

de

EE.UU

. Esta es la prueba de lo que podemos alcanzar cuando

IPWSO logra organizar a padres y profesionales en un país.

¡Hola doctor! ¿Cómo está? Ha pasado harto tiempo desde que no

recibo noticias suyas.

Quiero informarle sobre algo que me ha hecho muy feliz.

El Director de Salud y Cuidado de mi provincia me llamó ayer

para decirme que aceptaron mi solicitud de atender y hacerle

seguimiento a niños con PWS. Mis pacientes tienen más de 20 años

de edad, de modo que era imposible para mí atenderlos, siendo yo

pediatra.

¡De ahora en adelante, el Gobierno me permite atenderlos y curarlos

en el Hospital Pediátrico donde trabajo, a cualquier hora, indepen-

dientemente de la edad que tengan!

Este permiso me permite seguir siendo el doctor de cabecera de

estos pacientes.

Más aun, ellos pueden comprar comida a un precio conveniente

incluso si tienen más de 18 años. Lo bueno es que cualquier niño

con PWS en Cuba puede tener el mismo tratamiento al entrar a mi

hospital. ¡Por fin, buenas noticias!

Sé que por estos días Loisel está juntando padres y niños con PWS,

pero siento no poder unírmeles. No obstante, ¡este es otro sueño

hecho realidad!

Cuídate

Julieta

“LOS PADRES REALMENTE PUEDEN MOVER MONTAÑAS”

Me gustaría terminar mi artículo con nuestras historias personales

y experiencia, teniendo un hijo con PWS que ya es adulto.

LA TERAPIA DEL AMOR

En la actualidad, nuestro hijo Daniele tiene 39 años. Luego

de que terminara sus estudios en un colegio profesional,

trabajó bien en un par de fábricas por más de 11 años y era

feliz de vivir una vida que le parecía normal. Dos años atrás,

de un momento a otro, su vida cambió dramáticamente y

pensamos que alguien en el trabajo lo ofendió diciéndole que

era una persona discapacitada, sin futuro. Probablemente,

en ese momento, abrió sus ojos a una realidad diferente

dándose cuenta que estaba en los treinta y todos sus

compañeros ya tenían auto, departamento propio y estaban

casados con hijos… ¡Él, en cambio, no tenía nada y ninguna

esperanza o expectativas para el futuro! Cayó en una

depresión, dejó su trabajo y lloraba todo el día. Enfrentando

esta crisis, nos sentimos perdidos y desesperados por lo

que lo llevamos a un hospital especializado en Milán. Por

primera vez en su vida, Daniele tuvo que tomar drogas

psicotrópicas para sobrellevar su obsesión paranoica, y

luego de unos meses de olvidada su identidad hispánica,

volvió a ser el Daniele de siempre. No obstante, ya no era

el joven amoroso, alegre y preocupado por los demás que

solía ser, de modo que tuvimos que aceptar este cambio y

esta nueva realidad.

Para empeorar aún más la situación, diez meses atrás su

hermano Redi, que es un año mayor, fue papá de un hermoso

niño cuyo nombre es Alessio. Se podrán imaginar lo felices

que estábamos, pero Daniele no y se rehusó firmemente a

que lo llamaran tío y no reconoció al niño como sobrino. Los

psicólogos del hospital decían que estaba celoso, pero no

era el caso. Nuestros hijos con PWS no son estúpidos, tienen

una lógica simple, pero clara y precisa que nosotros las

“personas normales” a menudo no reconocemos. Reconocer

a Alessio como su sobrino era lo mismo que admitir su

derrota y ser diferente y sin tener la esperanza de ser padre.

Entonces me llevé a Daniele a Brasil en febrero pasado y

así ofrecerle a mi señora un período de alivio. Yo estaba al

mando de un grupo de 40 turistas para visitar el sur de ese

país donde residía una gran población de origen italiano. Al

final de nuestro programa, visitamos el Bairro da Juventude,

un Instituto liderado por un sacerdote italiano, el padre

Vincenzo Lumetta, a cargo de más de 1.500 niños que viven

en los suburbios pobres de la ciudad en el Estado de Santa

Caterina. Niños que no tienen lo suficiente para comer ni

tienen ropa suficiente y muchas veces sufren todo tipo de

violencia. Niños que pueden tener un futuro sólo en esta

casa donde pueden encontrar amor, comida, ropa limpia y

especialmente una buena educación profesional, lo que les

permite encontrar un trabajo cuando terminan el colegio.

Debido a que estoy personalmente involucrado en ayudar

en esta misión a niños mediante el patrocinio individual

de familias italianas que llamamos “adopción a distancia”,

siempre llevo a la gente a quien guió en tours a los lugares

donde viven estos niños, ya que muchas veces adoptan a

niños y proporcionan el dinero que se necesita para hacer

[La importancia de las agrupaciones de padres en el manejo de pacientes con enfermedades raras - Giorgio Fornasier]