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el seguimiento apropiado y la continuación de sus estudios.

Yo estaba muy ocupado de seguir a mi grupo de 40 personas

y no me di cuenta de que mi hijo Daniele había elegido a

un niño y a una niña, que había tomado un formulario, lo

había llenado completamente con toda la información para

ser su “padre”. Mientras estaba en la oficina con el padre

Vincenzo y acababa de hacer mi donación anual al Instituto,

se abrió la puerta y entró un deslumbrante Daniele trayendo

de la mano a un niño y a una niña. Estaba muy entusiasmado,

pero al mismo tiempo asustado de mi reacción, ya que había

hecho algo importante sin mi permiso. Primero me miró a

mí y luego dijo: “Padre Vincenzo, ¡adopté a estos dos niños!”.

El padre Vincenzo, que sabía de la crisis de Daniele, sonrió y

dijo: “¡Son tuyos! Tu papá acaba de pagar un año de adopción

por los dos”.

Nunca olvidaré la gratitud y felicidad en los ojos de mi hijo.

Me dio un largo y apretado abrazo y luego me presentó a mis

dos nuevos nietos João Pedro y Ana Alice. Luego, Daniele me

pidió que le pasara mi celular. Llamó a mi señora primero y le

dijo: “¡Mamá, te hice abuela por partida doble!” y luego dijo las

palabras mágicas claves que me hicieron llorar y darme cuenta

de que la pesadilla había terminado: “¿Cómo está mi sobrino

Alessio?”.

Unos días después, llevé de vuelta a casa a un nuevo Daniele,

el joven sonriente que conocíamos, más maduro y más

cuidadoso ahora. Ya no era un niño, sino el padre responsable

de João Pedro y Ana Alice. Desde ahí en adelante, nuestra

vida ha cambiado y nuestro hijo Daniele es un maravilloso

tío para Alessio, y volvió a trabajar como guardia volun-

tario en la Municipalidad local. Siempre habla de sus niños

y muestra orgullosamente sus fotos cada vez que conoce

a alguien, como lo hacen todos los padres “normales”. Les

escribe bastante seguido y le contestan, y tienen inter-

cambio de dibujos, teniendo la esperanza de que pronto

estarán conectados por Skype, de modo de hablar directa-

mente y verse en la webcam. Nuevamente, nuestro hijo con

PWS nos sorprende. Encontró su camino solo y la perfecta

solución a sus problemas. Él no sabe las causas, pero se dio

cuenta de que nunca podrá tener hijos biológicos, de modo

que encontró el modo más fácil de tener su propia familia.

Su vida ha cambiado completamente y todo va destinado

a su familia internacional, de modo que está preocupado

de ahorrar o ganar el dinero que necesita para pagar las

cuotas anuales, les manda correos electrónicos o cartas para

organizarse y poder mandarles regalos o saludos para sus

cumpleaños o para Navidad. Estamos planeando ir a Brasil

con Daniele año por medio para ver cómo van creciendo

nuestros nietos, y creo sinceramente que esta es la mejor

terapia que le podemos ofrecer a nuestro hijo y a nosotros

con mi señora… una terapia de amor.

Daniele y sus hijos.

Largo tiempo atrás, una madre de Venezuela le consultó a mi

esposa Maurizia cuál era el secreto que tenía para criar a nuestro

hijo Daniele tan bien. Esta fue la respuesta:

Intuición

Sentido común

Confianza

Amor

Estimada Alicia:

Tú hablas sobre un secreto, que en realidad no existe, de modo

que no te lo puedo revelar.

Desde que Daniele nació, hace 39 años, cuando pocos doctores

conocían este síndrome en Italia, seguimos nuestra intuición o

instinto de padres. Por supuesto que tuvimos valiosos consejos

de doctores que nos dijeron qué dieta seguir y qué tipo de

ejercicios realizar, pero nos daban sugerencias generales sobre

una enfermedad sobre la cual no tenían experiencia directa.

Tomamos nota de todos los consejos que nos dieron pero al

final preferimos continuar también nuestro propio camino. Por

esta razón, luego de la

intuición

, agregamos nuestro

sentido

común

o buen juicio para ser usado en proporcionar la comida

y la educación para llegar a un correcto comportamiento dentro

de la familia y la sociedad que nos rodea. Tomamos la decisión

de no prohibir ninguna comida, pero sí darle a él la mitad de

la ración, castigándolo o premiándolo de acuerdo a cada situa-

ción. Luego le dimos plena

confianza

y Daniele sabe que debe

merecerla para mantenerla por siempre. Lo dejamos solo en la

casa por períodos cortos durante el día, donde no hay candados

y todo está abierto y disponible. A veces, le pedimos que nos

cocine el almuerzo o la cena, que es algo que le encanta hacer,

eligiendo y comprando ingredientes especiales de vez en

cuando, como lo hacen todos los cocineros, ¡aunque no tienen

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(4) 511-519]